El Met Breuer. Nueva York

Por Julia P. Herzberg (Nueva York)

El Metropolitan Museum of Art inauguró en marzo el Met Breuer en Madison Avenue y East 75 Street. 

El Met Breuer el 18 de marzo de 2016. Fotografía de la fachada, por Ed Lederman.

El Metropolitan Museum of Art, un museo sumamente prestigioso en una de las ciudades más multiculturales del mundo, inauguró en marzo el Met Breuer en Madison Avenue y East 75 Street. La prensa anunció la apertura para el 1 de marzo y, a partir de dicha fecha, hubo dos semanas de visitas exclusivas para los miembros del Met. La inauguración oficial al público fue el 18 de marzo y, esa noche, la Estatua de la Libertad se iluminó de rojo para consagrar el momento. Para millones de habitantes de Nueva York y de todo el mundo, el Met Breuer se convertirá, sin duda, en un lugar muy especial para visitar.

Como miembro de larga data del Met, compartiré mi opinión acerca de esas semanas tan emocionantes. El 1 de marzo, Thomas Campbell, el director del museo, le dio la bienvenida a la prensa y proclamó: “¡Este es un momento grandioso!”. Estas palabras manifestaron la emoción que se percibía. De hecho, la apertura del museo marca un nuevo momento en cuanto a tiempo y lugar. Campbell anunció que el objetivo era crear un nuevo y expansivo capítulo en los 145 años de historia del Met, mediante el enfoque en el arte moderno y contemporáneo de los siglos XX y XXI dentro de los contextos históricos del arte mundial. También habló de la importancia de las renovaciones del edificio modernista, un proyecto específico para contener al Whitney Museum of American Art, encargado a Marcel Breuer y construido en 1966. A partir de este momento, el icónico hito de granito cuyo nombre es un homenaje a su arquitecto presentará obras performáticas, eventos especiales, películas, danzas e iniciativas educativas en un espacio íntimo que promueve nuevas maneras de entender cómo el pasado y el presente se interrelacionan.

Sheena Wagstaff, la directora del Departamento de Arte Moderno y Contemporáneo del museo, trabajó varios años junto a diez curadores del Met para preparar la inauguración. Durante los próximos ocho años, como mínimo, el Met Breuer presentará una serie de exhibiciones temporales, temáticas y monográficas.

Las dos exhibiciones inaugurales, Unfinished: Thoughts Left Visible y Nasreen Mohamedi presentan arte moderno, histórico y contemporáneo. Relation: A Performance Residency by Vijay Iyer consiste en una serie de ejecuciones y piezas musicales continuas en la Lobby Gallery por músico y compositor Vijay Iyer. Ganador de MacArthur Fellow y profesor de Harvard, Iyer es el artista residente del Met del 2015-2016. Unfinished: Thoughts Left Visible presenta 190 obras que datan desde el Renacimiento hasta la actualidad. Es un proyecto curatorial e interdepartamental que propone una variedad de conceptos acerca de las obras de arte incompletas o inconclusas.

Nasreen Mohamedi, en el segundo piso, fue organizada por el Museo Reina Sofía de Madrid y el Met, en colaboración con el Kiran Nadar Museum of Art de Nueva Delhi. Es la primera retrospectiva en los Estados Unidos de la artista india—una de las artistas más importantes de su generación en la India posindependencia debido a su singular manera de abordar la abstracción.

Mohamedi nació en Mumbai (antiguamente, Bombay) en 1937, estudió en Londres en la St. Martins School (1954-1957), y pasó un tiempo en Baréin antes de volver a Bombay en 1959, donde se incorporó al Bhulabhai Desai Memorial Institute, a fin de trabajar junto a los maestros de la pintura como M. F. Husain y V. S. Gaitonde. Entre 1961 y 1963, estudió grabado en París y, en 1972, se instaló en Baroda, un pueblo del noroeste de India donde enseñó hasta 1988. Murió en 1990 de un trastorno neurológico.

La extraordinaria producción de Mohamedi incluye dibujos sobre papel, algunas pinturas y collages, fotografías, diarios y cuadernos. Prefería el dibujo a la pintura y sus primeros trabajos en ambos medios revelan sus abstracciones en base a la naturaleza. Tal cual lo indican las agrupaciones de sus obras, que en su mayoría no tienen título, firma ni fecha, durante los 60 adoptó formas de abstracción geométrica lineal. Creó complejos diseños lineares sobre papel, en lápiz, tinta, y acuarela. Estas obras son notables por el grosor variable de las líneas, las gradaciones de tonos y los ángulos extremos, que sugieren movimiento y profundidad en superficies planas. Roobina Karode, una estudiante de Mohamedi y curadora del Kiran Nadar Museum, ofreció un recorrido en el que contó que Mohamedi les decía a sus estudiantes que se saquen un cabello y lo dibujen.

Gran parte de la obra de Mohamedi consiste en composiciones minimalistas. Sus formas posteriores, reducidas y similares a cuadrículas, se distinguen por sus líneas delicadas y finas. En su trabajo a contracorriente del modo dominante de figuración, sus fuentes de inspiración fueron pintores abstractos como Paul Klee, Malevich, M. F. Husain y V. S. Gaitonde, la arquitectura moderna y la antigua, la caligrafía, y la poesía y música de la India. La atrajo también el sufismo y el budismo zen.

Mohamedi comenzó a tomar fotografías en su hogar familiar en Baréin, donde su padre y sus hermanos tenían un negocio de electrónica que vendía, entre otras cosas, equipamiento fotográfico de los 60. Sus fotografías en blanco y negro, que no se tomaron para ser mostradas públicamente ni se exhibieron hasta después de su muerte, reflejan la soledad y la paz que ella encontraba en las ciudades desérticas de Baréin y Rajastán, y en otros lugares que visitó. Captó estructuras geométricas de torres de agua en desuso, la extensión del desierto, señales de tránsito, telares y de postes telegráficos. Durante sus visitas a la casa de su familia en la playa de Kihim, no muy lejos de Bombay, Mohamedi captó las formas, sombras y texturas de las líneas sinuosas de la arena y las ondulaciones del agua. Para alcanzar imágenes abstractas más intensas, solía inclinar la cámara a fin de lograr perspectivas sesgadas.

Sus diarios y cuadernos funcionaban como un espacio donde trabajar y pensar y también registrar sus observaciones y sentimientos. Después de escribir con un rotulador en hojas rayadas, cubría muchas de las líneas con aguadas de tinta mientras dejaba otras visibles. Uno de los muchos ejemplos es A DAY OF THINKING BEGINS [COMIENZA UN DÍA DE PENSAMIENTOS]. Los diarios, que nunca se mostraron durante su vida, son una poesía visual preciosa. Yo los vi por primera vez en documenta 2007, donde estaban instalados al lado de obras de Agnes Martin.

Esta excepcional exhibición ofrece una nueva forma de introducirse en los desarrollos del modernismo en todo el mundo, que nos acerca a concepciones menos conocidas de la gente, del tiempo y de las culturas. Reestablece lo que ya aprendimos: los centros y periferias están en constante cambio y evolución.

Unfinished: Thoughts Left Visible consiste en una extensa exhibición académica en el tercer y cuarto piso. Los textos de pared guían al lector a través de una serie de preguntas acerca de los estados de una obra de arte incompleta o inacabada. Un cuestionamiento clave de la muestra es: ¿cuándo una obra de arte está completa?

Los artistas se agrupan en subtextos. Por ejemplo, en sus tiempos, se consideraban las obras de Leonardo, Miguel Ángel y Tiziano Vecellio desde la perspectiva de non finito o “no terminadas”, una estética definida por su fluidez e inestabilidad. Las definiciones del término ofrecidas por Rubens, Velázquez y Rembrandt variaban, pero se cree que Rembrandt decía que “una obra está terminada si se alcanzaron las intenciones del creador”. Se puede aplicar esta definición, abierta a varias interpretaciones, a muchos artistas de retratos. En Retrato de Marian de Silva y Sarmiento, Duquesa de Huescar (1740-1784), Anton Raphael Mengs dejó a propósito el rostro en blanco. El pintor y la modelo (1914) de Pablo Picasso es una obra en proceso. O, como cuestiona el texto que la acompaña: ¿podría haber sido un trabajo deliberadamente irresuelto? James Hunter Black Draftee [James Hunter, recluta negro](1965) de Alice Neel presenta otro dilema. El modelo nunca volvió después de la primera sesión porque fue reclutado para la guerra de Vietnam. Neel declaró la pintura como completa firmándola en el dorso.

Respecto a Boatmen among the Reeds (c. 1865) [Botes en el cañaveral] de Camille Corot, los críticos resolvieron que, dado que nada estaba terminado, sería mejor no mirarla muy de cerca. An Unfinished Conversation [Una conversación inconclusa] de Cezanne explora la cuestión del valor. Muchas de las pinturas de Cezanne no estaban terminadas cuando se presentaron en su exhibición memorial, pero se consideraron dichas obras dignas de estudio y adquisición. Artistas tan diversos como Picasso y Luc Tuymans se mostraron intrigados por las preguntas que presentan las obras incompletas.

Las obras que se encuentran en el cuarto piso muestran los distintos giros que tomaron las definiciones de lo incompleto o inconcluso en los siglos XX y XXI, de acuerdo al artista, lugar y período. Giacomette nunca consideró sus retratos terminados. Barnett Newman tampoco. Sin título (2009) de James Kerry Marshall presenta un autorretrato sin terminar en forma de una especie de composición dividida para pintar de acuerdo a los números y le deja al espectador el trabajo de completar la imagen. Elizabeth Payton pintó Napoleon (After Louis David, Le General Bonaparte vers 1797) en el 2015 a partir del retrato no terminado de Napoleón de fines del siglo XIIX y declaró que su pintura sí estaba terminada.

Untitled (Portrait of Ross in L.A.) [Sin título (Retrato de Ross en Los Ángeles)] (1991) de Felix González-Torres enfrenta a la decadencia como lo indica en Decay, Dwindle, Decline. La pila de golosinas del rincón funciona a modo de retrato no convencional de la pareja del artista, quien murió ese año. A medida que los espectadores toman los caramelos, la pila desaparece lentamente hasta que los vuelven a reponer. La obra está siempre en proceso.

B30 Box Bólide 17 (1965-66) de Helio Oiticica, variación de Box Bólide 1 (poem box) se planteó como “situaciones por vivir”, ninguna de las cuales estaba completada. El artista metió varios elementos en cajas que los espectadores estaban invitados a tocar para crear una relación interactiva con la obra. Bicho/Pan-Cubism Pq (Version II) (1960-63) de Lygia Clark, que consiste en una escultura con partes articuladas y movibles, estaba destinada a ser plegada por el espectador que entonces terminaría la obra.

Al igual que el Met en la Quinta Avenida, el Met Breuer sin duda se convertirá en algo que no se puede dejar de ver. Los nuevos focos en el arte moderno y contemporáneo de los siglos XX y XXI prevalecerán porque el arte, a nivel mundial, importa.