Miguel Trelles

Entrevista con el pintor

Por Caputo, Amalia
Miguel Trelles

AC: ¿Dónde encuentra inspiración para su trabajo?

MT: Encuentro inspiración en la vida, en escenas que consigno a la memoria -sin importar qué tan vagas o imprecisas puedan ser- o imágenes que consigo esbozar como retratos de un lugar o de una persona. Ahora mismo estoy buceando en mi memoria para evocar imágenes de mi infancia. Generalmente también me llega inspiración adicional bajo la forma de recortes de periódicos que me ayudan a recrear la cualidad cinemática que me gusta inyectarle al clima de mi obra.

Para las series especí­ficas, como por ejemplo ChinoLatino, recurro en gran medida a referencias procedentes de la historia del arte; poseo una pequeña biblioteca llena de libros con reproducciones de pinturas chinas que me gusta consultar cuando trabajo en este tipo de series.

AC: ¿Puede nombrar algún artista contemporáneo cuya obra admire, o que crea que ha tenido alguna influencia sobre su propia obra?

MT: Siendo estudiante, siempre me sentí­ atraí­do por una pieza; su autora era Lee Bontecou. Y esa pieza, una escultura que colgaba de la pared, ha permanecido siempre en mi memoria. Recientemente asistí­ a una retrospectiva de la señora Bontecou y debo decir que no sólo la admiro desde el punto de vista artí­stico sino que también me impresionó mucho su decisión de alejarse del mundo del arte en el apogeo de su fama, a fines de la década de 1960 y principios de la de 1970. Parece ser una artista honesta y genuina, y yo respeto eso.

AC: Para su muestra Chino Latino parece haberse inspirado en la tradición paisajista china, pero su paleta es extremadamente colorida y parece tener más relación con el sentido tropical del color. ¿Puede explayarse sobre su relación personal con la tradición china y con su herencia latinoamericana?

MT: Chino Latino es la primera etapa de una fusión entre la expresión caracterí­stica del paisajismo de la Escuela Ortodoxa de Dong Qichang y el paisaje tropical del Caribe, replanteada conceptualmente y reformulada en un estilo chino.

En el paisajismo tradicional del Caribe ?especí­ficamente, en el de Puerto Rico, la República Dominicana y Cuba? el paisaje se representa de acuerdo con un código; consiste en pintar una pequeña cabaña acompañada por un solitario flamboyán o una palmera así­ como por un arroyo, todo ello flanqueado por tierras de cultivo o con un fondo de montañas.

En esta primera etapa de fusión, sustituí­ todos los elementos de esa fórmula por una versión aún más regimentada: la del paisajismo dinástico chino. A esta estructura le infundí­ un toque tropical a través del color, al que he saturado más allá de lo natural, pero cuya tonalidad aún guarda relación con lo tropical.

La evolución de mi relación personal con la tradición china se inició con las historias de sobremesa que narraba mi padre acerca del Barrio Chino de La Habana. Esa vecindad habí­a causado una honda impresión en mi padre siendo él un niño y logró transmitirme algo de la fascinación que experimentaba ante la realidad tan diferente que observaba cuando pasaba por allí­. Esa fue una semilla implantada profundamente que no creció, sin embargo, hasta mi época de estudiante universitario, cuando China, su filosofí­a formal y su tradición de pintura paisajista me fueron presentadas formalmente. De una reacción inicial de rechazo y desagrado, mi apreciación del arte chino siguió evolucionando hasta convertirse en una fascinación que me ha llevado a asimilarlo en crudo como un lenguaje visual por medio del cual puedo describir mi propia experiencia caribeña.

AC: En sus pinturas El Prado o Descent to Heaven, entre otras, retrata escenas cotidianas de la vida contemporánea. Tituló una muestra Siglo XXI: delirio lí­quido; pareciera que quisiese hacer una declaración acerca de las pequeñas escenas de nuestra sociedad que describe. Sus paisajes, por otra parte, describen un mundo imaginario. ¿Puede explicarnos de qué manera enfoca estos temas?

MT: Mi enfoque de estos temas, nuestra sociedad y el mundo imaginario, está condicionado por mi creencia en la cultura como un solvente en el que naturaleza y sociedad se reformulan, se transforman, se vuelven irreconocibles y resurgen como naturaleza y sociedad tal como las aceptamos. Mis pinturas acerca de la sociedad son una celebración de la experiencia no mediática (en el sentido de los medios de comunicación). Por lo tanto, el propósito de las pequeñas escenas de El Prado y Descent to Heaven es poner el mayor énfasis en lo simple y lo corriente, ya que lo simple y lo corriente son los principales componentes de cualquier vida, por más extraordinaria que ésta sea (contrariamente a lo que ocurre en la ficción mediática, que postula que sólo las personas, acontecimientos y lugares extraordinarios son dignos de ser observados).

Para imponer esta convicción, me apropio de imágenes de los medios tales como fotografí­as de periódicos, fotografí­as de escenas de filmes, etcétera, y subvierto la banalidad de sus representaciones extraordinarias con lo que serí­a, en palabras de Kooning, el melodrama de la vulgaridad que busco infundirles. La naturaleza es la base de la vida. Y sin embargo, la sociedad, la cultura, la están destruyendo a pasos agigantados e inexorablemente. Esto significa que ambas representaciones se informan y reforman mutuamente en un esfuerzo por homogeneizar a la sociedad y la naturaleza antes de que la brecha entre ambas nos haga retroceder a todos.

AC: Se ha dicho que en la actualidad la pintura es esencialmente conceptual. ¿Está de acuerdo con esta opinión?

MT: Mi comentario serí­a que es tal vez demasiado conceptual. A veces me pregunto si el énfasis en la naturaleza conceptual de la pintura no será un artificio para ocultar nuestra ineptitud en relación con el arte de pintar. El hecho de que una pintura esté cargada de ideas no debe necesariamente condenar a esa obra a una ejecución deficiente. Desafortunadamente, bajo la naturaleza conceptual de la pintura contemporánea también subyace una siempre creciente veta de mediocridad: un estilo panfletista, filosofí­as vagas, sin claridad, etcétera.

Personalmente, a veces se siente como ir a contrapelo, porque la pintura demanda tanto tiempo y nos vemos confrontados con este panorama de un flujo rápido e ininterrumpido de información.

AC: ¿Puede explicarnos cuáles son sus futuros proyectos artí­sticos?

MT: La próxima fase de mi proyecto ChinoLatino involucrará una correspondencia mutua más especí­fica entre mis pinturas y algunos sitios especí­ficos en las Antillas, manteniendo un facsí­mil del estilo chino de pincelada como el principal elemento constructivo, y volviendo a la naturaleza más monocromática del paisajismo chino dinástico.