GUILLERMO PACHECO

México

Por Pech-Casanova, Jorge
México
GUILLERMO PACHECO
Nacido en el norte mexicano, tierra de aridez y bonanza industrial, Pacheco reside durante buena parte de cada año en el sur de México, tierra fértil empobrecida por su agricultura en decadencia. Acaso por esta peculiaridad de su experiencia, el paisaje, desplegado en dinámica constructivista, ocupa con preponderancia sus lienzos. Los colores tumultuosos del trópico y los frugales del yermo se transforman en zonas cromáticas de atractiva templanza. En ese ámbito, los rostros, las figuras humanas y animales inscritas en el paisaje adquieren una dimensión simbólica fundamental. Su tamaño, con respecto al de la vegetación y los fenómenos climáticos representados, no deja lugar a dudas de que el ánima mundi, antes que la mera materialidad de los cuerpos, es invocada por el pintor. El dramatismo de este procedimiento se refuerza con el añadido a la tela de cartas y documentos manuscritos del siglo XIX, y aun del XVIII; al recurrir a esos testimonios centenarios, Pacheco no cesa de aludir al continuum temporal con que la presencia humana efí­mera pero inagotable marca ámbitos en que la caducidad no impone su dominio. Más aún, la cuidadosa caligrafí­a de esos papeles se suma a la gestualidad apasionada del pintor; con ello, se establece un juego de correspondencias inesperadas entre la mesura del trazo escritural y el brí­o de la pincelada incisiva, que de alguna manera se constituyen en emblema del oficio de Pacheco, Festina lente: apresúrate despacio. Su exposición más reciente, en la galerí­a Caldwell-Snyder de San Francisco, California, en 2004, confirmó esa voluntad estilí­stica, que ahora lo hace concentrarse en la técnica del fresco para la elaboración de un mural en España, próximamente.