Luis González

Del Interior al Exterior

Por Pérez Ruiz, José Antonio
Luis González
  La galerí­a Biaggi-Faure presenta una selección de obras recientes de Luis González. Ha titulado la muestra "Del interior al exterior". Dichos lienzos son cónsonos con su trayectoria artí­stica. Se aprecian en ellos trazos de gran fortaleza, cuyos desplazamientos originan vibraciones ópticas destinadas a mantener la mirada al acecho de cuanto puede haber tras las malezas ambientadoras de sus trabajos. A mi juicio, su quehacer posee capacidades activadoras de esos remanentes que todos guardamos en la intimidad. La colección mostrada confiere al contemplador facultades para identificar en cada pieza recuerdos indelebles.
Notamos en los cuadros de Luis las formas en que ha podido asimilar legados provenientes de corrientes diversas, que lo han llevado a originar un lenguaje pictórico propio. Las energí­as extraí­das del expresionismo le han servido para capturar sentimientos en los cuales forma y color asumen un protagonismo cuya acción se eleva hacia niveles imaginativos. De ahí­ que las reacciones de cada observador sean tan diversas que cada cual llevará en la mente versiones especulativas en torno a cada pieza. Nos enfrenta a una vegetación carnosa, exuberante y a veces obesa, donde capta las humedades que sirven de nutrientes a esa flora. Probablemente su facultad de captar agentes intangibles que se ciernen en torno a los entes da a las representaciones de González ese toque explosivo que hace detonar en la retina. Un aspecto a señalar en su obra es que son composiciones que detectan espesas capas cromáticas; no obstante, el artista origina veladuras poco comunes en concepciones donde se emplea gran cantidad de pastas matéricas. Semejante logro confiere a sus realizaciones atractivos especiales. Resulta así­ porque suscita un fenómeno que el contemplador capta inadvertidamente. De esa manera, establece puntos de atracción que no son accesibles a todos.
La preocupación ecológica es patente en la producción de Luis. En sus telas, la conciencia conservacionista del entorno adquiere dimensiones borinqueñas. Estas piezas cobran aún más significación cuando nos topamos con ese urbanismo invasivo cuyos gestores han arrebatado a la flora la presencia que otrora tení­a. La han condenado a un ostracismo cuyo resultado ha sido la reducción del bosque al tiesto y la jardinera. Ha sido ése el recurso empleado por algunos para secuestrar la belleza con la intención de utilizarla en provecho propio. Otros han realizado acciones similares para mantener las esperanzas de salvar especies con la intención de reforestar cuando llegue el momento apropiado. Ante semejante situación, el artista moviliza sus facultades para hacer constar su protesta. Da curso a la misma utilizando los instrumentos provistos por su talento. Traduce sentimientos propios y ajenos a través de un discurso artí­stico que en su caso resulta elocuente.
Un elemento consistente en sus lienzos es el empleo de modos heredados del "action painting". Esas técnicas le sirven para desatar intensidades ópticas, pues esos usos artí­sticos poseen la capacidad de transformarse en mensajes expresamente dirigidos a los centros vitales donde radica la sensibilidad. Son misivas dirigidas a la conciencia, porque al presentar las riquezas estéticas del reino vegetal nos hacen meditar acerca de cuánto perdemos con los impulsos depredadores de quienes se escudan en un alegado "progreso" para masacrar el paisaje.
Sus acercamientos a la floresta suscitan sensaciones táctiles que permiten sentir las maravillas cotidianas a las cuales a veces no les prestamos atención, de tanto convivir con ellas. Tal la atención prestada a los brotes silvestres con sus flores exóticas, a veces tan abundantes que pasan desapercibidas a los ojos que no pueden valorarlas. Sucede con ellas algo muy parecido a lo que sucede con el oxí­geno: reconocemos su importancia cuando nos vemos privados de él. En los trabajos de Luis, la utilización del color va dirigida a hacer que el contemplador perciba los puntos más profundos de la maleza, al dar a los rincones más lejanos toques obscuros cuyas intensidades verdosas son evidentes. En ese sentido, acude a los preceptos teóricos de los impresionistas, que postulaban que toda sombra es influenciada por el tono de la materia que la provoca. Un asunto que no podemos obviar es la presencia de casas diminutas grabadas en medio de las plantas. Ellas recuerdan las primeras composiciones y a la vez le sirven de sello alterno a la firma para particularizar sus creaciones.