Ana Quirós

El Arte y la Conservación de la Naturaleza

Por Ponce, Juan Bernal
Ana Quirós
  Costa Rica. La sabidurí­a de este pueblo hizo que este santuario de la diversidad biológica planetaria se preservara mediante un simple argumento: la creación de innumerables Parques Nacionales donde está prohibido atentar contra los descomunales árboles y tenues orquí­deas. Allí­, pájaros de variopinto plumaje, monos trepadores, reptiles sigilosos y aterrorizantes saurios viven a salvo del depredador humano.
No es una casualidad que en ese paraí­so también surjan artistas de la talla de Jiménez de Heredia y Francisco Zúñiga, gracias a un gran impulso a las expresiones culturales y artí­sticas, y que tras ellos transite una pléyade de importantes creadores que se inspiran en el paisaje feérico que los rodea. Uno de ellos es Ana Quirós.
En sus acuarelas los meandros escondidos de las grandes arterias acuáticas establecen sombras y reflejos donde la presencia humana está afirmada por una barca o unas casas inmersas en la espesura. Allí­ los colores se desenvuelven sin la tutela de la descripción, sino que se extreman en sus tonalidades a veces muy cerca del grito cromático. El paisaje se reconstruye, ora el cielo desaparece, ora todo es agua y reflejos.
Pero Ana Quirós está muy lejos de ser una artista localista. La lección fundamental del entorno la lleva a apreciar otros ámbitos muy diversos al bosque húmedo. Las altas cumbres frí­as, los paredones graní­ticos de las latitudes boreales, el ventisquero bajo los desgarrados telones del aguacero montañero infunden una religiosidad que bordea lo mí­stico. Entrega láminas como "Yosemite" y "Sentinel" donde, al igual que en la Sinfoní­a Pastoral, planea la placidez despejada y lavada luego de la tormenta.
De pronto pasa de los grandes espacios a la minucia de las flores y las hojas. En la larga contemplación í­ntima, pinta bajo el encantamiento de cierta luz cálida o del rayo intempestivo que hace traslúcidos los colores y texturas de los pétalos y las hojas, todo envuelto en una batalla de luces y sombras; cerca, pero tan cerca de lo abstracto. "Hot Tropic" y "Bouganville Shapes" ilustran esta temática. Entre todos estos temas prefiero "Sunflowers Abstract", por la misteriosa indeterminación entre la figura y el fondo. La inversión de los valores propone un problema insoluble, que por serlo sigue encantando, preocupando a la retina, desafiando los hábitos inveterados de la percepción cotidiana, haciendo que el cuadro jamás pierda atractivo.
Todo esto configura lo medular de la producción de Ana Quirós. Alrededor de este meollo estilí­stico aparecen diversas lí­neas de exploración donde la artista conjuga la figura humana como sí­mbolo de la danza, el movimiento ?"Drumbeat"? y el arduo trabajo de las plantaciones tropicales ?"Nature's Reward"-. Aparecen de pronto ambiciosas composiciones ?"The Indomitable Spirit"? en las que emplea eficazmente los sí­mbolos y emblemas del poder con indudable intención celebratoria. El paso de la atmósfera serena de los bosques y montañas a la representación de la bandera de las barras y estrellas y el águila en actitud heroica y desafiante es un verdadero tour de force en una artista proveniente del pací­fico paí­s que desconoce las penosas experiencias de la guerra, del terrorismo y del militarismo.
En toda su obra, Ana Quirós logra hacer de la acuarela un medio de impactante y denso contenido cromático, sin perder las infinitas gradaciones de la transparencia, densifica y opaca a su gusto, define siempre el equilibrio por medio de las gradaciones del color.
Su depurada técnica le permite fundir eficientemente los acordes cálidos y los frí­os. Con ese contrapunto logra una alta tensión aní­mica, cierta atmósfera a la vez acariciante y febril. Por medio de esos recursos esta consumada artista transmite simultáneamente las fuerzas vitales de la biosfera universal y su profundo eco en el alma del ser humano.