Diego Jacobson

El Fenómeno Jacobson - Lenguaje de una abstracción intimista – informal

Por Peralta Aguero, Abil
Diego Jacobson

"El arte llama al espí­ritu y no a los ojos. Las sociedades primitivas siempre lo han contemplado desde esa perspectiva, y no se equivocan. El arte es un lenguaje, un instrumento de conocimiento y un instrumento de comunicación". Jean Dubuffet

Después de la Segunda Guerra Mundial, Dios habló al mundo sobre los tormentos escatológicos del drama de esa azarosa tragedia a través del arte, básicamente a través de la poesí­a, del teatro; pero como escritura testimonial habló por medio de la pintura, del arte abstracto: era la palabra, el verbo, la conciencia testimonial del hombre al servicio de la humanidad. No era para contar, era para ver el sentimiento, sentir el silencio, la angustia, la poesí­a, las palabras del espí­ritu y el ser. Y la forma, entonces tení­a que ser el todo y la nada, conjugados como escritura, caligrafí­a y entidad que el ojo individual y colectivo debí­an ver y sentir como un acto de supremací­a del sentimiento creador.
La abstracción en Diego Jacobson forma parte del tejido histórico, filosófico y estético-conceptual de esa tradición, con la variante de que en él, el mismo impulso primitivo que energizó las manos y el aura creadora de los abstractos revela señales de una corriente chamaní­stico-ritual de fuerte ví­nculo relacional con la experiencia creadora de Jackson Pollock, no con el arte y técnica de Pollock, si no con la ritualidad y administración de sus impulsos interiores. Estamos ante un verdadero ecléctico de la abstracción, en el que la dialéctica del continuum dicta las variaciones sintácticas en que actúan las lí­neas de comunicación artí­stica de su pintura con el espectador sensible que explora lo desconocido como extensión del yo creador y del yo espectador ante la obra de arte.
Cuando se entra en contacto con la pintura de Jacobson, el espectador advierte que en la agitación apasionada de su colorí­stica, el gesto predomina como preocupación estética y como fenómeno espiritual emocional. Se percibe y se siente que el autor salta las barreras de la causalidad y de lo consciente haciendo más aguda la percepción de intimismo y espiritualidad que, traducida en energí­a cósmico-vital, alcanza niveles de suceso plástico en su obra.
Si bien la base lingüí­stica de la estructura filológico-visual de su arte es no figurativa, la misma acción del accidente, la mancha y el gesto contribuyen a que desde la tela emerjan expresiones figurales que inducen al espectador a ver y asociar su ejercicio visual con elementos zooformos y antropoformos de una mí­tica relación ancestral, lo mismo que formaciones directamente vinculadas a su preocupación por el destino de la naturaleza, que es lo mismo que decir preocupación por la memoria de la tierra.
Esa atmósfera cromática de brillante expresión que norma sus pinturas es, a pesar de su vitalidad, una renunciación del ego, una dación desbordada de su yo interior, procreando una relación de equilibrio entre la razón y la conciencia, para darnos como resultante comunicacional un mensaje mandálico, hermético y sabio, pero ante todo sincero sobre sus preocupaciones reales sobre el destino del espí­ritu y el ser que norma los dí­as de nuestra transitoria presencia en la tierra.
Diego Jacobson aspira a alcanzar con la energí­a relacional de sus pinturas abstractas el fondo supradimensional y trans-óptico de las cosas, revelar ese mundo secreto que el artista sostiene en su interior y que expone en sus telas como un acto de creatividad y suprema libertad emocional y espiritual.
Al involucrase el espectador en una lectura profunda de sus pinturas, siente una especie de estremecimiento reflexivo; una conmoción telúrica que nos dice que su autor identifica el arte con la vida y con su conciencia personal, apoyado en una consideración poético-metafórica del arte. Un fenómeno plástico que hace de sus obras un espacio agitado por vibraciones atmosféricas y signos de una poderosa cualidad tí­mbrica.
Al contemplar la obra abstracta de Diego Jacobson evidenciamos que en la exposición telúrica y gestual de sus trazos prevalece la verdad sensible sobre la verdad intelectual, valorando ante el espectador los significados de orden psí­quico y espiritual, a partir de los cuales manifiesta una potenciación de sus estados emocionales, en tanto creador y artista que explora las posibilidades expresivas de un lenguaje no analí­tico que se sustenta en la magia, la fantasí­a y el misterio que le proporcionan su imaginación, sensibilidad y el cuerpo de una filosofí­a de la visualización plástica que tiene como centro hegemónico la conciencia misma de la humanidad.

Fragmento del ensayo titulado "El universo de Diego Jacobson: entre la abstracción profunda y la figuración primitiva informal".

Diego Jacobson, artista norteamericano de origen argentino, nació en Buenos Aires en 1964 y a los dos años de edad se estableció con su familia en Nueva York Presentó su obra en forma individual en numerosas exposiciones y participó en exposiciones colectivas en galerí­as de arte y museos de Estados Unidos, España, Francia, Asia, América Latina y el Caribe. En la ultima década, sus obras han sido ampliamente difundidas en medios de gran prestigio y proyección internacional. En 2002, fue distinguido con un Premio Especial por la Asociación Puertorriqueña de la Unesco, en ocasión del trigésimo aniversario de esa institución. Las obras de este artista están representadas en importantes colecciones de los Estados Unidos, Latinoamérica y Europa.