CARACAS – CARMEN ARAUJO ARTE: DOS GALERÍAS Y UNA VISIÓN CLARA

Carmen Araujo, directora de la galería Carmen Araujo Arte, nos cuenta sobre su experiencia en Venezuela

CARACAS – CARMEN ARAUJO ARTE: DOS GALERÍAS Y UNA VISIÓN CLARA

Además, responde algunas preguntas elaboradas junto al curador Max Hernández Calvo (Lima)

 

¿Cómo decides tener una galería?

Creo el hecho de tener una galería no fue un proyecto del todo planificado, trabajé en la Galería de Arte Nacional de Venezuela durante diez años, y por diferencias política decidí en el año 2004 dejar de hacerlo; tras dos años de trabajar de manera independiente decidí con un amigo abrir un espacio para exhibir arte contemporáneo que llamamos La Carnería y que inauguramos en octubre del 2006. Fue La Carnicería el inicio de todo, fue allí que me di cuenta que el espacio de la galería era el ideal para seguir trabajando de cerca con los artistas y que era eso lo que quería hacer como carrera. La Carnicería cerró a finales del 2009, y en el 2010 se abrió Carmen Araujo Arte.

 

Al iniciarte como galerista, ¿qué idea tenías del mercado del arte?

Creo que cuando uno se inicia en el camino del galerismo no tiene una idea clara del mercado del arte. De hecho, pienso que particularmente en esa materia uno no deja de aprender día a día, el “mercado del arte” es un campo que cambia constantemente debido a múltiples factores, algunos relacionados a intereses estéticos y del “gusto”, otros de carácter contextual y geográfico. Justamente, porque está modificándose permanentemente, el “mercado del arte” te exige flexibilidad y apertura, estar dispuesto a arriesgar y ensayar.

 

¿En qué medida esa idea inicial cambió frente a la realidad del día a día de la galería y a lo largo de los años?

Si tenemos presente que mi Galería ha realizado toda su gestión a lo largo de los complicados años del chavismo venezolano, pienso que en relación al “mercado del arte” el mayor reto al que hemos tenido que enfrentarnos ha sido la necesidad de revisar constantemente las dinámicas de trabajo, exhibición y proyección de la Galería, es decir, hemos tenido que buscar modos de conseguir un equilibrio que nos permitiera, por una parte, buscar las vías de promover, mantener e incentivar el coleccionismo local, entendiendo la vital importancia que este tiene para la galería, y por la otra, asumir el enorme esfuerzo que representa salir al exterior (internacionalizarnos) con la idea de generar vínculos con coleccionistas, instituciones y curadores de otros países y contextos. Este trabajo ha sido complejo pero muy gratificante, en el tiempo que tiene de fundada la Galería hemos hecho esta labor a través de las ferias de arte y de distintas alianzas que hemos establecido con espacios y galerías de otros países.

 

¿Qué hito destacarías en tu experiencia como galerista?

Creo que lo más importante que puedo destacar como galerista, y en el trabajo de la Galería en estos años (entendiéndome como pequeña empresaria venezolana), es el de haber logrado encontrar y formar parte de un equipo de trabajo que decidió mantenerse y trabajar en Venezuela porque, pese a las complejidades que diariamente vivimos, confía en que estamos haciendo o batallando el único país que nos pertenece. Y es así como desde la Galería, y como equipo, hemos decidido generar un “proyecto cultural” que se dedica a pensar y difundir la imagen visual venezolana y latinoamericana. 

 

         

¿Qué criterios definen tu programa como galería? Qué artistas representas,  qué tipo de arte difundes, qué clase de exposiciones organizas, y cuáles son los eventos en los que participas?

Actualmente la Galería posee dos espacios expositivos en la ciudad.

El primero ubicado en la Hacienda La Trinidad, está destinado a realizar un programa expositivo que se dedica a investigar, exhibir y difundir el “arte contemporáneo” venezolano y latinoamericano de la mano del grupo de artistas que la Galería representa y de algunos artistas invitados. Los artistas que representamos podemos ubicarlos fundamentalmente en tres vertientes: aquellos cuyas temáticas y propuestas son “políticas” y asumen la obra desde una perspectiva contextual, aquellos que trabajan de diversas maneras la herencia geométrica y abstracta del arte moderna desde unas determinantes latinoamericanas y aquellos que abordan el paisaje desde la mirada renovada, reflexiva y crítica de nuestro tiempo. 

El segundo, recién inaugurado el año pasado, ubicado en Las Mercedes, está destinado a presentar y difundir obras fotográficas que aborden el problema latinoamericano. En este segundo espacio nos hemos propuesto dar a conocer tanto la fotografía contemporánea, que se está haciendo en estos momentos, como importantes obras del siglo pasado que son en muchos casos desconocidas.

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De cara a esta coyuntura de cuarentena global, ¿qué estas haciendo para mantener el ánimo, la actividad de difusión, la actividad comercial?

Al iniciarse la cuarentena, el trabajo de la galería migró y se re-estructuró para que cada participante del equipo pudiera trabajar desde el lugar de vivienda. Desde allí, hemos generados nuevos planes y proyectos de trabajo, buscando la manera de mantener activa la Galería. Para ello hemos intentado sacarle el mayor provecho posible a los distintos formatos digitales que están a la disposición de todos, tales como el Instagram, el Facebook, todo ello con la idea de continuar difundiendo nuestros contenidos. Este es un trabajo interesante porque te obliga a repensar las formas cómo “muestras” las obras y a los artistas. El e-mail se ha convertido también en un medio importante para trabajar con contenido más especializados.

Paralelo a esto, hemos aprovechado las alianzas que se nos han propuesto para aprovechas algunas plataformas dedicadas a la difusión y comercialización del arte, tal como Artsy. Igualmente, ha sido importante el espacio que nos han brindado las Revistas y Ferias de Arte que han tenido igualmente que migrar sus contenidos al ámbito digital.

 

¿Qué cambios puede generar esta crisis en el funcionamiento de la escena artística?

Pienso que el gran aprendizaje de esta experiencia será enseñarnos las “virtudes” de los formatos digitales obligándonos a mantenerlos activos, una labor que muchas veces se descuida por la enorme cantidad de trabajo que representa cotidianamente. Igualmente, pienso que aprenderemos a flexibilizar nuestros esquemas y nuestras metodologías, aprenderemos a estar dispuestos a experimentar nuevas formas de difundir y exponer nuestros contenidos.