Rosario López

Casas Riegner. Bogota

Por Halim Badawi | noviembre 07, 2010

Entre el 12 de agosto y el 2 de octubre de 2010, la Galería Casas Riegner de Bogotá acoge la exposición “Rosario López: lo informe y el límite”, en donde la artista colombiana presenta su más reciente producción. López regresa a la galería después de haber presentado, en 2005, su obra Abismo, resultado de un proyecto de investigación creación apoyado por la Universidad Nacional de Colombia. En 2007, esta obra sería incluida en la Bienal de Venecia.

Maqueta de poliedros, 2010. Gesso, dimensions variable/Yeso, dimensiones variables. Courtesy/Cortesía Casas Riegner Gallery / Photo/Foto: Oscar Monsalve.

En esta ocasión, la artista expone varias fotografías e instalaciones en una muestra planteada como un espacio de conver- sación entre el espectador y las obras, en donde el visitante construye el sentido de los vacíos. A la investigación sobre la idea de frontera y sus implicaciones sobre el territorio, se suma la intención, palpable en algunas fotografías, de desmenuzar la idea de dibujo, de darle cierta propiedad, persiguiéndolo y encontrándolo en las formas que existen en la naturaleza. Por su parte, las maquetas aluden al juego de escalas, proceso implícito en una gran parte de las formas de creación artística. Existe un descubrimiento que se da entre la construcción de la maqueta y su ejecución en escala real, un proceso que permite la ampliación de la mirada.

En las plastilinas, la artista continúa su investigación sobre el vacío, o, como ella plantea, “el vacío del vacío”. El proceso de elaboración de estas obras inicia con la construcción de poliedros en yeso, luego se elabora un molde en silicona de caucho y se construyen formas en hielo. Estos hielos son introducidos en un cubo de cartón geométrico, llenándolo hasta el borde superior. Se vierte plastilina caliente dentro del cubo, completando los espacios vacíos entre los hielos y, al mismo tiempo, derritiéndolos. Esto lleva a que, luego de intentar llenar el vacío entre los hielos, quede el vacío (dejado por el hielo derretido) entre la plastilina ya fría, poniendo en evidencia un afán por aprehender lo inaprensible, por explicar lo inefable, la imposibilidad de materializar algo.