ANNA-EVA BERGMAN A TRAVÉS DEL PAISAJE

En el Bombas Gens Centre d’Art, en Valencia, inaugura mañana una muestra individual de la artista noruega Anna-Eva Bergman (1909-1987). Bajo la curaduría de Nuria Enguita y Christine Lamonthe, De Norte a Sur, Ritmos estará abierta al público hasta mayo del 2019 en el centro cultural español.

Nunatak or II, 1971. Colección Per Amor a l'Art

Abarcando los últimos años de la producción de la artista, la exposición exhibe las obras realizadas entre 1962 y 1971, periodo en que Bergman –quien vivía en Parías, Francia- viajó reiteradas a España y Noruega. Es evidente, en el trabajo curatorial el diálogo que se establece entre los paisajes del norte y el sur de Europa, donde el manejo que la artista emplea en la luz es contrapuesto en cada región. También asume cierto protagonismo el viaje que Bergman hace a Almería (España): allí aparecen los primeros horizontes, un elemento fundamental en su trabajo. Lo mismo sucede con las rocas, motivo que aparece a partir de uno de sus viajes a Noruega en 1951 y que se replicaría en una travesía por el interior de la Península Ibérica. Como consecuencia de ello aparece la célebre serie Stones of Castile (Piedras de Castilla).

En cuanto al concepto de “ritmo” puesto en el nombre de la exposición, las curadoras refieren a lo que Bergman denominaba como la armonía entre el uso de los materiales en conjunto con las formas, una técnica que da lugar a la transformación del color según la luz del ambiente.

La exposición que inaugura mañana en el Bombas Gens Centre d’Art es, sin lugar a dudas, una oportunidad excepcional para sumergirse en el trabajo de una pintura del mundo y no nórdica, asociada muchas veces con las obras de Mark Rothko o J.M.W. Turner.

Sobre Anna-Eva Bergman:

Anna-Eva Bergman (1909-1987) es una artista noruega que considera esencial el “ritmo” como elemento estructural de la pintura, un ritmo fruto del empleo de determinadas materias -hojas de metal, pan de oro, plata o cobre -, formas, líneas y colores. Su obra experimenta un giro radical a partir de los años 50, cuando se centra en la abstracción pictórica. El paisaje se convierte entonces en la referencia esencial de su obra: motivos naturales, mitología escandinava -piedras, planetas, montañas, barcas- o la luz noruega. Su relación con España se inicia en 1933, cuando se instala durante un año en Menorca junto a su pareja, Hans Hartung.