CARLOS ALONSO EN EL MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES DE BUENOS AIRES

El Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires, Argentina) presenta hasta el 14 de julio una exposición retrospectiva del artista argentino Carlos Alonso (Mendoza, 1929). Símbolo del realismo social y el nuevo realismo, corrientes pictóricas que tomaron la escena artística durante el siglo XX, la obra de Alonso exhibida en la ciudad de Buenos Aires es el registro de una generación de artistas políticos y disruptivos en Latinoamérica y, sobre todo, en la Argentina.

Ph: Museo Nacional de Bellas Artes

Bajo la curaduría de Florencia Galesio y Pablo De Monte, Carlos Alonso. Pintura y memoria establece un recorrido por las relaciones entre los elementos formales, conceptuales y temáticos que han constituido, detalladamente, la estética de Alonso a lo largo de su carrera. Así, las obras del pintor mendocino parecen realizar apropiaciones históricas y exceden los lienzos para transformarse en archivo sociopolítico. Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), sostiene que la historia emerge “como telón de fondo, bajo la forma de una vaga alusión u ocupando la escena en forma plena; mientras sucede la historia en el arte, también sucede la historia del arte”.

La exposición está planteada desde dos ejes temáticos. Por un lado, Pintura y tradición, donde se exhiben los collages de la serie Blanco y negro y otras pinturas que citan constantemente a los referentes de la historia del arte –Lino E. Spilimbergo y Vicent van Gogh, por ejemplo-. Por el otro, Realidad y memoria ilustra la producción más reciente de Alonso. Este grupo de obras reflexiona sobre la historia reciente del continente americano y el contexto social y político que lo caracterizó: allí se muestran la serie La muerte del ‘Che’ Guevara, por ejemplo.

Ambos ejes, sin embargo, giran en torno a la reconstrucción de la instalación Manos anónimas, ubicada en el centro de la exposición, como una caja de resonancia que reproduce un gran eco. “La no vigencia de la tela, del pincel, del color, me desespera. […] en mí la pintura de caballete sin elementos ajenos a ella es una auténtica vocación”, decía Alonso en la década del 60.  “La obra de Alonso posee una unidad evidente”, explican los curadores, “esta se expresa en la solidez de su ‘oficio’, en su modo de construir una representación pictórica, formas alonsinas que reconocemos cuando nos enfrentamos a una pintura de su autoría”.

     

         

Para cualquiera que pretenda acceder a la historia del arte argentino y latinoamericano, la figura de Carlos Alonso es, sin lugar a dudas, una obligación. Como la describió Duprat, la obra del pintor mendocino “es un hilo que tensa, denuncia, interpela y enmienda” la historia política, social y artística, manifestándola, a su vez, como “irreparable”.  “Entre la alegoría y el realismo crudo, descalabrada por las violencias usuales, la producción del artista discurre por temas, formas y preguntas, con la sospecha de que la respuesta nunca cambiará. Y de que hay horror en ella”, agrega el director del MNBA.

Exhibida hasta el 14 de julio en el Pabellón de exposiciones temporarias del museo, Carlos Alonso. Pintura y memoria invita al visitante a descubrir el trabajo de un artista invaluable: crítica, destrucción y construcción, conviven en el imaginario visual que propone toda su obra.