Guido Ignatti y Marina Alessio en la galería Nora Fisch

El viernes 2 de marzo la galería argentina Nora Fisch inaugura la doble exposición de Guido Ignatti, El orden de la pintura no altera las palabras y de Marina Alessio No le caigo bien a nadie pero eso es porque soy un espejo puesto en habitaciones donde la gente cree que está sola. 

Guido Ignatti y Marina Alessio en la galería Nora Fisch

En la sala 1 de la galería Guido Ignatti presenta un nuevo proyecto donde confluyen su interés por explorar la pintura con su inclinación hacia un abordaje conceptual e investigativo. Aplica, entonces, parámetros del arte de sistemas a la creación de pinturas, desarrollando un método donde las elecciones de colores y temas están predeterminadas por los nombres de las tonalidades en la cartilla de pinturas de interiores ALBA. Arma frases que juegan a ser poéticas encadenando los nombres de varias tonalidades, que se transforman en el título y el origen de cada obra, y respeta el porcentaje a utilizar de cada color según la cantidad de caracters que su nombre ocupa en la frase. Por ejemplo, la obra Tu amor perfecto es un adorno del ayer tendrá 37,5% del color “Amor perfecto”, 19% del color “Adorno”, 12,5% de “Ayer” y un 31% de negro que es el color asignado a las palabras conectoras. Ignatti invitó otros tres pintores, Lorena Ventimiglia, Tiziana Pierri y Juan Giribaldi a participar en su muestra aplicando este sistema, cada uno desde sus propias interpretaciones de cómo utilizarlo.

En la sala de entrepiso Marina Alessio presenta una instalación de objetos, collages y fotografías que explora la ideas de lo auténtico/lo simulado, la tensión entre la cultura argentina y la europea, entre lo urbano y la alta cultura. Cabezas que parecen calcos de esculturas romanas son en realidad retratos contemporáneos de modelos masculinos de Vogue, vandalizados con aerosol. Un ramo de flores pende del centro de la sala, marchitándose durante la muestra. Un poema hecho con palabras de otros grabado sobre un espejo interfiere el encuentro con la propia imagen. Los marcos remiten a los de la pintura clásica italiana pero son claramente imitaciones baratas. Alessio ensaya el germen de una poética del fracaso, que transcurre entre la melancolía y el humor.