¿QUÉ SE COCINA EN BOGOTÁ? - LAS PROPUESTAS DE LOS RESIDENTES FLORA 2018 [PARTE 2]

Por Valentina Gutierrez Turbay

En el corazón de San Felipe, un barrio en proceso de gentrificación al norte de Bogotá, hay un edificio en donde trabajan, dialogan y conviven más de 20 artistas de todas partes del mundo. Cada uno tiene su taller y hace parte de las actividades del programa curricular, que incluye encuentros con curadores, teóricos, líderes de comunidades indígenas y otros participantes. La residencia Escuela FLORA, fundada por el curador José Roca en el 2016, ha convertido a Bogotá en el punto de encuentro para un diverso grupo de personas interesadas en el arte. Las razones por las que la eligen son muchas, pero todos coinciden en que esta experiencia en Bogotá representa un momento importante en su carrera. A continuación, les presentamos a algunos de los residentes de este 2018: 

¿QUÉ SE COCINA EN BOGOTÁ? - LAS PROPUESTAS DE LOS RESIDENTES FLORA 2018 [PARTE 2]

Andrea Ferrero Pizarro

“Apliqué a FLORA porque estoy muy interesada en latinoamérica, en trabajar con procesos que tienen que ver con poscolonialismo y FLORA fue la mejor residencia que encontré para poder profundizar en esto y quedarme en la región” cuenta esta peruana, que está con la beca Elisa Estrada. “También quería quedarme mucho tiempo en una ciudad, para poder concentrarme en un proyecto grande. Me interesaba Bogotá por su historia. Trabajo mucho con la memoria, y me parecía un lugar ideal. Me encanta que haya un programa intensivo y sólido de seminarios”. La práctica de Ferrero (Lima, 1991) se centra en encontrar lugares que ya no están o que serán demolidos y, a través de los moldes, el látex o las esculturas en fierro, evidenciar el vacío que dejan.

Obra de la peruana Andrea Ferrero.

El 9 de abril de 1948, la historia de Bogotá se cortó en dos con el asesinato del líder popular y candidato a la presidencia Jorge Eliécer Gaitán. Este evento, conocido como el Bogotazo, llevó a la destrucción del centro de Bogotá y, para algunos historiadores, es el punto de partida de la violencia que actualmente vive el país. El Palacio de Justicia sufrió graves daños durante las movilizaciones y, en lugar de restaurarlo, la decisión del gobierno fue demolerlo. Ferrero toma el Palacio como símbolo del borramiento de memoria de la ciudad. Por la potencia de esta imagen, está explorando la posibilidad de hacer por primera vez una obra que esté ubicada en el espacio público. La idea es tratar de replicar, con algunas libertades, el arco del palacio y ubicarlo en el exterior del Centro Cultural Gabriel García Márquez, que fue el lugar en el que estaba originalmente.

 

Este interés por el espacio público, así como también una búsqueda de un proceso más libre y plástico y no tan basado en la investigación y el diseño en Sketch-up, son los cambios que ha sentido desde que entró a la residencia. 

 

Caroline Peña-Bray

Caroline (Lincoln, 1983) lleva 5 años viviendo en Colombia, pero su inserción en el circuito profesional del arte se está afianzando este año con su participación en la Escuela, con la beca del British Council. Antes de venir a Colombia, su trabajo estaba enfocado en la academia. Al principio todo el tiempo en el taller pero ya se sentía lista para entrar en diálogo con una comunidad. Tener contacto con curadores, otros artistas, una experiencia más contundente. Investiga sobre la ciudad y las huellas de la vida política y social en los objetos y lugares.

Peña-Bray busca con su trabajo señalar los actos de sobrevivencia que hacen día a día las personas que viven en los barrios marginales de Bogotá. Esta investigación comenzó hace 3 años, cuando fue fotógrafa en un estudio del departamento de Economía de la Universidad de los Andes que buscaba entregar lavadoras a comunidades. Esto implicaba ir a las casas a ver en qué condiciones vivían y poder encontrar la mejor forma de apoyarlas. Registró todas las formas en que modifican las casas para hacerlas más habitables y está reproduciendo algunas de ellas en materiales de construcción, haciendo una especie de homenaje a este enfrentamiento con la ciudad.

Obra de Carolina Peña-Bray.

 

Estar en FLORA ha sido una experiencia muy gratificante pues la residencia la ha sacado de la zona de confort y le ha abierto los ojos hacia otras culturas, a diferentes maneras de expresarse y de percibir las obras. También ha sido una oportunidad para trabajar más intensamente, pues la residencia ha coincidido con la entrada al jardín infantil de su hijo Mateo. En FLORA han reconocido que el artista tiene una vida familiar que atender y la han apoyado acomodando los horarios, asegurándose de que ella pueda participar en todas las actividades.

 

Pável Aguilar

De Centro América, más puntualmente de Honduras, viene Pável Aguilar (Tegucigalpa, 1989), donde se formó en música clásica, enfocada en el violín y realizó una licenciatura en comunicación audiovisual. Su práctica artística está concentrada en la traducción de sonidos, llevándolos al plano de lo visual en una amplia gama de soportes. Su trabajo habla del conflicto y de los actores involucrados en él y por eso Colombia, con su amplia historia de violencia, resulta como un lugar ideal para continuar con sus investigaciones.

 

Antes de FLORA, donde está con la beca Luis Javier Castro, Aguilar estaba en Alemania, en una residencia en Chemnitz, cerca a la frontera con República Checa. Su proyecto final fue “Sin-phonia” en el que recolectó  entrevistas que le hizo a militares en Alemania y Honduras sobre las motivaciones por las que se unieron a la milicia. Le sorprendió que las razones son las mismas, la búsqueda de una estabilidad económica, aunque los contextos sean diferentes. El artista tradujo estos testimonios en partituras y sonido, para invitar a distintas lecturas. Le interesa incorporar a este proyecto entrevistas que pueda hacer en Colombia. También está trabajando sobre los discursos de Jorge Eliécer Gaitán, los cuales busca transformar en cajas de música. Los ha llevado al plano plástico con grafito imantado, que invita a la manipulación. Lo que le interesa a Aguilar con esta pieza es que no importa si el visitante está de acuerdo con el discurso o no, sus dedos quedan manchados después de la interacción.

Obra de Pavel Aguilar.

 

Uno de los resultados más tangibles de su residencia hasta el momento es la colaboración que hizo con Manuela Ribadeneira, de Ecuador, que está exponiendo en la Sala de Proyectos de FLORA. Luego de visitarlo en el estudio, lo invitó a musicalizar los fenómenos naturales que estaba explorando para esta exhibición.