TEATRO DE SOMBRAS, DE JAVIER TELLÉZ, EN EL GUGGENHEIM DE BILBAO

Del 12 de julio hasta 21 de octubre de 2018, el Museo Guggenheim de Bilbao presenta por primera vez en España la exposición Teatro de sombras del artista venezolano Javier Téllez, una figura clave en el desarrollo de las videoinstalaciones de las últimas décadas. La exposición se llevará a cabo en la sala Film & Video, una iniciativa del Museo para presentar piezas esenciales del videoarte, la videoinstalación y la imagen en movimiento como medio artístico (la del venezolano será la segunda muestra que se realiza en esta sala).

Javier Téllez Shadow Play, 2014  Film installation, 35 mm film projection  10' 56'' Film still Courtesy of the artist and Peter Kilchmann galerie, Zurich © Javier Téllez

La obra de Javier Téllez (Valencia, Venezuela, 1969) se articula en torno a grupos y comunidades excluidas. El artista colabora con trabaja con personas parcialmente alienadas de la sociedad ya sea por su salud mental, por su discapacidad sensorial o por su condición política.  Este último es el caso de los protagonistas de las dos obras creadas por Téllez en 2014 para la Kunsthaus de Zurich que se presentan en la sala Film & Video: personas que buscan asilo político y que encarnan la situación de miles de seres humanos que –por estar perseguidos o haber perdido sus hogares en la guerra- deben huir de sus países y atravesar numerosas fronteras para seguir sus vidas como exiliados.

Téllez involucra a estos colectivos en su obra con el objeto de ofrecer al espectador realidades que cuestionan los cánones de la racionalidad y, al mismo tiempo, reflexiona sobre la historia de la imagen en movimiento como lenguaje y como espacio social dotado de un conjunto de normas y protocolos que pueden resultar opresivos.

La primera de las piezas, Bourbaki Panorama es un film mudo de 35 mm que muestra un grupo de refugiados girando en círculo en torno a una de las pinturas panorámicas más importantes de la historia europea. Esta obra monumental de 1881, que se expone en la ciudad de Lucerna, cuenta el éxodo alpino de 87.000 soldados franceses en busca de asilo tras su derrota contra las tropas prusianas, un acontecimiento considerado como el hito inaugural de la proverbial neutralidad suiza, así como de su vocación de país de asilo. La película del artista se proyecta a través de un aparato de grandes dimensiones que evoca los inicios de la cinematografía y en donde el sonido adquiere un significado fundamental. En relación con este tema el artista ha comentado: “Para mí el sonido mecánico de los proyectores es una parte importante de Bourbaki Panorama. Además, su sonido evoca las armas y la guerra”.

En este trabajo, uno de los personajes que gira en torno al mural panorámico acarrea el bronce original de La mano, de Alberto Giacometti, una obra que el artista suizo realizó en 1947 para evocar la visión terrible de un brazo amputado por una explosión. La presencia de esta pieza en el film abre múltiples posibilidades de lectura:  evoca el desgarramiento de la sociedad, el papel gregario y marginal del migrante o su desconocimiento de la historia y el patrimonio del lugar de asilo. Pero al mismo tiempo, hace pensar en la obra de arte como objeto migrante, refugiado en el museo de los conflictos del mundo, sugeridos estos en sus formas extrañas (el brazo raquítico y frágil, los dedos alargados y rígidos, su flotación en el aire). Acompañando al movimiento de los actores y la escultura, la cámara gira en un travelling circular infinito.

La segunda obra, Teatro de sombras, que da título a la exposición, es una película muda de 35 mm en blanco y negro que muestra las sombras proyectadas en la pared de un grupo de refugiados en Suiza. Estas personas cuentan de manera emblemática y a veces metafórica su duro itinerario vital a través de sus manos y sus cuerpos. Los relatos remiten a los arquetipos inmemoriales del exilio: destrucción, opresión, censura, miseria y muerte. Al igual que en la obra anterior, en esta también aparece La mano de Giacometti, en este caso en su versión original en yeso. Convertida en sombra negra al proyectarse en la pared, la escultura, amenazadora y frágil, sirve como agente narrativo al mismo tiempo que altera, con su inconfundible perfil, la abstracción y la universalidad del teatro tradicional de sombras.