TOOLS FOR UTOPIA - OBRAS SELECCIONADAS DE LA COLECCIÓN DAROS LATINAMERICA EN EL KUNSTMUSEUM BERN

El arte rompe con lo familiar y abre la perspectiva a nuevas visiones de futuro: el arte alcanza utopías. Así, Tools for Utopia (Herramientas para la utopía) cuenta la historia de la opresión política y social, pero también la de un despertar cultural; muestra cómo el arte se convierte en una herramienta para el cambio en América Latina. La exposición toma como punto de partida la tradición del arte abstracto y concreto de Brasil, Argentina, Uruguay y otros países en los años 50 a 70 y presenta un panorama de la creación artística de América Latina.

TOOLS FOR UTOPIA - OBRAS SELECCIONADAS DE LA COLECCIÓN DAROS LATINAMERICA EN EL KUNSTMUSEUM BERN

El título de la exposición retoma deliberadamente el concepto de «herramienta». Se refiere a la historia de las obras de arte que tratan de superar la representación en diversos contextos sociales y políticos y buscan un espacio más allá del marco de la imagen para convertirse en actores activos de la transformación social. Tools for Utopia abarca un amplio espectro de obras artísticas que van desde pinturas, esculturas e instalaciones hasta el cine y la fotografía. Las aproximadamente 200 obras juegan con la percepción, inventan nuevos lenguajes o rastrean los ataques dirigidos a los cuerpos humanos, privándolos de valor y constatando las huellas de la violencia. La exposición proporciona una visión de la diversidad de obra artística de América Latina y los temas que todavía mueven al continente hoy en día.

 

Mientras miramos este capítulo del arte desde una perspectiva histórica, queremos mostrar cómo los movimientos artísticos en América Latina han actuado como catalizador de la imaginación cultural, social y política de la época. Nos gustaría preguntar qué queda de estas ambiciones políticas y qué pueden representar hoy en día.” postula Nina Zimmer, Directora del Kunstmuseum de Berna – Zentrum Paul Klee

El arte debe dejar de «representar» para «convertirse en realidad», demandó el Grupo Ruptura de Brasil en su manifiesto de 1952 y se posicionó contra «el arte representativo hedonista al servicio del mero placer». El artista uruguayo Rhod Rothfuss abordó por primera vez el papel del marco en el arte contemporáneo en 1944. Declaró que un cuadro debe «comenzar y terminar en sí mismo», con el «borde del lienzo desempeñando un papel activo en la creación pictórica». Rothfuss llamó la atención sobre los bordes de la obra de arte y, en consecuencia, más allá del marco, sentando así las bases del arte concreto en América Latina. Con este espíritu, los artistas trataron temas similares y se organizaron en movimientos que experimentaban con nuevas experiencias visuales. Se defendieron de la identidad cultural de América Latina definida hasta la fecha. Criticaron el lenguaje visual dominante, que se limitaba a representar los acontecimientos históricos, y defendieron el arte como medio para adquirir conocimientos y como estímulo para el pensamiento innovador. Los medios de expresión tradicionales como la pintura, la escultura y el dibujo fueron deliberadamente negados o desarrollados ulteriormente.

El brasileño Hélio Oiticica, por ejemplo, trasladó la pintura a la tridimensionalidad y cuestionó la relación tradicional del público con la obra de arte. En sus relieves espaciales (1960) hizo que la «pintura» dependiera del movimiento del espectador. Las obras cuelgan libremente en el espacio y pueden ser observadas desde todos los lados. Una serie de las llamadas obras de arte óptico también juegan con los sentidos. Literalmente muestran ante los ojos del espectador que lo que vemos no es objetivo. Las repeticiones, los patrones geométricos precisos y los intensos efectos de iluminación confunden a la percepción humana. La exposición está dedicada a este fenómeno y muestra un arte que busca dar forma a la realidad en lugar de simplemente representarla. Las obras de destacados representantes del Op Art como Carlos Cruz-Diez o Julio Le Parc no solo crean ilusiones ópticas, sino que también capturan todo el cuerpo del espectador. En el caso de las obras de Julio Le Parc, los visitantes se sumergen físicamente en una experiencia lumínica. El juego con los sentidos es más que una exploración lúdica de la relación entre la percepción y la realidad. Más bien, tiene una lectura política. Para Le Parc, los efectos ópticos no tenían la intención de engañar al público. Por contra, deberían servir como un laboratorio en el que los espectadores puedan experimentar y obtener nuevas experiencias.

El punto de partida de la exposición son las obras creadas en los años 50 a 70 por artistas de Brasil, Venezuela, Uruguay y Argentina. Las obras fueron creadas en un momento en que muchos países latinoamericanos estaban desgarrados por conflictos nacionales e internacionales y gobernados por gobernantes autoritarios y corruptos. El artista brasileño Antonio Dias se fugó de la dictadura militar de su país de origen a París en 1966. Sus obras de este período tratan de las experiencias de la represión en Brasil y los disturbios estudiantiles en Europa. Su serie de adoquines fundidos en bronce, «To the Police» («A la policía») (1968), es un comentario irónico que se dirige al poder estatal tanto en Brasil como en Europa. La llamada a la acción se describe en «Do It Yourself: Freedom Territory» (1968) con aún mayor claridad, donde una marca en el suelo que consiste en indicaciones de límites y aberturas predefine un camino para los visitantes. El cuerpo humano se convierte en parte del arte y herramienta de resistencia.

Pero también en medio para la autodeterminación. Regina José Galindo utiliza su cuerpo como metáfora de la masa colectiva y se expone una y otra vez a situaciones extremas como el waterboarding. Los autorretratos de Ana Mendietas son una expresión de su negativa a satisfacer las expectativas de la mirada masculina. En el arte se da visibilidad a los grupos marginados o a los cuerpos heridos, ya sean personas indocumentadas, mujeres en sociedades tradicionales (patriarcales), personas trans o pueblos indígenas. Artistas como la chilena Paz Errázuriz dialogan con personas invisibilizadas, y en sus ensayos fotográficos demuestran con gran sensibilidad la fragilidad de las personas retratadas.

 

 

La Daros Latinamerica Collection, con sede en Zúrich, es una de las colecciones privadas de arte latinoamericano contemporáneo más importantes. Más de mil obras de más de cien artistas forman parte de la colección; se trata de obras individuales y grupos de obras en todos los medios y géneros, principalmente creadas entre los años 50 y principios de la década de 2000. El leitmotiv de la colección no es la exhaustividad enciclopédica, sino la relevancia de las obras individuales. Así, Daros Latinamerica reúne obras que pueden leerse en diferentes niveles y en las que se combinan de manera significativa el contenido y el medio.