| El trabajo, las ganas de hacer, el placer de la pintura, el gesto, la íntima relación con la pintura, están presentes en lo que pinta Isabel Gruneisen. Su pintura obedece a una generativa dinámica donde la materia y el color se alternan en el rol primario. La materia espesa y untuosa crea una superficie irregular que refleja el movimiento creativo, el trato del pincel y la espátula. Para Irma Arestizábal, mirar el trabajo de Isabel Gruneisen es como estar frente a una pintura que nos aprisiona como si nos sumergiéramos en un magma que siempre vuelve a concentrarse, a explotar y a expandirse hasta llegar al límite que podemos soportar. La artista expuso su obra en numerosas oportunidades en Argentina y en Italia. Su obra fue reconocida por la crítica y por el jurado en varias de sus muestras.
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Roso Atrevido, óleo, 100 x 100 cm, 2000.
