Denise René

Un combate por el arte construído

Por Avena, Patricia
Denise René
 

Como en muchas entrevistas, Denise René ha tenido la ocasión de recordar y hablar de su pasado. Más de medio siglo de compromisos y riesgos, donde la historia y la aventura de su galerí­a se desarrollaron entre éxitos y cambios crueles que no le impidieron permanecer fiel a una misma lí­nea estética y continuar su ruta en defensa del "arte construido". Expresar el valor incalculable de esta galerista es una tarea difí­cil, pero la lista de las exposiciones y los homenajes realizados por museos y galerí­as amigas habla por sí­ misma. Son su personalidad, su trayectoria rectilí­nea y su exigencia para consigo misma las que han hecho que Denise René tenga un papel determinante en el campo del arte abstracto y construido dentro de la Europa de la posguerra. Denise René fue, es y será una apasionada por el arte abstracto.

En ese Parí­s, anterior a la guerra, entre Montparnasse, Saint-Germain y el Palais Royal, Denise Bleibtreu (Denise René) hace sus primeras armas. Allí­ encuentra sus primeros surrealistas: Oscar Domí­nguez, André Masson, Jacques Hérold, Georges Hugnet, y frecuenta las noches de jazz que ofrecen los jóvenes integrantes de la revista surrealista "Les Réverbí¨res". Pero es en el Café de Flore donde se vincula con los miembros del "groupe Octobre" y donde en la Navidad de 1939 tiene un encuentro decisivo con Vasarely, quien instalado en Parí­s desde 1930, ha sacado ya mucho provecho de su formación de dibujante gráfico, realizada en Budapest en el taller de un antiguo alumno de la Bauhaus, Sandor Bortnyik. Denise René encuentra en Vasarely un gran potencial y le hace descubrir los cí­rculos artí­sticos y literarios parisinos. "...Vasarely era un gran artista, querí­a abrir en Parí­s una escuela superior de artes aplicadas como la Bauhaus..."*

Desde el momento de la liberación en 1944, presenta las obras de investigación gráfica de Vasarely en la recién inaugurada galerí­a "Denise René" (rue La Boétie), cuyo primer año se desarrolla en medio de una efervescencia debida a la reaparición simultánea de diferentes corrientes de la vanguardia. "...fue mi primera galerí­a abierta en la casa donde viví­ durante la guerra, donde desde mi ventana vi los últimos combates; allí­ escondí­ a los soldados de la Resistencia. Antes de abrir allí­ la galerí­a tení­a una casa de decoración y Vasarely hací­a los dibujos de los objetos. La guerra no habí­a terminado y Vasarely ya habí­a colgado sus cuadros. En su primera exposición del 44 no era abstracto. Su transformación abstracta fue en el 46, pero no era muy bueno. Cuando los verdaderos abstractos expusieron, Vasarely estaba curioso y él querí­a ser también el primero"*. En 1945 organiza una retrospectiva de Max Ernst, que será la primera del artista, con la complicidad de Paul Eluard y Georges Hugnet. La confirmación espectacular de ese resurgimiento abstracto en 1946 con la retrospectiva de Kandinsky en Parí­s y la realización del primer Salon des réalités nouvelles coincide con el momento de cambios decisivos de la galerí­a. Se orienta hacia la abstracción con la exposición explí­citamente titulada "Peintures abstraites", en la que participaron Deyrolle, Schneider, Dewasne, Marie Raymond y Hartung, todos unidos en el Centre de Recherches creado por Domela. Estos artistas, junto a Vasarely, Poliakoff y Piaubert, formarán la espina dorsal de los comienzos abstractos de la galerí­a. No existe en Parí­s ningún otro lugar que muestre la pintura abstracta. Es así­ como se reúnen alrededor de ella artistas que trabajan en la misma dirección pero sin conocerse. "Yo era prácticamente la única galerista que defendí­a el arte abstracto; por ese motivo los artistas me buscaban para ser expuestos".*

Es importante recordar que después de la guerra, artistas como Poliakoff, Pevsner, Gorin o Herbin son ignorados; Léger, Arp o Le Corbusier no son reconocidos como "maestros", y lo que se conoce de Kandinsky es gracias a las revistas de arte. En ese contexto, en 1948 Denise René organiza la exposición "Tendances de l´art abstrait", donde colocando a los pioneros de la abstracción ?Kandinsky, Kupka, Delaunay, Gilioli o Jacobsen? junto a los representantes de la nueva generación abstracta se demostraba la existencia de una filiación y de una tradición abstracta.

Con orgullo y modestia a la vez, Denise René dice que tuvo el honor de organizar la primera exposición personal de Mondrian en Parí­s ?cuando los museos franceses no habí­an rendido aún homenaje al inventor del neoplasticismo?, la primera exposición europea de Albers después de la guerra y la primera exposición de Malevich y de los precursores de la abstracción en Polonia que se agrupaban alrededor de Stazewski. Confirmaba así­ su papel de intercesora por la rehabilitación en Francia de toda una corriente de la historia del arte moderno que habí­a sido objeto de gran hostilidad dentro del medio artí­stico francés.

La agitación que vive el mundo con los acontecimientos polí­ticos de 1953 en los que brilla el nacionalismo, va a tener influencia sobre los medios intelectuales, donde unos y otros endurecerán su posición. En ese momento de agitación, Denise René organiza, entre 1953 y 1955, exposiciones como "L´art suédois", "L´art danois" y "Premier salon de la sculpture abstraite", donde artistas franceses y extranjeros se mezclan sin distinción. "...Jacobsen y Mortensen, que vinieron en el ´47 a Parí­s, fueron los que abrieron las puertas a Dinamarca para que esa forma de arte se instalara en Escandinavia, para mostrarle al público que estaba ocurriendo algo muy importante de vanguardia..." "... las exposiciones tuvieron un éxito enorme, los nórdicos son respetuosos y aun cuando no comprendí­an querí­an aprender, no hubo ningún tipo de escándalo..." "... yo rápidamente organicé exposiciones en el extranjero porque los franceses no comprendí­an el arte abstracto, por ejemplo, Mortensen y Jacobsen fueron los que realizaron el trabajo más importante, abrieron el camino..."*

Considerada como el acontecimiento de la galerí­a, la exposición "Le mouvement" de 1955 marca un momento decisivo y el comienzo de una explosión creativa donde los latinoamericanos ocuparán un lugar muy importante. La evolución de estos grupos seguirá una lí­nea de investigación diferente, pero se cruzarán regularmente. Desde los últimos años de la guerra, alrededor de Fontana y del grupo Arte Concreto Invención, se escribe el Manifiesto Espacialista y se constituye el grupo MADI. Es la frontera entre el cuadro ortogonal y las formas libres de la escultura que interesan por sobre todo a Carmelo Arden Quin, quien junto a Kosice y Rhod Rothfuss fundan el grupo MADI a finales de los años 40 en Buenos Aires. Centro de gran poder de creación, emergerán allí­, entre otros, Tomás Maldonado, Vardanega y Martha Boto, quienes emigran a Parí­s; más tarde harán lo propio Paternosto y Marí­a Simón.
Vasarely, que ya ha trabajado un tiempo con el cinetismo, redacta un manifiesto denominado posteriormente "Manifeste jaune" y Roger Bordier con Pontus Hulten escriben los textos. Se descubren obras de Agam, Calder, Tinguely, Bury, Soto, Vasarely, Jacobsen y la Máquina óptica de Marcel Duchamp. De ella nacerá una corriente que finalizará en "Nouvelles Tendances" y en el "Groupe de Recherche d´Art Visuel" (GRAV), agregando así­ el cinetismo a su blasón geométrico. "...Soto llegó de Venezuela directamente a la galerí­a porque tení­a conocimiento de Vasarely y de mí­; fue el primero en instalarse en Parí­s y participar en la exposición "Le Mouvement" en 1955. Todos los venezolanos (Cruz-Diez) y argentinos (Tomasello, Vardanega, Marta Boto) vení­an a instalarse a Parí­s porque existí­a la galerí­a Denise René... Vasarely y yo fuimos los que presentamos a Soto al arquitecto de la ciudad universitaria de Caracas, el venezolano Carlos Raúl Villanueva. Recuerdo a Vasarely diciéndole a Villanueva: ¿tú no conoces a tu compatriota Soto? Es un genio. Es así­ como Soto regresó como un artista reconocido a Caracas, gracias a la galerí­a, ya que habí­a dejado su paí­s como un desconocido."*

En el transcurso de los años 1955-1962, el fortalecimiento de la galerí­a Denise René es un hecho indiscutible y son precisamente la extrema coherencia de sus elecciones y la negación de todo compromiso las que van a permitirle atravesar, sin dejarse engullir, la ola informal que sumergí­a en esos años al medio artí­stico parisino. Resistiendo al gusto del momento, elegí­a una estrategia diferente, la de la "defensa de grupo" de la abstracción geométrica. A finales de los años 50, la galerí­a reafirma su doctrina ?la abstracción construida? y puntualiza sus referencias: Arp, Vasarely, Mortensen, Herbin, para quienes organiza exposiciones en el extranjero ?Alemania, Escandinavia, Inglaterra, Italia y América Latina. La exposición de los artistas argentinos del grupo MADI en febrero de 1958, la gira de la exposición de Vasarely en América Latina y especialmente su estadí­a en Buenos Aires en 1959, impulsarán a los argentinos Julio Le Parc y Horacio Garcí­a Rossi a tomar la decisión de partir a Parí­s, donde encontrarán a Vasarely y propondrán sus obras a Denise René.

En Europa, el cambio de gusto que aparece a comienzos de los años 60 reorienta el interés del medio del arte hacia las vanguardias que rechazan el énfasis de la expresión personal. Testimoniando ese cambio, en 1961 la galerí­a Denise René presenta, impulsada por Vasarely, la primera exposición del "Groupe de Recherche d´Art Visuel" (GRAV) constituido en Parí­s en julio de 1960 por Garcí­a Rossi, Le Parc, Sobrino, Yvaral, Garcí­a Miranda, Morellet y Stein, para poner a punto una "pintura experimental programada" - creada sobre el estudio de las leyes de la percepción visual y la inclusión del movimiento real u óptico. El grupo organiza en las calles de Parí­s su famosa "Journée dans la rue", donde poní­a a disposición del transeúnte espejos deformantes, planchas de resortes, etc., para mostrar que el arte puede ser lúdico, interactivo y que puede existir fuera del contexto que le es habitualmente atribuido. Ese mismo año se inaugura la galerí­a Denise René-Rive gauche, primera galerí­a de arte europea dedicada a las ediciones de objetos de artistas, con la primera exposición de prototipos realizados por Vasarely. En 1967, René inaugura una galerí­a en Krefeld, Alemania, y en 1971 otra en Nueva York. Otro acontecimiento se suma para recompensar el esfuerzo y el coraje de Denise René: el Gran Premio de Pintura de la Bienal de Venecia que es otorgado a Julio Le Parc por la realización del pabellón argentino, marcando así­ el apogeo de un combate comenzado veinte años atrás. Este éxito hace de Denise René, durante años, la más célebre galerista francesa en actividad.

Desde la Liberación, su propia historia se confunde con la del arte construido, sin olvidar su papel dentro del nacimiento del arte cinético, como también en el desarrollo del arte construido en Francia durante los años 50 y 60. En esos tiempos, habí­a en Parí­s una regla tácita que no admití­a la participación de artistas extranjeros, salvo que éstos se sometieran a la escuela de Parí­s. Con sus múltiples exposiciones, Denise René trastornó esa ley, reivindicando la naturaleza internacional de la creación.
A lo largo de más de medio siglo, una gran parte del arte moderno ha sido creada por los artistas sudamericanos instalados en Parí­s, quienes encontraron un lugar en la historia del "arte construido" gracias a la perseverancia, terquedad y fuerza combativa de Denise René. Una historia compleja que entrelazó el destino de la galerista con el continente latinoamericano.