?Mis primeros pasos como coleccionista incluyeron visitar diferentes lugares para ver pinturas y aprender al respecto, hablar con los marchands e informarme acerca de los artistas?.
MB: ¿Cómo y cuándo comenzó a coleccionar arte? ¿Cuál fue su principal motivación?
RM: En mis épocas de presidente de la sección internacional de Alumax, solía viajar bastante. Comencé a comprar souvenirs durante esos viajes. Transcurrido un tiempo, comencé a coleccionar arte. Al principio, compraba diferentes tipos de arte, pero luego me di cuenta de que era mejor concentrarse en un área específica y aprender todo lo que fuera posible acerca de ella. Me decidí por el arte mexicano contemporáneo. Como Alumax tenía fábricas en la Ciudad de México, Pueblo Nuevo y Monterrey, llegué a visitar estas ciudades con bastante frecuencia. Viajaba a México cuatro o cinco veces en el año. En el transcurso de esos viajes, solía visitar marchands para ver ciertas pinturas que podían llegar a interesarme. Comencé a buscar información acerca de diversos artistas y sus obras. Esos fueron mis primeros pasos en el coleccionismo: visitar diferentes lugares para ver pinturas y aprender acerca de ellas; conversar con los marchands e informarme acerca de los diferentes artistas. Sucedió algo importante en esa época. Cuando cesaron mis responsabilidades en México, mis colegas me obsequiaron una maravillosa pintura de ese país, una hermosa obra del pintor mexicano Jesús Leus. Fue el mejor regalo que haya recibido en mi vida. ?Comencé comprando arte mexicano moderno...?
MB: ¿Cuáles fueron las primeras obras de arte que compró? ¿Cómo las adquirió? RM: Al principio, adquirí algunas piezas japonesas y británicas y una linda pintura australiana. Pero realmente no se puede decir que estuviera coleccionando arte. Simplemente estaba decorando, o mejor dicho, embelleciendo mi casa. Fue más tarde que comencé realmente a comprar piezas originales de arte mexicano, particularmente obras de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. También compré algunas obras gráficas de artistas chicanos. ?El auge del muralismo trajo aparejado un avance muy importante en el arte de México, un avance cuya influencia se sintió en el arte de todo el mundo... Mis visitas a México comenzaron cuando esta gran revolución artística estaba en sus inicios?.
MB: ¿Qué lo llevó a coleccionar arte latinoamericano? RM: Tenía la impresión de que algo estaba ocurriendo en México y en Latinoamérica, algo nuevo que no estaba sucediendo en ningún otro lugar del mundo. Eso realmente me interesó. En México se podía observar un renacimiento de las artes, que estaban alejadas de la tradición del arte colonial o religioso. En 1920, los muralistas introdujeron algo enteramente nuevo en el escenario del arte mexicano. El auge de los muralistas fue la base de un gran avance artístico en México y esta tendencia innovadora ejerció su influencia sobre el arte del mundo entero. Esos pintores jóvenes y activos ?Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y otros? realmente abrieron las puertas a las nuevas ideas dentro del arte mexicano en esa época. Los muralistas mexicanos crearon una de las grandes divisorias en el continente latinoamericano. Yo comencé a visitar México cuando se inició esta gran revolución artística. Para mí, no había ningún otro lugar en el mundo donde los artistas se expresaran con semejante originalidad. ?Me conmovió la cultura mexicana, su pasión, su energía, su vitalidad...?
MB: Teniendo en cuenta su estrecha relación con el arte mexicano ¿qué aspectos de éste lo cautivaron en realidad? RM: Le voy a decir lo mismo que le dije una vez al señor Chiori Santiago, que me hizo una entrevista para la revista Latin American Art diez años atrás. Me conmovió la cultura mexicana, su pasión, su energía, su vitalidad. Esto se percibe en la música de México, en su color y en su gente. México es un país de intensidades, y tiene mucho de magia. Están, por ejemplo, las pinturas de Arnolfo Mendozo, con el gran sentido de fantasía en las figuras que retrata ?en parte humanas, en parte animales y en parte espíritu?, todo en una. O las de Rufino Tamayo o Francisco Toledo, con sus impresionantes escenarios repletos de seres fantásticos con un gran componente humanístico, puesto que van mucho más allá del mundo mecanicista en el que vivimos. Poseen una intensa cualidad humana que difícilmente se pueda encontrar en ninguna otra parte. Me cautivaron esa intensidad y esa humanidad en la pintura mexicana y en México como país. ?...más que ninguna otra obra, me gusta una acuarela de Diego Rivera de 1936, titulada ?Cosecha de Edén?.
MB: ¿Cuáles son sus obras preferidas dentro de la colección? ¿Podría nombrar algunas? RM: Una pregunta difícil, porque me deleitan y estoy muy apegado a la mayoría de ellas. Tal vez mi preferida sea una acuarela de Diego Rivera titulada ?Cosecha de Edén?. Diego la pintó en 1936, y muestra a simples campesinos de pie en un paisaje hermosamente coloreado. Uno de los temas favoritos del artista, que le transmite al observador una sensación de serenidad. Mi siguiente elección sería una audaz pintura de gran formato que David Siqueiros pintó cuando estuvo encarcelado en 1960, una obra poderosa que capta magníficamente la energía creativa del artista. Finalmente, seleccionaría un óleo de grandes dimensiones que Ricardo Martínez pintara en 1982, y que adquirí en forma directa del propio artista. Su título es ?Hombre con Paisaje? (?Man in a Landscape?); formaba parte de una muestra individual presentada en 1984, y pasé una tarde entera conversando con el autor sobre arte mexicano y sobre su maravillosa colección de arte precolombino. Más tarde esta pintura fue incluida en la exposición individual que Martínez presentó en el Instituto de Bellas Artes de México en el otoño de 1994. ?...Tuve que tener este encuentro con Ricardo Martínez para poder comprarle una de sus obras...?
MB: Cuénteme alguna anécdota relacionada con su experiencia como coleccionista de arte. Sus recuerdos y vivencias... RM: Una en particular es muy interesante. Durante una de mis estadías en la Ciudad de México, encontré en una librería un hermoso libro de arte dedicado al artista mexicano Ricardo Martínez, con el que no estaba familiarizado en ese momento. Inmediatamente me fascinaron sus obras. Las busqué en el mercado, pero no pude encontrar ni una sola. Ya estaba por darme por vencido, cuando decidí visitar una última galería de arte, y allí, mirando a través de la vidriera, descubrí una de sus obras. Entré en la galería y dije: ?¡He estado buscando por todas partes una pintura de Ricardo Martínez! Pero la que tienen aquí está manchada y el marco está roto.? El galerista fue muy amable. ?Conozco a Ricardo Martínez?, me dijo, ?y estoy seguro de que la pondrá en condiciones para usted.? Estaba asombradísimo de mi buena suerte. ¡No podía creerlo! ¡Semejante oportunidad así como así! El galerista me organizó una entrevista con el artista en su taller. Compartimos una charla de tres horas. Me explicó todo acerca de las obras que acababa de presentar en una gran muestra. ¡Conocer a este artista y comprender su obra fue una experiencia maravillosa! Pero era muy especial en cuanto a vender sus trabajos. Vendía sus obras solamente a aquellas personas que le caían bien... Así que tuve que tener este encuentro con Ricardo Martínez para poder comprarle una obra... ?Mi colección incluye obras de David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, José Clemente Orozco, Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Ricardo Martínez, Fernando de Szyszlo, Oswaldo Guayasamín, Carlos Mérida, Antonio Seguí, Cundo Bermúdez..., pero también de varios artistas jóvenes y menos conocidos, tales como Gitte Daehlin y Jorge Marín...?
MB: ¿Cuáles son los nombres más importantes dentro de su colección? RM: Yo colecciono arte mexicano moderno: David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, José Clemente Orozco, Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Ricardo Martínez, como acabo de mencionarle, y también otros artistas como Fernando de Szyszlo, Oswaldo Guayasamín, Carlos Mérida, Alfredo Castañeda, Rupert García, Claudio Bravo, Rudolfo Nieto, Antonio Seguí, Cundo Bermúdez y Félix Angel. Últimamente he agregado algunas obras que pensé que venían a llenar algunos vacíos en la colección: dos dibujos de Diego Rivera, una pintura de Siqueiros y otra de Orozco. También obras de Laura Hernández, así como de varios artistas jóvenes menos conocidos. Dos artistas por los que tengo especial preferencia son Gitte Daehlin y Jorge Marín. He incorporado además algunas piezas precolombinas de México y Perú, debido a la importancia y significado que tienen como raíces de algunas de las obras modernas. ?Nunca recurro a consultores de arte...?
MB: ¿Cómo compra arte?
RM: Luego de 30 años de coleccionismo, me he familiarizado mucho con el arte latinoamericano, en especial con el mexicano. Me he informado consultando libros y revistas, visitando galerías y museos, asistiendo a exposiciones y seminarios de arte, y he corrido detrás del buen arte cada vez que se me presentaba la oportunidad. Estas experiencias no sólo han contribuido a cimentar mi conocimiento del arte y los artistas sino que también me han ayudado a descubrir lo que me gusta y lo que querría coleccionar.
No hay duda de que algunos artistas tienen una significación especial a causa de su influencia sobre un determinado movimiento artístico o de su extraordinaria creatividad; ciertamente, esto es importante para el coleccionista.
La popularidad, el valor, la temática y el estilo se encuentran entre los factores que tomo en consideración cuando selecciono un objeto de arte. Pero a menos que exista una estrecha conexión entre el coleccionista y la obra, todas las demás posibles razones pueden quedar relegadas al olvido. Yo nunca recurro a consultores de arte. Para mí, el coleccionar arte es una cuestión muy personal; los cuadros que compro se convierten en amigos muy cercanos: ?para bien o para mal, quiero ser yo el que los elija. ?Los remates de arte han contribuido en gran medida a proporcionar una alta visibilidad al arte latinoamericano.?
MB: ¿Cuál es su opinión acerca de los remates de arte? RM: Los remates son importantes en el momento de establecer el valor de una obra y determinar el patrón del mercado de arte. Han contribuido en gran medida a proporcionar al arte latinoamericano una alta visibilidad. ?...Mi aspiración es tener una colección de arte amplia y diversificada...?
MB: ¿Cuáles fueron los criterios sobre los que se basó para formar su colección? RM: Desde que comencé mi colección (1930-2003) incorporando arte mexicano, mi idea fue la de tener una amplia representación de importantes artistas consagrados, así como un gran número de buenos artistas jóvenes y menos conocidos. Le di particular preferencia a la más reciente escuela de Oaxaca. Sigo la trayectoria de todos los artistas a los que les he comprado obras y tengo una vasta colección de libros de artistas de autores latinoamericanos, así como también revistas, catálogos y panfletos sobre el arte de Latinoamérica. Por regla general, no tengo más de dos pinturas o esculturas de cada artista debido a mi elección de tener una colección amplia y diversificada.
Robert Marcus, un nativo de Boston que se estableció más tarde en la ciudad de Nueva York y que ha residido durante los últimos 27 años en la zona de la Bahía de San Francisco, ha coleccionado arte latinoamericano a lo largo de 30 años. Se graduó en Harvard y obtuvo diplomas de posgrado de Tufts y la Universidad de Michigan. En 1951 comenzó su carrera como Gerente de Crédito Adjunto en una tienda de la cadena W. T. Grant, ganando 40 dólares a la semana. Demás está decir que con el tiempo, su carrera en el mundo empresarial fue progresando hasta el punto de permitirle desarrollar su pasión por coleccionar arte.
Antes de retirarse de su actividad en 1986, el señor Marcus fue Presidente y CEO de Alumax ?una compañía que figura en la lista de las 500 Principales de la revista Fortune?, dedicada a la producción de aluminio y productos derivados, con fábricas y ventas en casi todo el mundo.
Una de las ventajas de su carrera fue que le permitió al señor Marcus acceder a un contacto directo con personas de un gran número de países, lo que a su vez promovió su inquietud por interiorizarse de las diferentes culturas, de sus características únicas y de la forma en que cambian con el transcurso del tiempo. De particular interés le resultó el arte de México, que pareció atravesar un período de renacimiento durante las décadas que siguieron a la Revolución de 1910-20. El audaz arte nuevo creado durante esos años ?con sus formas y colores atrevidos, sus aspectos espirituales y humanos y su profunda raigambre cultural, con elementos tanto europeos como nativos? lo sedujo. Comenzó a coleccionar arte mexicano en la década de 1970, y en la de 1980 empezó a incorporar también a su colección obras de artistas provenientes de otros países de Latinoamérica.
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