JUAN LECUONA

Entre la Pintura y el Concepto

Por Oliveras, Elena
Argentina
JUAN LECUONA

Con el correr de los años, la variedad de motivos que, en distintas series, ponen en figura el pensamiento plástico de Juan Lecuona no hace sino subrayar su coherencia. Todo remite a un cierto número de problemas esenciales en torno al proceso de producción de la imagen. Podemos afirmar, en este sentido, que la obra de Lecuona es deconstructiva, es decir que muestra cómo un conjunto ha sido construido. Precisamente uno de los rasgos de mayor interés de la singular producción de este artista reside en el hecho de que, al tiempo que habla del presente reflejando el espí­ritu del tiempo (Zeitgeist), se vuelve hacia sí­ misma y muestra, de modo autorreferencial, los distintos momentos de su génesis.
La obra de Lecuona comienza a ser reconocida a principios de la década del 80 (de 1984 es su primera muestra individual). Es ella uno de los mejores ejemplos del retorno a la pintura -transvanguardista- que selló esa década. Pero la aceptación de la pintura, el 'volver a ensuciarse las manos' en la tela de gran tamaño, no supone un simple retorno a los valores visuales o a los aspectos sensibles, "estéticos", que los conceptualistas de los 70 desdeñaron. Si bien Lecuona conjuga sensorialidad y lirismo, no es menos cierto que no evita mostrar lo que ocurre entre bambalinas. De este modo, centraliza, 'sube a bordo', aspectos conceptuales situados por lo general 'en el borde' de la experiencia estética. Exhibe así­ los conceptos de 'proceso', 'obra terminada', 'cita', 'modelo' y 'signo' como lugar de una ausencia.
El triángulo es el signo protagonista que se repite en muchas de las pinturas que Lecuona produce en los 80. Metáfora de un yo que se difracta en una multiplicidad de egos perfila la figura de la flor de cala y puede ser también sí­mbolo de camino o de trascendencia (la misma que simbolizan las alas de las Victorias de los años 90).
El espí­ritu de libertad de Lecuona lo lleva a experimentar con diferentes procedimientos -el trabajo con otros autores en una misma obra, por ejemplo- y con materiales heterogéneos. Dentro de la serie de calas realiza, a mediados de los 80, unas doscientas flores de plomo y hierro. Luego, en una similar lí­nea de experimentación, utilizará el collage y distintos medios de impresión gráfica. Así­, en etapas sucesivas y valiéndose de distintas técnicas que van del grabado a la pintura y a la instalación, continúa con el develamiento del intertexto (figurativo, geométrico, cinético) que interviene en la elaboración de su propio texto artí­stico. De esta manera, mantiene viva, en cada serie, la exhibición de una misma trama genética.
Si la cala fue el motivo que sirvió para identificar a la pintura de Lecuona de los años 80, el molde de modista -modelo del cuerpo femenino- será en los 90 el patrón o 'plantilla' omnipresente de sus trabajos de técnica mixta. Y si en Espuma del mal (1986) el motivo central de la cala era confrontado con su modelo reducido, en la serie de las Señoritas, representadas a veces de a pares, los cuerpos femeninos esquemáticos aparecen como clones que hablan de la reproducibilidad del modelo, incluido el 'modelo humano'.
En los 90 el soporte será, en sí­ mismo, un importante elemento plástico. Como piel que protege la tela, el finí­simo papel de molde aparecerá liso o rugoso, transparente u opaco, impresionando no sólo a la mirada sino también al tacto. La sensualidad del papel contrastará con la frí­a apariencia de los personajes descarnados. Un similar contrapunto pervive en el contraste de la lí­nea (constructiva) y la mancha (informalista) y en el duelo diseño-pintura. ¿Quién tiene la última palabra si el molde que cubre la tela es a su vez velado o cubierto por la pintura? Como un palimpsesto, obras como Las chicas juegan al escondite, Era toda niebla cuando la vi, Aroma de ángeles o Cambio de ropa ofrecen escrituras (con números y letras veladas) a las que se superponen otras nuevas sin que las anteriores desaparezcan totalmente.
El ojo abstractizante que domina en la obra de Lecuona resalta en sus últimas pinturas con la presencia de cuerpos femeninos esquematizados y obsesivamente repetidos. Cuerpos individuales que, a su modo, revelan el cuerpo del mundo. No hay en ellos encarnadura, peso o volumen sino cartografí­a simbólica de la des-encarnación, de la des-afectación, de la fractura, de la multiplicabilidad infinita y del des-centramiento. Precisamente, lo único central en la obra de Lecuona es una estética del des-centramiento y de la fragmentación que recuerda el sueño antropológico de un sujeto global, í­ntegro, completo fí­sica y psí­quicamente. Sueño que se desvanece en nuestra 'modernidad lí­quida' de 'amores lí­quidos' (Bauman), época atiborrada de señales confusas que se modifican con rapidez y de forma arbitraria.
En la serie de trabajos recientes realizados sobre papel, Lecuona mantiene los elementos de sus trabajos anteriores conservando las figuras femeninas, las alas, las formas planas, el dibujo esquemático, la paleta de pocos colores y una estructura de gran equilibrio. Como en otras de sus series, se destacan en éstas los conceptos de 'proceso' y 'cita' en el marco de la 'mentalidad collage' que permite mezclar diferentes discursos plásticos con un franco contraste entre la figuración y el op art de los años 60. No hay lí­nea narrativa sino salto de la mirada, lo que muestra que Lecuona percibe como pocos la situación poshistórica del arte. Siente que toda la historia del arte está a su disposición y se sirve de ella con gran inteligencia (conceptual) y sensibilidad, es decir, del mejor modo posible.

Juan Lecuona (Buenos Aires, 1956) es principal representante del retorno a la pintura de los años 80 y co-fundador del Grupo Babel, con el que participa de muestras en su paí­s y en el extranjero. Entre las importantí­simas distinciones recibidas se cuentan el Premio al Artista del Año, otorgado por la Asociación Argentina de Crí­ticos de Arte (1995), y el Gran Premio de Honor del Salón Nacional (2003). Su obra figura en numerosas colecciones, entre ellas, la del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, MALBA (Buenos Aires), Museu de Arte Moderna de Sí£o Paulo, Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro, The Bronx Museum of Arts.
Actualmente lo representa en Miami la galerí­a Diana Lowenstein Fine Arts.