REVIEWS - VIK MUNIZ

Miami Art Museum (MAM), Miami

Por Caputo, Amalia
REVIEWS - VIK MUNIZ
El ojo humano no cesa de re- descubrir lo que ya conoce. REFLEX, la muestra itinerante organizada por el Miami Art Museum, reúne más de cien obras producidas en los últimos veinte años por artista brasilero Vik Muniz, en la que se confrontan diversos cuerpos de trabajo que en conjunto cuestionan, de modos diferentes, los diversos problemas de la percepción que le interesan al artista desde el punto de vista óptico, de la percepción, conceptual, socio cultural e histórico.
El juego alquí­mico de convertir algo en otro.
Las imágenes representadas no son lo que se ve, o sí­. Muniz elabora retratos, autorretratos, paisajes, objetos, re-crea obras importantes de la historia del arte, a partir de otros "elementos" - alambre, hilos, chocolate, diamantes, caviar, salsa de tomate, tinta, juguetes, cartas de color pantone, basura, pigmentos, por nombrar algunos- que el artista selecciona, para así­ jugar una partida de percepción óptica con el espectador.
Muniz habla siempre de la "peor ilusión posible" para referirse a los sujetos construidos a partir de otros. Habla de utilizar materiales que sean malos actores para que no interfieran en la imagen representada. Sin embargo, esto es justamente, lo que hace que su obra se componga de múltiples lecturas posibles. Establece un ví­nculo conceptual entre sus "sujetos" y los materiales con que los representa, creando dibujos tridimensionales, que luego serán fotografiados. Así­, los hijos de los cultivadores de caña de azúcar del Caribe son representados con azúcar morena y blanca sobre cartulina negra, los niños de la calle en Rí­o de Janeiro son retratos realizados con desechos post carnavalescos de las calles de la ciudad.
En su gabinete de singularidades, Muniz re-crea imágenes ingeniosas, provocativas en un amplio sentido: juega a partir de alfileres con las perspectivas Piranesianas, así­ como emula con hilos los paisajes románticos del Siglo XIX. Elabora ejercicios visuales con los materiales en sus tempranos dibujos con alambre, y con la misma soltura, retrata í­conos de la cultura popular como Frankenstein, Liz Taylor o Madonna. Elabora juegos ópticos y de perspectivas con las fotografí­as aéreas de tractores en las minas de Brasil, para luego recrear imágenes similares en pequeñas maquetas. El engaño está hecho: es imposible saber cuáles son reales y cuáles re-creadas.
Esta versatilidad desde el punto de vista conceptual aporta múltiples lecturas a lo ya conocido en su obra, llámese paisaje, í­conos del arte universal, personalidades; revelan a Muniz no sólo como un excelso conocedor de la fotografí­a como medio, sino también como un gran pintor, dibujante, conceptualista, crí­tico e historiador.
Muniz plantea a partir de un extenso perí­odo de su trabajo que las cosas no son lo que aparentan, ni en la realidad, ni en la representación. Los asuntos de la agudeza de la representación, la manipulación de la imagen y cómo percibimos más por lo que sabemos que por lo que es real, son preocupaciones que le conciernen plásticamente a la hora de proyectar una nueva serie. Muniz juega con la perspectiva, con las simulaciones, con materiales que traen una doble lectura o interpretación; establece un rapport silente con el espectador, mediante la complicidad del que comparte un juego, una clave secreta que obliga a re-pensar lo que su mente ya conoce, y a re-descubrir lo que su ojo ya ha visto.