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FOTOGRAFÍA EN LA ARGENTINA

Por Victoria Verlichak | diciembre 09, 2010

Saltos cronológicos y solidez narrativa en “Fotografía en la Argentina 1840-2010”, exhibición que recorre la historia desde sus orígenes hasta la actualidad, con imágenes canónicas y otras menos conocidas. Desplegada en todos los niveles de la galería Arte x Arte -Fundación Alfonso y Luz Castillo, con dirección artística de Eduardo Médici-, la muestra propone releer “los pasados desde elpresente”.“[Es] una reapropiación de nuestra propia historia... Una construcción de nuevas genealogías y relaciones, que, más que probar filiaciones o líneas de influencia existentes pueda sugerir sintonías posibles...”, señala la curadora Valeria González. La ambiciosa y lograda propuesta repasa 170 años de fotografía y plantea una posible historia que imagina y sostiene diálogos entre fotógrafos de momentos y mundos distintos. González convocó a más de 60 autores que expresan diversas tendencias, técnicas, visiones, historias; mientras que algunos eligen el lenguaje fotográfico puro, otros conversan con la pintura, utilizan la foto como testimonio, manipulan la imagen digitalmente, se sirven del collage o se acercan a la publicidad.

Julio Pantoja. From the series Madres del monte, 2007. 15.7 x 98.4 in. De la serie Madres del monte, 2007. 40 x 250 cm.

Entre la ilusión y la permanencia, la muestra está pensada en cuatro núcleos: “Vistas, tipos y costumbres. La fotografía argentina en el Siglo XIX, entre el documento y el artificio”; “Siglo XX: la fotografía entre la cultura de masas y la vanguardia artística”; “Fotografía, muertes, memoria”; “Posdata. Presente y pasados: especificidad de la fotografía artística en la Argentina”.

El cruce de imágenes, miradas y contextos permite verificar -aún soslayando la progresión temporal el rico desarrollo de la fotografía tanto en el trabajo de fotógrafos surgidos aquí (Francisco Ayerza, con fotografía pictórica de gauchos), como en el de los viajeros (Christiano Junior, con fotografía documental) en el Siglo XIX. Luego, el aporte de los emigrados europeos que escaparon del nazismo (los notables Grete Stern, Anatole Saderman) fue fundamental para el crecimiento de la fotografía aquí.

La retrospectiva avecina inusuales parejas de imágenes, como las del precursor Estudio Witcomb, con sus retratos decimonónicos de la alta sociedad porteña, y las de Julio Pantoja, con su serie “Las madres del monte”, que otorga visibilidad a mujeres que jamás soñaron ser retratadas y que hoy luchan en contra el desmonte de bosques. La sobriedad del blanco y negro de Horacio Coppola, con su vista del Obelisco de Buenos Aires, contrasta con el estridente tono de la imagen de Marcos López, con el monumento porteño al fondo, así como difieren los interiores de los locales comerciales de Fernando Paillet y los de Guillermo Srodek Hart.

Ya clásicas, las imágenes de Annemarie Heinrich, especializada en retratar estrellas de cine de los años ’40 y ’50, y las de Pedro Otero, artista que “fotografió la música”, profundizaron el afianzamiento de la nueva fotografía, expresando el brillo del mundo del espectáculo y las sutilezas del arte moderno. Alberto Goldenstein y Alejandro Kuropatwa posan sus miradas sobre la vida privada, disparando reflexiones acerca de qué es lo verdadero: ¿lo que aparece registrado o lo que queda afuera del cuadro? Sara Facio sobresale con su series de retratos; la imagen que muchos observadores poseen de Cortázar o Neruda, por ejemplo, son de su autoría.

Artistas y soportes tejen un relato que incluye ensayos dedicados a algunas tragedias nacionales (dictadura militar, guerra de Malvinas, atentado a la AMIA) en las obras de Tucumán Arde, Eduardo Longoni, Juan Travnik, Santiago Porter. El desasosiego existente, por la inseguridad frente a la actual escalada del delito, se halla bien reflejado en la serie de personas con armas retratadas en sus hogares por Ananké Assef.

El rico material presentado subraya la real dimensión artística de la fotografía, al tiempo que valoriza las impresiones en papel que son más cálidas que los registros fotográficos digitales que se ven en una distante pantalla de cristales líquidos. Las fotos son maravillosos objetos que continúan transmitiendo una consistencia simbólica y magia única.