El Bueno, el Malo y el Neón

La Semana de Ferias de Arte en Nueva York, 2 al 6 de marzo, 2011

Por *Carmen Ferreyra

Al final de un día maratónico con visitas a ferias de arte, seminarios, cocteles, cenas y más cocteles, en el taxi camino a casa, una gran amiga mía me dijo un sabio refrán de su abuelo: "Una visita trae felicidad cuando llega, y felicidad cuando se va." Quizás no sea exactamente felicidad, pero estoy segura de sentir alivio. La última semana, como cada año desde 1994, las ferias de arte invadieron Nueva York. Tomaron la ciudad, llenándola no sólo de obras de arte, sino también de oportunidades de conocer y saludar a los artistas, socializarse con colegas, y por supuesto hacer negocios. Fueron cinco días de actividades sin pausa, desde el mediodía hasta bien entrada la noche.

Mario Garcia Torres Je ne sais si c’en est la cause 2009

Cada una presentó, como es usual, un perfil diferente: por un lado, están The Art Show (dirigida por la Art Dealers Association), una feria de arte establecida, en su 23er año, conocida por su mercado secundario y su perfil altamente comercial; Scope y Pulse, lugares ideales para encontrar decoración que combine con los muebles de la sala de estar; y por el otro lado, están The Armory Show con su inmensidad; Volta, con sus stands de muestras individuales; y finalmente -pero no por eso la menos importante-, The Independent, con su perfil rebelde y de vanguardia.

Los pasillos del Armory Show 2011 estuvieron llenos de gente todos los días. Un destino comercial y a su vez, un lugar perfecto para pasear puertas adentro durante los últimos días del frío invernal, este año la feria presentó, como es usual, trabajos de más de 270 galerías y dealers privados. Mientras muchos de los grandes nombres estaban ausentes, hubo una fuerte presencia de galerías de Nueva York, y 18 galerías de Latinoamérica. "El camino de Ulises" ["Ulysses Way"] de Damián Ortega, en White Cube (Londres), dominó la entrada con una acumulación de objetos hogareños y electrodomésticos atados a una bicicleta. Continuando con el recorrido hacia el fondo de la feria, la instalación "Nuevos edenes" [“New Edens”] de San Van Aken en Ronald Feldman Fine Arts (Nueva York), toca temas de biodiversidad e ingeniería genética. La obra consiste en una plantación de árboles con propiedades alteradas genéticamente, con la capacidad de dar simultáneamente duraznos, ciruelas, cerezas, pelones y damascos.

Las luces de neón son el must de la temporada. La instalación de Iván Navarro en el centro de Pier 94, captó la atención de cualquier flaneur distraído. Con un gran tamaño, la instalación site-specific de neones, "La cerca del Armory" [“The Armory Fence”], sedujo a los espectadores como una trampa de luz para moscas. Luego de ver esto, cualquiera podría pensar que el "Focus 2011: Latinoamérica" estaría ubicado ahí mismo, en el centro del lugar. Después de todo, un foco es el lugar de concentración y atención. Sin embargo, para llegar a este foco, el exhausto flaneur tenía que seguir las flechas de regreso a la entrada principal para después doblar hacia la esquina izquierda. Luego de caminar por unos veinte minutos, uno se encontraba en el sector de las 18 galerías “enfocadas”, con trabajos de Marta Minujín, Eduardo Costa y David Lamelas en Henrique Faria Fine Arts (Caracas y Nueva York); Tomás Espina y Adriana Bustos en Ignacio Liprandi Arte Contemporáneo (Argentina); Pedro Tyler y Manuela Viera Gallo en Isabel Aninat (Chile); y Paulo Bruscky, Marco Maggi y la exquisita pieza Solo para equilibrar [“Just to balance”] de Marco Chaves en Nara Roesler (Brasil).

Aunque un paseo de una hora en Volta fue suficiente para ver las muestras individuales, dos trabajos captaron mi atención. Mientras la italiana Laurina Paperina (Perugi Arte

Contemporanea), conspiraba sobre "Cómo asesinar a los artistas" [“How to kill the artists”], en una pieza kitsch y humorística llena de muertes violentas y sangrientas en la historia del arte, el artista de Costa Rica, Mauricio Miranda (Galería Bickar) estaba en venta. Miranda se tatuó su espalda con 10 cuadrados de 10 cm de lado, y a través de un contrato entre los compradores y él mismo, el artista vende su piel, que el comprador podrá adquirir después de la muerte del artista. Toda una declaración sobre el mercado del arte de los pasados años y de la falta de recursos para el artista emergente.

The Independent fue la feria para ver y disfrutar con tiempo. Localizada en los cuatro pisos del antiguo edificio de DIA en Chelsea, The Independent desafía las grandes ferias con un espacio abierto de líneas no tan rectas. Lejos de la plataforma de supermercado como disposición visual de las mayores ferias de arte, las obras fueron expuestas con un estilo más libre y refrescante. Bien ubicada a la derecha de la entrada principal, la galería Jan Mot, de Bruselas, eligió dos obras de artistas latinoamericanos: Film 18 Paris IV, 70, de David Lamelas, y Je ne sais si c'en est la cause de Mario García Torres, esta última, expuesta en un espacio íntimo, mostraba el paso del tiempo a través de una serie de diapositivas de un hotel destartalado y abandonado.

A pesar de que los contenidos de los trabajos eran diferentes, las formas de Millas y momentos [“Miles and Moments”] de Katinka Bock, con tubos de arcilla instalados en el piso (compartido por las galerías Jocelyn Wolff y Meyer Riegger), impresos con huellas de neumático de automóvil, me recordaron al arte de proceso de Impresión de neumático de automóvil [“Automobile Tire Print”] de Rauschenberg. Otro sentimiento de afinidades que experimenté fue el ruido del proyector (había al menos cuatro obras con proyectores de film o diapositivas en The Independent) en Eyeballing de Rosalind Nashashibi, que inmediatamente me llevó a pensar en Rheinmetall/Victoria 8, de Rodney Graham. Por último, siguiendo la tendencia del la temporada de luz de neón del 2011, “Bloody Bloody Mary Mary” de Douglas Gordon y Jonathan Monk atrajo multitudes de cámaras fotográficas. Definitivamente, The Independent utilizó hábilmente su espacio industrial blanco y abierto, permitiendo al visitante regresar a una obra, sin la molesta arbitrariedad de caminar en línea recta.

Si contase todas las muestras de la semana pasada, asumiría que le toma a una persona más de un mes ver todo con la atención que cada trabajo merece. Además de las ferias mencionadas anteriormente, también estuvieron Pool, Verge Art Brooklyn, Red Dot, Fountain y la adición de este año: the Dependent. Con toda esta sobredosis de material visual, como bien diría el abuelo de mi amiga: "Las visitas también traen felicidad cuando se van".

*Carmen Ferreyra se graduó recientemente de la Universidad de Columbia, y vive en Nueva York. Desde octubre del 2007, trabaja como gerente de operaciones en la feria de arte Pinta en Londres y Nueva York. En Columbia, condujo investigaciones sobre arte contemporáneo argentino. Además, ha curado muestras en Nueva York y Buenos Aires, y ha colaborado en el Museo del Barrio y en la Colección Patricia Phelps de Cisneros en la ciudad de Nueva York.