La artista Julieta Aranda presenta Redes Fantasmas en la galería OMR, de México

Desde el 24 de Mayo hasta el 30 de junio, la Galería OMR, de México, presenta la muestra Redes Fantasmas. Una exhibición realizada en dos movimientos por la mexicana Julieta Aranda: en el subsuelo de la galería una parte, subiendo las escaleras la otra.

Redes Fantasmas. Ph: Galería OMR

Por un lado, el primer movimiento de Redes Fantasmas está marcado por el interés de la artista en lo que se denomina “pesca fantasma” y “redes fantasmas”. Esto se trata de las redes que quedan en el fondo del océano, a la deriva y que accidentalmente atrapan peces. Por el otro lado, el segundo movimiento busca, a través de sus propias redes, reflejarse y conectarse con otros artistas: consta de trabajos hechos por Saâdane Afif, Natalie Czech, Jean- Pascal Flavien, Liam Gillick, Pedro Neves Marques, Trevor Paglen, Franck Audoux y Valerie Chartrain, Anri Sala and Michael John Whelan. Todos ellos invitados por haber sido interlocutores indispensables para Aranda en la realización de su proyecto.

 

Un texto de Chus Martínez analizando la obra, explica: “Los huesos no son nada más que arquitectura, materiales, soporte, estructura o motor. Hace falta una imaginación salvaje con relación a los huesos, acerca de su función y sus conocimientos. Últimamente, todos estamos fascinados por las bacterias y la idea de ser poseído por millones de microorganismos. Incluso las suponemos como una especie de órgano descentralizado que desafía la centralidad histórica y biológica de nuestro cerebro. En las bacterias vemos la conectividad, la elocuencia, la posibilidad de abordar problemas colectivamente, las vemos de forma política, por así decir. Son nuestra forma de imaginar la nanotecnología y la inteligencia artificial en un mundo pensado de adentro hacia fuera.

Los huesos, por el contrario, pertenecen a la tierra silenciosa: tendemos a representarlos como la estructura necesaria para la vida que ni siquiera tiene la oportunidad para una “crítica del hueso” adecuada. Sin embargo, nada más lejos de la verdad: la osteocalcina, una proteína descubierta en el siglo pasado, demostró desempeñar un papel crucial en la regulación de azúcar en la sangre. En otras palabras: ¿Quién hubiera pensado los huesos como un órgano endocrino, con un rol directo en nuestra memoria y estado de ánimo? Y voilà! Esta es la razón por la que los protagonistas de la última instalación de Julieta Aranda son los huesos, no solo como portadores de la memoria de la vida, pero también como sus mayores preservadores”.