Artist Immigrants of Washington: The Looking Glass
American University Museum / Alper Initiative for Washington Art. Washington
El título de la exhibición retoma el del video “The Looking Glass” del pionero Juan Downey (1940-1993) tanto por las implicaciones conceptuales que el curador y director del museo Jack Rasmussen precisa en el catálogo –su “uso del espejo como metáfora para entender la identidad”- como por el hecho de que vivió en Washington algunos años desde 1965, justo antes de comenzar las series seminales de video que grabó a partir de experiencias de movilidad territorial y cultural. Ciertamente, la inicitativa que se desarrolla en el museo abre un campo necesario para artistas inmigrantes en Washington incluyendo tanto obras de artistas ya fallecidos como de contemporáneos. Una escultura constructivista de José Ignacio Bermúdez (1922-1998) testimonia el paso por la ciudad de quien fuera uno de los miembros del Grupo de los Once en Cuba, donde la Revolución alteró el curso del desarrollo de la abstracción. Como Downey, Joan Belmar nació en Chile. Su instalación abstracta con vasos plásticos y mylar conforma una zona semicircular a modo de un territorio donde las percepciones de transparencia y opacidad varían con la luz: el espectador ve rastros imprecisos, formas a modo de mapas inestables y subjetivos. La exhibición incluye obra de Naúl Ojeda (1939-2002) quien emigró de Uruguay en medio de la represión política de los 70 y tras un periplo pasó 30 años en Washington. Su obra combina la tradición del grabado social y humorístico latinoamericano, con el vigor del expresionismo. Hay también humor en la obra del miamense Ric García, que se apropia del pop neoyorquino, para recuperar alimentos y productos latinos: eleva los enlatados de la marca “Goya” a la categoría de la Campbell de Warhol. El humor en la obra en mútiples medios de Lenny Campello –dealer, bloguero, curador y autor del libro 100 artists of Washington D.C. - es político y biográfico: mezcla recursos textuales y gráficos para abordar como emblema de la distopía al Ché Guevara. La ironía en la colombiana Carolina Mayorga consiste en una operación que duplica a través del performance los roles de servidumbre asignados a los inmigrantes, pero al transformarlos en materia del arte, justamente los desarticula. En Irene Clouthier (México) prima el sentido del juego. Sus esculturas flotantes en papel cumplen con la condición de la levedad de Calvino y se asoman a la historia del arte abstracto de modo lúdico y leve. Frida Larios (El Salvador) interviene el espacio con gráficas que forman parte de su proyecto investigativo y libro Nuevo lenguaje maya, en el que resideña los hierogramas proponiendo un lúdico sistema de signos que desafía las hegemonías culturales. La conmovedora instalación de Muriel Hasbun está conformada por tres piezas: el video Scheherazade que evoca en fragmentos entrecruzados las múltiples historias de exodo de sus ancestros, marcada por las guerras, y la suya, como emigrante de El Salvador en 1979 durante la Guerra CivilM una pintura de Julio Sequeira y un aparato creado para el intercambio de narrativas: “Esta Scheherazade”, dice “afirma el poder de narrativas personales y culturales en la construcción de identidad”.