JOSÉ LUIS LANDET. LA IRREFRENABLE ASPIRACIÓN A LA OBRA DE ARTE TOTAL.
No es la primera vez que al recorrer la obra de José Luis Landet me invade la sensación de que la perseverancia, la tenacidad y la insistencia de su proyecto poético apuntan a la realización de la obra de arte total. Quizás sea por lo mayúsculo de su empeño o por la amplitud del espectro de sus intereses pero la sensación a la que me refiero –que de todos modos también encuentra ecos en ciertas decisiones formales⎼ remite a una suerte de férrea voluntad de crear una única obra de arte que conjugue la síntesis de todas las demás.
La idea de Gesamtkunstwerk (obra de arte total) fue bastante popular entre los utopistas de principios de siglo XX. Ahí están los Proun de El Lissitzsky (artista visionario del que Oscar Massota tomó prestada la noción de “desmaterialización”), los Merz de Kurt Schwitters o la escultura-arquitectura de Tatlin, de cuyo famoso e inconcluso Monumento a la Tercera Internacional resuenan ecos en la rampa-escultura que Landet instaló en el centro del Museo Marco en La Boca. Al igual que Landet, a todos ellos los desvelaba la idea de integrar las artes a una nueva realidad, nueva en términos espaciales, sociales y políticos. Pero si los utopistas revolucionarios del siglo XX insuflaban su trabajo con el relato de la gran Historia colectiva, Landet parte de la historia con minúscula y presta especial atención a la articulación –siempre esquiva⎼ entre las pequeñas historias personales y los macro acontecimientos.
Bajo la curaduría de Sandra Juárez la exposición en el Museo Marco despliega de manera extensiva el modus operandi de Landet: desde la recuperación, apropiación e intervención sobre viejas y olvidadas pinturas de paisajes a partir de las cuales recompone, conceptualmente, otros paisajes posibles hasta la reciente invención de una suerte de alfabeto personal, cuyas grafías y signos exudan aires prehispánicos. En este caso la acción de recuperación resulta una operación situada: en el centro de una de las salas, un óleo de Enrique Nani se convierte en la coartada perfecta para la deconstrucción cromática de un paisaje boquense.
Landet reconoce su doble obsesión por los archivos y por la ficción. Así, a partir de un ingenioso cruce entre ambos, desarrolla su proyecto poético, incluso alojando en él guiños hacia su propia historia familiar. Si en todo archivo anida un potencial deseo de memoria, la ficción (es decir, el arte) es el combustible que Landet utiliza para volver a poner en marcha los detritus de la historia. Tal como propuso Luis Felipe Noé allá por 1965 en su libro “Antiestética” al reflexionar sobre las relaciones del artista con su propio tiempo: “La única manera de ser actual es ser un buscador de formas, pero no de imágenes, sino de algo mucho más total: de formas de ver”.
José Luis Landet. “El Atajo”. Del 16/04/2021 al 07/08/2021.
MARCO Museo de Arte Contemporáneo de La Boca. Av. Almirante Brown 1031, Barrio de La Boca. Buenos Aires.