Marta Minujín | Cortocircuito 1966-1968

Por Daniel R. Quiles | marzo 23, 2010

MINUCODEs, la muestra que incluye material de archivo y una ambientación medial relacionados con las obras de Marta Minujín de fines de los años sesenta que involucraban la participación del público y que presenta actualmente la Americas Society, ofrece la oportunidad de reconsiderar los proyectos de esta artista argentina referidos al intercambio internacional o realizados en el exterior entre 1966 y 1968. Durante ese período en el que residió principalmente en Nueva York, su producción artística hacía partícipe al espectador de experiencias sociales compartidas de un modo llamativamente similar al de algunos ejemplos de “estética relacional”1 ampliamente analizados. Sin embargo, más allá de facilitar esta dimensión accesible de su obra, la utilización de medios y tecnologías que hace Minujín y sus elecciones de participantes y escenarios también sirvieron para poner al descubierto los circuitos de intercambio cultural y político en los que estas instituciones e individuos − entre los que se incluía la propia artista − se encontraban cómodamente instalados.

Marta Minujín

En octubre de 1966, en el Instituto Torcuato di Tella de Buenos Aires, Minujín montó Simultaneidad en simultaneidad [Simultaneity in Simultaneity], la contribución argentina a Three Country Happening, un proyecto realizado en colaboración con Allan Kaprow en Nueva York y Wolf Vostell en Berlín, en el cual los tres artistas presentaban happenings en forma simultánea.2 En la fase final de su proyecto, Minujín realizó grabaciones fílmicas y sonoras de figuras representativas de los medios de comunicación de Argentina, sometiendo a aquéllos que normalmente se encontraban en control de la comunicación masiva a la demostración de sus habilidades mediáticas. También es de destacar que, anticipándose a su próxima mudanza al exterior, la obra Three Country Happening inauguró una red artística internacional entre Minujín y los artistas del Di Tella e instituciones de diversas ciudades.

Hacia finales de ese año, la artista se traslada a Nueva York como ganadora de una beca Guggenheim. En abril de 1967, crea para el Pabellón de la Juventud de la Feria Mundial de Montreal la obra Circuit, una ambientación integrada por tres grupos. Los integrantes de uno de los grupos miraron filmes y otros tipos de material televisado en un auditorio central, mientras que los dos grupos restantes pudieron evaluar las actividades del primer grupo a través de transmisiones radiales y por altoparlantes. Minujín seleccionó a los espectadores sobre la base de cuestionarios publicados en periódicos de Montreal que incluían datos personales tales como nombre, sexo, altura, color de cabello y preferencias en cuanto a moda; una computadora organizó los tres grupos en base a características comunes. El proyecto literalizaba la división de receptores de información en diferentes grupos demográficos con diferentes niveles de acceso a la tecnología y el contenido que realizan los medios masivos de comunicación.

La muestra Minucode fue organizada y llevada a cabo en mayo y junio de 1968 en el Center for Inter-American Relations (Centro para las Relaciones Interamericanas), que pasó a llamarse Americas Society en 1984. Una vez más se utilizaron cuestionarios para encuadrar a los participantes conforme a una de cuatro actividades profesionales: las relacionadas con la política, el arte, la moda o los medios de comunicación. Se realizaron cuatro cócteles para cada grupo. En cada uno de estos eventos, ocho invitados se unieron al artista Tony Martin para crear nuevas “ambientaciones mediales” que se exhibieron colectivamente en una muestra posterior que estuvo abierta al público, en la que también se proyectaron filmes de las fiestas sobre el cuerpo de los espectadores. Observando el interés de Minujín en el objetivo de Marshall McLuhan de promover una toma de conciencia creciente con respecto a los efectos que provocan los medios de comunicación, Alexander Alberro ha sostenido que en Minucode “el tipo particular de información era irrelevante; lo importante era la interacción con otra información...”5 El medio más “análogo” empleado por la artista − el cóctel − tiene, sin embargo, un alto valor simbólico en relación con el contexto de la obra. Financiado por la poderosa familia Rockefeller, el Centro para las Relaciones Interamericanas fue diseñado para promover la democracia defendiéndola contra el comunismo y para favorecer los intereses económicos estadounidenses en Latinoamérica en medio de la Guerra Fría. Minujín separó a los espectadores, ubicándolos dentro de la esfera de la política, la cultura o la información de forma que se correspondía con las iniciativas interdisciplinarias de extensión de la institución y volvió a crear los acontecimientos sociales aparentemente benignos a los que todos recurren para la publicidad y la recaudación de fondos. La proyección de las fiestas en múltiples niveles reenfocó la atención sobre las operaciones de la institución, dejando al descubierto las redes más amplias que condicionaban tanto los acontecimientos históricos en curso como la recepción y el éxito de la artista en Estados Unidos.

Los circuitos de ideas y de bienes también se encuentran presentes en Importación-exportación, que Minujín organizó más tarde ese mismo año en el Di Tella, en Buenos Aires.6 En ese caso se presentaban ambientaciones multimedia con material fílmico de la estadía de la artista en Nueva York, relacionado con el movimiento hippie. También montó una “feria hippie” con mercadería psicodélica traída de Estados Unidos. Tal como ocurría en Minucode, a través de eventos festivos se señalaba la existencia de una red internacional que une al arte con otros campos de producción, infundiendo un contenido serio en el espectáculo participativo.

Curada por Gabriela Rangel y José Luis Blondet, MINUCODEs presenta información de archivo relacionada con Simultaneidad en simultaneidad, Circuit y Minucode, y reinstala la última ambientación medial de Minucode en la institución donde fue vista por primera vez. Tal como lo hiciera con anterioridad la muestra presentada en 2006 por la Americas Society, A Principality of its Own: 40 Years of Visual Arts at the Americas Society, el argumento implícito en MINUCODEs es que la tarea de la institución cultural post-Guerra Fría es la historización de su propia trayectoria. Sabiamente, Blondet y Rangel no intentan volver a montar los cócteles de Minucode; el aspecto participativo del proyecto continúa siendo histórico. Se nos ofrece una visión panorámica de todos los componentes y eventos que conforman la obra de la que pocos, salvo la artista, tenían conocimiento en ese momento. Ya no es posible eludir la crítica institucional norte-sur que presenta Minujín, y que alguna vez estuviera disimulada como arte-recreación.