TBA21, UNA NUEVA VISIÓN DEL ARTE CONTEMPORÁNEO | ENTREVISTA CON CARLOS URROZ

Por Matías Helbig, corresponsal en Europa

A semanas del lanzamiento de la Season 2 de st_age, el programa de exposición digital desarrollado por la Fundación TBA21, hacemos un breve recorrido por el modelo de trabajo de la fundación y conversamos con Carlos Urroz, director desde 2018, sobre los tipos de proyectos que llevan a cabo y su relación  con el arte contemporáneo en América Latina.

La Fundación TBA21, creada por Francesca Thyssen-Bornemisza, va camino a cumplir su vigésimo aniversario. Desde 2002, la organización se ha implicado de manera categórica en el desarrollo de proyectos colaborativos que pusieran en contacto a investigadores, académicos, artistas y curadores para trabajar en periodos de largo plazo sobre temas de relevancia política invisibilizadas por los mismos procesos político-burocráticos que los gestionan. De esta manera, TBA21 ha ido generando una colección de arte contemporáneo —son más de seiscientas las obras que conserva— inscripta en problemáticas del siglo XXI, y que es consecuencia de una forma de concebir la producción artística al margen de su valor especulativo dentro de la industria. Dicho en otras palabras, tal como lo describe Francesca Thyssen en el prólogo del The Comissions Book, la certeza de que “el arte no tiene solamente el potencial de imaginar nuevos mundos, sino que es su deber hacerlo”, porque es intrínseco al arte la capacidad de constituir nuevos lenguajes que descodifiquen la realidad.

Francesca Thyssen y Carlos Urroz. Ph: Iván Hidalgo.

MH:  Después de dirigir ARCOmadrid durante una década, desde 2018 desempeñás el rol de director general en TBA21. Tu trabajo como director coincidió, en ambas ocasiones, con una crisis. En el primer caso con la crisis española del 2008 y, ahora, con la crisis sanitaria y económica consecuencia del COVID-19. ¿Qué desafíos y oportunidades plantean este tipo de escenarios en la gestión de proyectos relacionados a una industria tan importante, pero a su vez tan frágil, como lo es la industria cultural/artística? 

CU: Gestionar en este tipo de escenarios te hace más innovador y valiente. Hay que asumir riesgos, si salen bien, estupendo, si no, al menos hay que intentarlo.

Sin embargo, lo que estamos atravesando en la actualidad, como contexto, es mucho más complejo. Con TBA21 estábamos orientados a la producción de grandes proyectos en colaboración con tercereas instituciones y bienales, principalmente con relación a contenidos medioambientales y sociales, y la pandemia ha hecho que todo el programa de residencias y performance se haya pospuesto. Es a partir de ahí que Francesca Thyssen y nuestra comisaria Soledad Gutiérrez crean la plataforma st_age. Esto nos ha permitido introducir un espacio de exhibición para los artistas con los que ya veníamos trabajando o de los que hemos tenido conocimiento por instituciones que colaboran con nosotros.

Lo cierto es que ha funcionado muy bien, porque no se trata solamente de alojar la obra de los artistas, sino también de tener un archivo con todas las investigaciones que estos han ido desarrollando. Además, la plataforma digital nos permite poner en contexto las obras a través de podcasts y entrevistas, por ejemplo.

 

MH: En The Comissions Book publicado el año pasado, tanto las palabras de Francesca Thyssen como los proyectos presentados y los diversos temas de estudio e investigación funcionan casi a modo de manifiesto. Es, en definitiva, una propuesta para una nueva forma de coleccionismo y de producción artística. ¿Podrías explicarnos un poco la visión de TBA21, hacia dónde se dirige?

CU: Francesca, como hija y nieta de grandes coleccionistas entendieron que el coleccionismo del siglo XXI debía tener otras características: apoyar a los artistas en los procesos de producción y centrarse en obras que trataran los temas que eran de interés para la sociedad.

En la actualidad, estos temas giran, principalmente, en torno a la crisis climática. Por eso los artistas que colaboran con la fundación están tan alineados con esas temáticas. Y dado a que Francesca Thyssen es la coleccionista final, el valor de las obras en el mercado no es de nuestro interés, lo que importa es que los mensajes a los que estos artistas intentan dar voz tengan visibilidad. Cosa que una galería comercial o en una feria no sería posible.

 

Una forma de entender con mayor claridad las formas de trabajo de TBA21 es, precisamente, a través de TBA21-Academy y un proyecto específico que devino de allí: Prospecting Ocean, del artista italiano Armin Linke (Milán, 1966).

Convocados por el curador Ute Meta Bauer a participar del ciclo The Current —expediciones oceánicas a bordo del M/Y Dardanella—, en el marco de la TBA21-Academy, Armin Linke y la autora y curadora Stefanie Hessler, actual directora del Kunsthall Trondheim (Noruega), se involucraron en un proyecto de tres años con relación a la explotación mineral de los océanos. Luego el proyecto se transformó en una exposición que se exhibió en el Institute of Marine Science de Venecia. En una conversación con Ute Meta Bauer, Markus Reymann, director de TBA21-Academy, explicó: “Lo que hacemos es muy diferente a un planeamiento de exposiciones, es algo de carácter más orgánico (…) Sin la experiencia de Linke en el Anthropocene Observatory Project, en Berlín, y sin su conexión con Davor Vidas, experto en Derecho Marítimo, nunca hubiéramos llegado a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos”. 

Básicamente, el proyecto de Linke y Hessler es una prueba del alcance que el trabajo colaborativo e interdisciplinar que promueve TBA21 es una herramienta fundamental para introducir la práctica y el lenguaje artístico dentro de los organismos internacionales involucrados en las problemáticas que abordan estos proyectos. En última instancia, pone de manifiesto la concepción que la fundación de Francesca Thyssen tiene con relación al arte contemporáneo y su capacidad transformadora. O como lo decscribe Hessler en Artistic research in the Deep: Armin Linke’s Porspecting Ocean, el lenguaje artístico como una respuesta a la “necesidad de nuevas herramientas de visibilidad”.

   

   

MH: ¿Qué relación tiene TBA21 con la escena artística de América Latina?

CU: Entendemos nuestro vínculo con España, en general, y con Madrid, en particular, como una posición que nos da muchísima proyección hacia Latinoamérica. Por mencionar algo reciente, en la última exposición que hemos realizado en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Avanzar a paso leve, han participado artistas como Patricia Domínguez (Chile, 1984), Christian Salablanca Díaz (Costa Rica, 1990) y Naufus Ramírez-Figueroa (Guatemala, 1978), entre otros. Y también lo hemos hecho en el pasado, por ejemplo, con el proyecto Atopia, una exposición que estuvo en Perú, Ecuador y Colombia. 

Pero insisto, uno de los motivos por los cuales estamos asentados en la ciudad de Madrid es el estrecho vínculo que tiene con América Latina.

MH: ¿Qué consecuencias ha tenido el contexto actual en esta relación de exposiciones y programas físiscos con instituciones de la región?

CU: Lamentablemente, de momento no hay tantos proyectos. Pero estamos en constante contacto con comisarios, instituciones y artistas que se interesan por TBA21 para repensar un poco las formar de re-abordar estas colaboraciones tras la pandemia. El hecho de la crisis económica nos afecta a todos, hay menos fuelle económico en los museos e instituciones, tanto públicas como privadas.

   

   

MH: Por último, retomando la iniciativa de st_age como ejemplo, ¿qué importancia comienza a tener la tecnología en la gestión de proyectos culturales? ¿Es algo que se ha introducido dentro del circuito expositivo a modo de solución temporal, o ha venido para quedarse?

CU: Mira, ahora vamos a tener dentro de st_age un capítulo dedicado a la exposición After Nature, de Claudia Comte, en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, por ejemplo. La tecnología ha venido para quedarse, habrá que aprender a modularlo y a vincularlo a lo físico. Pero ya no funciona a modo de complemento. Antes sí lo entendíamos así, como una herramienta de marketing digital o de estrategias de contenidos orientadas a la promoción de las exposiciones y demás. Ahora es diferente: lo digital está desde la concepción de los proyectos, es una parte vital de ellos. Pongamos por caso st_age. Ha sido primero una plataforma online y después una exposición física, no al revés.

Por otra parte, en línea con la concepción que tenemos desde TBA21, el impacto ambiental que tienen las propuestas digitales es mínimo y, a su vez, nos permite alcanzar audiencias infinitamente mayores. Sin embargo, la experiencia física de estar frente a una obra es irremplazable. Por eso lo fundamental es encontrar las formas de adaptar estas tecnologías a las experiencias de antes.

En su What is contemporary art?, el teórico Terrry Smith escribe: “La contemporaneidad se manifiesta no solo en la inaudita proliferación de arte, o en sus variaciones aparentemente infinitas, sino ante todo en la emergencia y la confrontación de modos muy distintos de hacer arte y de emplearlo para comunicarse con los demás”. No cabe dudas que a nivel institucional TBA21 es uno de los primeros entes que hace de esta afirmación una premisa. Una institución de nuestro siglo que responde a las necesidades que el ecosistema político, social y artístico tiene en nuestro siglo. Y, probablemente, una de las pocas organizaciones con la capacidad y el compromiso de llevar el arte contemporáneo hacia un sistema de trabajo que excede los marcos de los museos y del Arte en tanto que una esfera aislada del resto de las disciplinas. TBA21 impulsa el trabajo de los artistas hacia ese otro sitio, reivindicándolo como una herramienta de visibilidad y construcción de conocimiento.