IN MEMORIAM. TAMARA DÍAZ BRINGAS

Tamara Díaz Bringas (Cuba 1973- Madrid 2022). "Ante aquella ficción de 'la distancia crítica,' prefiero situar mi práctica desde la proximidad. La idea de estar implicada, de ser parte de los procesos con los que trabajo, de producir crítica, escritura o conocimiento. con otros, junto a ellos, más que sobre ellos. " La temprana partida de la curadora, investigadora y escritora cubana-costarricense Tamara Díaz Bringas  ha conmovido el mundo del arte. Su trabajo, como destacaba Teorética en el lanzamiento de su libro, Crítica Próxima, contribuyó "de forma decisiva a la construcción del campo de debate, local e internacional, sobre el arte contemporáneo de la región".

IN MEMORIAM. TAMARA DÍAZ BRINGAS

El libro reúne cinco ensayos escritos entre el año 2001 y 2015, que "nos develan sus diversos intereses y apuestas, las cuales van desde observar con rigor procesos artísticos hasta la reflexión sobre coyunturas políticas específicas, desde revisiones retrospectivas, hasta ejercicios poéticos en torno al por venir". El crítico Cuauthemoc Medina la rememoró así:

Tamara fue una de las luminarias que produjo la diáspora del pensamiento y arte cubano reciente, y a partir de su estrecha colaboración con Virginia Pérez-Ratton en Teorética, fue uno de los referentes claves de la crítica y curaduría del arte reciente de América Central

En su libro, La proximidad crítica, publicado como parte de la serie Escrituras Locales I, de Teorética, reflexionaba sobre la invisibilidad del arte que se produce en Centroamérica y en el Caribe. La proximidad afectiva que marcó su relación con la producción artística es descrita por las siguientes palabras:

 

A veces admiramos, erróneamente, a las personas que hacen mucho ruido, que están siempre imponiéndose, porque nos hacen pensar que no somos nada. Tamara era exactamente lo contrario, era esa persona callada que definía con un gesto todo el sentido del mundo, que podía con una sonrisa hacerte repensar toda tu vida. Tamara no tenía ninguna negociación con la vida, era transparente y leal y asumía, con un estoicismo digno del más férreo iluminado, las consecuencias de sus decisiones.

 

A veces miramos el mundo como si fuera todo nuestra responsabilidad y eso nos hace ser incapaces de cosas importantes, de cosas verdaderamente importantes. Tamara siempre supo qué era lo importante, porque su mundo estaba muy bien definido: era donde ella podía incidir, era donde podía dejar algo plantado, era no dejar que los espacios a su alrededor se intoxicaran. Quien tuvo la posibilidad de estar en esos espacios era marcado para siempre, uno entendía sin que nadie le explicara, cómo es que de verdad se cambian las cosas en el mundo.

 

Al final todas las desgracias del mundo están relacionadas con no entender qué cosa es amar, con esa enfermedad que nos hace rogar o despreciar. No sé cómo, pero Tamara es una de las pocas personas que ha entendido no sólo el sentido del amor sino la manera de darlo a todos. Y todos se lo regresaron cuando entró en esta última etapa de su vida, no se de nadie que haya tenido más amigos dispuestos a dejarlo todo por acompañarla. No había visto un cuarto de hospital tan bello, con dibujos de los hijos de sus amigos para ella, la frase sabia feminista, la foto del mar infinito … Tamara sabía que el amor es algo específico.

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