Ocho artistas latinoamericanos exploraron la experiencia del espectador en el Museo Universitario del Chopo, México
La exhibición Medios y ambientes, curada por Tatiana Flores y Laura Roulet, en el Museo Universitario del Chopo, de Ciudad de México, permitió ver de mayo a octubre la obra de ocho artistas latinoamericanos que emplean una noción expansiva del espacio para retar los límites del objeto y de los medios artísticos.
Los artistas proponen la experiencia del espectador como tema principal, al crear ambientes de inmersión tota, utilizando diversos soportes.
Las obras se relacionan de varias maneras. En la Galería central Guerra de la Paz y Angela Bonadies se inspiraron en el ámbito mexicano. Bonadies creó fotografías de la antigua penitenciaría, hoy archivo general de la Nación y del edificio del Museo Universitario del Chopo, con lo cual establece un diálogo interesante, entre el pasado y el presente, la obra y la estructura del Museo. Guerra de la Paz elaboró una pieza in situ con ropa usada, creando diferentes valores cromáticos que hacen referencia a una sociedad de consumo, al sufrimiento de la humanidad y a las políticas de exclusión a grupos marginados.
En la galería sur, los paisajes hechos al aire libre por García-Roig abordan la pintura como su medio escultórico, creando superficies palpables que muestran cómo el proceso de la visión está relacionado con la corporalidad, tema que se ve reflejado en la pieza de Clouthier compuesta por 17 peceras que miran al espectador. La pieza de Fernández, inspirada por cuadros abstractos e instalaciones penetrables del artista brasileño Hélio Oiticica, crea ambientes coloridos que juegan con la bidimensionalidad y la tridimensionalidad. La instalación de Collazo-Llorens se relaciona con la experiencia del espectador, creando imágenes fragmentadas que se repiten a sí mismas dentro de una sala oscura con proyectores de sonido. Tanto Juhasz-Alvarado como Clouthier juegan con la escala, Clouthier con sus cubos magnificados y Juhasz-Alvarado con su sofá en forma de oreja, hace una referencia histórica al tianguis del Chopo.
La exhibición reflejó cómo el espectador y el contexto expositivo han desplazado al objeto propio del arte contemporáneo, creando un espectador activo que se relaciona con el espacio.