Reinstalación de la Colección de Arte Moderno muestra la relevancia del arte cinético latinoamericano
En 1955, la exhibición “Le Mouvement” inaugurada en Denise René Gallery, se convirtió en el primer show trascendente de arte cinético en Francia y en el comienzo de una nueva categoría de arte. Marcel Duchamp, Alexander Calder, Naum Gabo y Laszlo Moholy-Nagy habian explorado el movimiento real y óptico en el arte antes de la Guerra, un periódico fuertemente influenciado por las estéticas de la maquinaria. Pero fue solo hace los cincuenta cuando el arte cinético se estableció como una disciplina diferenciada en Francia, gracias al trabajo de Victor Vasarely, Jean Tinguely, Pol Bury y Jesús Soto.
Del mismo modo en que sus creadores compartieron un espacio en París durante los cincuenta y sesenta, hoy sus piezas cinéticas lo comparten. Una selección de las piezas "lumino-cinéticas" que combinan luz y movimiento y trabajos puramente ópticos llenan dos habitaciones en la exhibición La Colección Moderna en el Centre Georges Pompidou, una reinstalación de la colección permanente del museo, dedicada al arte moderno.
Pero el interés no reside sólo en los efectos de esos trabajos. La concentración de artistas latinoamericanos en esas dos habitaciones de uno de los más importantes museos de arte moderno en el mundo, muestra la importancia que esos artistas tuvieron en la formación de un eje de la creación en Francia después de la Segunda Guerra Mundial. Ellos representaron el espíritu de su tiempo a través de la incorporación del espectador en su trabajo, y se ocuparon de interrogantes contemporáneos como el uso de nuevos materiales industriales, el rol del arte, de la investigación científica y tecnológica y la escuela. Su trabajo fue la epitome de una era de vertiginosos cambios sociales, económicos y políticos que siguieron a la Segunda Guerra Mundial.
Para Francia, el período de la posguerra fue un tiempo de reconstrucción, desarrollo y nuevos proyectos sociales. El gobierno francés encabezado por Charles de Gaulle estableció Fuertes vínculos con otros países europeos e impulsó una era de crecimiento económico a través de la reconstrucción de las instituciones sociales y de la industria nacional. El presidente de Gaulle persiguió la restauración nacional de Francia y de su imagen internacional, no solamente invirtiendo en la tecnología, sino a través de la promoción de la nueva cultura francesa moderna.
Fue un tiempo en que los venezolanos Carlos Cruz-Díez y Jesús Soto, los argentinos Julio Le Parc, Gregorio Vardanega y Horacio García-Rossi, así como muchos otros artistas latinoamericanos que no están presentes en la exhibición, pero igualmente relevantes para la época, aunaron sus creaciones artísticas a favor de la construcción de una nueva era que tendría influencia en el patrón en el que el arte se estaba desarrollando, una cuestión que retrotrae a París a los inicios del mapa del arte contemporáneo.