Ruido Blanco, de Gabriel de la Mora

en el MACO de Oaxaca, México

El Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) exhibe Ruido Blanco, del artista mexicano Gabriel de la Mora (Colima, México 1968), una muestra curada por Kerstin Erdmann y co-organizada por la galería OMR, en la cual se incluyen más de 60 obras de los últimos cinco años de su producción en medios que abarcan desde el dibujo hasta la escultura.

Ruido Blanco, de Gabriel de la Mora

Ruido Blanco es el resultado de un ejercicio en el que Gabriel de la Mora desdibuja la forma hasta llevarla al grado más sutil de existencia. La negación de lo figurativo y de la apariencia deviene en objetos que, en un proceso gradual de abstracción, van aproximándose cada vez más a la naturaleza del ruido blanco.

De la Mora estudió la carrera de arquitectura en la Universidad Anáhuacy un Master of Fine Arts (MFA) en pintura, fotografía y video en el Pratt Institute de Nueva York. Realizó una residencia de trabajo en la Escuela de Diseño y Bellas Artes de Saint Etienne (Francia, 2006), y ha obtenido varios reconocimientos entre los que destacan: Primer Premio del Segundo Concurso Internacional de Arte Contemporáneo WTC (2006), Premio de Adquisición en el formato bidimensional en la VII Bienal Monterrey FEMSA (Monterrey México, 2005), la Beca Fulbright-García Robles y la Beca Jacques y Natasha Gelman (2001-2003), el Primer Premio en la Bienal de Pintura Alfonso Michel (1997). Ha participado en ferias como Art Basel y Art Basel Miami Beach, y The Armory Show en Nueva York.

Visión del Ruido Blanco de Gabriel De la Mora según Kerstin Erdmann

Al comienzo está la figura. En la exposición Ruido Blanco, Gabriel de la Mora (1968, Colima, México) desdibuja la forma hasta llevarla al grado más sutil y minimalista de su existencia inicial: la imagen se transforma y se difumina lentamente. Rasgos, siluetas, presentimientos que exploran la ambigüedad de lo figurativo se desvanecen y dejan solamente un rastro de lo que fueron. La obra surge en el momento de borrarla, rasparla o arrancarla, en la negación de lo inicialmente expresado queda la reafirmación del residuo.

Omnipresente está el ruido blanco que da el título a la muestra: lo percibimos como un residuo de algo que en algún momento representó la realidad, pero actualmente carece de una forma específica. Actúa como una señal aleatoria cuyos componentes no guardan ninguna relación entre sí, es imposible de comprimir y es independiente a los procesos lineales del tiempo. Se puede ver en la televisión en forma de “nieve” o escucharse como un sonido agudo que resulta de la combinación de diversos sonidos sordos.

El tiempo y la minuciosidad son términos implícitos en el trabajo del artista quien, por ejemplo, en un ejercicio interno meditativo escribió durante todo un día en papel sus ideas y pensamientos, para posteriormente borrarlos hasta que no quedó rastro, acaso los residuos de la goma y del grafito en el papel: un vacío, ruido blanco. Así, se fragua el misterio en torno a la imagen, al sugerir lo que pudo ser sin revelar lo que fue.

De la Mora define al dibujo como un conjunto de puntos y líneas que generan la imagen de una idea o concepto sobre papel. Experimenta con el concepto del dibujo a través de técnicas poco tradicionales: utilizando pelo humano y sintético crea diseños tridimensionales que oscilan entre el dibujo, el arte objetual y la escultura. Meticulosamente inserta pelo tras pelo y post-it tras post-it en blocs de hojas blancas; anuda miles de pelos en un acto meditativo y obsesivo; y juega con el azar lanzando pedazos de acrílico raspado o bolitas de unicel hacia una hoja de papel para configurar los trazos de una nueva obra, alterando así la línea tradicional del dibujo en dos dimensiones.

En algunos casos, las obras derivan de revistas o fotografías pornográficas; de acontecimientos psíquicos en la búsqueda de espíritus; o de su interés en trabajar con obras apócrifas. El accidente, el azar y la clasificación de procesos y objetos juegan un papel importante en el trabajo de Gabriel de la Mora. Su incesante experimentación con material y forma se ve reflejado en la muestra, de la misma manera en que la representación de la realidad se ve de inesperadamente sustituida por una multitud de puntos o líneas, y de frecuencias de sonidos que originan en su obra el ruido blanco.

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