Sara Modiano. En Memoria

La muerte de un artista siempre ocurre temprano. Las urdimbres. Quedan piezas en proceso, series no terminadas, y en casos como el de la artista plástica Sara Modiano, nacida en Barranquilla, Colombia, en 1951, queda sobre todo la sensación de que el tiempo aún le debía el reconocimiento que su obra ameritaba. Había en su arte, construido con esa honestidad que está más allá de tendencias o de las demandas del mercado, una manera única de integrar el arte óptico y la materialidad de las tramas metálica a la cambiante gestualidad expresiva del rostro y del cuerpo, asumido como forma de la identidad. La luz, la forma de la carne y la materia del metal se urdían en una obra de lenguaje inconfundible que lograba comunicar una profunda reflexión sobre el ser. Exploraba la gestualidad humana en juego con las urdimbres materiales de tal modo que podía captar los rostros del dolor o de algún intenso estado de meditación o el drama mismo de la existencia y sugerir, al tiempo, su carácter evanescente, su irrealidad. La estructura de sus obras escultóricas formadas a menudo por capas de tramas que cercaban, rodeaban o se superponían a la imagen humana sugería una tensión entre dos constelaciones de formas que acercaban vertientes estéticas opuestas: la serena, racional reflexión de las mallas geométrico, y la presencia visceral de lo expresionista.

Sara Modiano, Photography/Fotografia

Esa conjunción tensa que su arte lograba entre la forma geométrica y el volcánico universo del ser llevó su arte a museos contemporáneos en diversos lugares del mundo. En 1975 obtuvo la mención especial en el Salón de las Artes Visuales de Valparaíso, Chile, en 1975, y su obra fue presentada en revista Art in America. Participó en la V Bienal de Sidney, Australia, la XVI Bienal de Sao Paulo, Brasil, entre otras bienales, antes de mudarse a Mallorca, España en 2000. Allí se dedicó a trabajar de tiempo completo en su obra con entramados de alambre, lentes capaces de magnificar detalles y una imaginería desarrollada a partir de los autorretratos. Dese 2003 se mudó a Florida donde continuó desarrollando ideas de identidad. Buscaba crear una experiencia para el espectador que le permitiera identificarse con la imagen de ella o reafirmar su distancia. Explorando durante años la forma del cubo, el uso de las tramas de alambre y la conjunción con su propia imagen, ella “miraba internamente para encapsular un espacio íntimo y personal: ser introspectivo, aprender, cuestionar e interrogarse a sí misma con minucioso escrutinio”.

Hernán Carrara, ex director de la subasta de IKF, para la que ella donó obras en varias ocasiones dice: “Su obra maduro en los últimos años luego de una búsqueda interior muy profunda e importante, donde se librero de viejas ataduras como mujer, madre y esposa para dar lugar a un ser completamente nuevo". Arte al Día le dedicó un amplio artículo escrito por Carol Damian en 2007. Recientemente, Modiano había participado en la muestra ‘Artes’, en Santo Domingo. Su obra forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Bogotá, MamBo.