Terrible Belleza en
Dublin Contemporary
A medida que el avión se aproximaba al aeropuerto de Dublín, con los campos de un verde intenso visibles debajo, de repente tomé conciencia de por qué el nombre de “La Isla Esmeralda” ha quedado inmortalizado en la letra demasiado elaborada de la canción de Johnny Cash, Forty Shades of Green (Cuarenta tonos de verde).
En camino a Dublin Contemporary, el conductor del taxi afirma que en medio del período de profunda recesión que atraviesa Irlanda luego del crack financiero mundial, con un sistema bancario en bancarrota y el valor del euro deteriorado, la exposición es un acontecimiento que provoca mucha expectativa además de ser necesario. Su comentario refleja el buen ánimo proverbial de los irlandeses y su capacidad para enfrentar la adversidad con optimismo.
En camino a Dublin Contemporary, el conductor del taxi afirma que en medio del período de profunda recesión que atraviesa Irlanda luego del crack financiero mundial, con un sistema bancario en bancarrota y el valor del euro deteriorado, la exposición es un acontecimiento que provoca mucha expectativa además de ser necesario. Su comentario refleja el buen ánimo proverbial de los irlandeses y su capacidad para enfrentar la adversidad con optimismo.
El evento artístico se extiende a cinco sedes y se presenta a lo largo de dos meses. Su título, Terrible belleza - Arte, crisis, cambio y la Oficina de Incumplimiento, hace referencia al famoso poema deW. B.Yeats sobre el levantamiento de Irlanda contra el dominio británico en 1916. Cuenta con una abigarrada agenda de acontecimientos semanales interrelacionados, con Roadworks ofreciendo una selección de arte público y callejero. El enfoque práctico de los curadores se hace evidente en los programas educativos que cuestionan la relevancia del arte contemporáneo en relación con problemas educacionales complejos.
Dublin Contemporary es la creación de dos curadores latinoamericanos, Christian Viveros-Fauné (crítico y curador chileno que vive y trabaja en Nueva York) y Jota Castro (ex diplomático peruano devenido artista, que vive y trabaja en Europa). El montaje de este proyecto variado, ambicioso y con aspiraciones de bienal involucró a una multitud de individuos mientras un pequeño equipo de profesionales lo llevó a buen término en un lapso de ¡solamente ocho meses! Es una proeza fenomenal considerando su presupuesto de $800.000, exiguo en comparación con las cifras de siete dígitos que manejan otros mega-eventos similares. El presupuesto cubrió la presentación de 114 artistas internacionales y una remodelación muy limitada de su sede principal, el complejo EarlsfortTerrace, un enorme edificio neoclásico que fuera la sede del Colegio Universitario de Dublín. Años de abandono han dejado una atractiva pátina en su interior laberíntico, donde los corredores se encuentran flanqueados por aulas en algunas de las cuales aún pueden verse los pizarrones originales y que albergan muestras individuales o de dos artistas.
Les traerá recuerdos a los visitantes de Nueva York del MoMA PS 1 cuando recién se inauguró a fines de la década de 1970 en la abandonada Escuela Pública #1, en la ciudad de Long Island. La poderosa obra de Kendell Geers sobre cuestiones raciales y sociales en Sudáfrica puede verse junto a otras en El Anexo, las antiguas canchas de tenis remodeladas, contiguas al edificio principal. En su exterior se encuentra un enigmático y cómico comentario sobre la situación de “inconformismo” en Dublin Contemporary: una figura masculina colocada en diagonal y cabeza abajo por Mark Jenkins.
La Oficina de Incumplimiento se centra en la intención de los curadores de “hacer las cosas en forma diferente…y celebrar la intensidad de señal histórica del arte, su capacidad para re imaginar el mundo, una obra a la vez. El arte, como el humor, es un acto de significativa rebelión mental. En nuestros términos obstinados, el arte constituye inconformismo”. Entre otros artistas internacionales, Tania Bruguera y Jorge Méndez Blake, dos de los quince artistas de Latinoamérica que participan en la muestra, expondrán aquí. Immigrant Movement International (Movimiento Inmigrante Internacional), de Bruguera, es un proyecto artístico en forma de movimiento sociopolítico iniciado por artistas. ¡Indudablemente, los más “inconformistas” que puedan encontrarse! Otras obras “inconformistas” latinoamericanas presentadas en EarlsfortTerrace incluyeron las de Alejandro Almanza, Nicole Franchy y Carlos Garaicoa.
La acción inconformista del curador Jota Castro lo llevó a recorrer 500 estudios de artistas en toda Irlanda durante más de tres meses, lo que resultó en la selección de un grupo estimulantemente diverso de artistas irlandeses menos conocidos. Una sorpresa para aquellos no familiarizados con el nuevo arte irlandés, y vistos en el contexto de artistas internacionales como Willie Doherty, Brian McGuire, James Coleman, Jannis Kounellis, Alice Neel, Braco Dimitrievic, Jeanne Susplugas, Richard Mosse, e incluso el estudio de Francis Bacon, estos artistas emergentes aportaron una perspectiva equilibrada. Contigua a Earlsfort Terrace, en los jardines Iveah, se erigía la escultura específica para el sitio de Alexandre Arrechea, No One Listens, 2011. Se trataba de un árbol al que le crecían grandes orejas. Arrechea expresó: “Cuando nadie escucha, el arte continúa escuchando, observando y reflexionando sobre lo que está ocurriendo”. Antiguamente un jardín privado de la familia Guinness, el espectacular terreno y su jardín botánico arbóreo constituyen un remanso en medio del bullicioso centro de Dublín donde se puede descansar, encontrarse con amigos y escuchar.
Nuevamente en el interior de Earlsfort Terrace se encuentra el espacio de Teresa Margolles, donde detrás de una sencilla mesa, un cerrajero de Ciudad Juárez, situada en la frontera entre México y Estados Unidos, talla llaves. Margolles es conocida internacionalmente por sus exploracionesprovocativas y commovedoras sobre el tema de la muerte. Durante aproximadamente 15 años ha utilizado la morgue como laboratorio y estudio, insistiendo en que ni siquiera la muerte puede funcionar como un nivelador de la inequidad social.
En Dublín el tema de sus obras ha dejado de ser la muerte para pasar a ser la vida, con el mensaje urgente de cómo el vivir en un perpetuo estado de terror le da un nuevo significado al valor de la vida. Mientras talla llaves, Antonio habla con los visitantes sobre su difícil situación, narrando detalles sobre los narcos y los estragos y devastación asociados a ellos. Una vez terminadas, las llaves se cuelgan de una soga para ropa: objetos conmemorativos oscilantes que recuerdan a los visitantes que por un momento se involucraron en una realidad lejana a la aparente seguridad del mundo del arte.
La obra de Javier Tellez, One Flew Over the Void (Bala Perdida) es otra cara de la frontera mexicana, esta vez tragicómica. Creada en 2005, continúa teniendo impacto. Producida en colaboración con el Hospital Psiquiátrico Estatal de Mexicali, el desfile de los pacientes se desplaza al ritmo de una banda de mariachis mientras David Smith, el hombre bala, es lanzado por encima de la frontera, lo que hace del evento una alegoría de la libertad física y mental de aquellos que viven una existencia socialmente marginada.
Si bien la obra de Margolles se destaca, está en la excelente compañía de otros artistas que trabajan el tema de la guerra, el terrorismo y la vigilancia. Por ejemplo, War Games, 2006, de Alain Declercq, es una reflexión sobre la inteligencia militar y la estética particular de las imágenes que genera. O la pieza de Omar Fast Five Thousand Feet is the Best, que muestra extrañas explosiones de automóviles detonados y filmados desde una distancia de mil quinientos metros.
Terrible Beauty no presenta un panorama artístico de limpieza estética sino que enfrenta una realidad desordenada, la que está en concordancia con nuestro mundo actual. La Construcción con machetes de Patrick Hamilton, una pieza circular, de piso, compuesta por machetes cortados y doblados, da cuenta de esto. Una herramienta que se emplea en la agricultura también es un arma utilizada en las revueltas campesinas. El Mundo en Llamas, de Fernando Bryce, sigue un camino similar, aunque de una forma menos narrativa. Sus dibujos seriales sirven para sondar críticamente los medios visuales y escritos sobre tópicos relacionados con cuestiones raciales, acontecimientos históricos, nacionalismo e identidad. La presentación del eslogan de Mónica Bonvicini, Add Elegance to Your Poverty (2002) pintado con aerosol en la pared, al lado del cuerpo reluciente del magnífico calamar cerámico de 6 metros de largo que yace en un charco de tinta resbaladiza en la obra Untitled (Architeuthis) (2010), de David Zink Yi, es una alusión brutal a la Terrible belleza: uno puede caer o ponerse de pie. La nube de 5 kilómetros de alambre de púa de Wilfredo Prieto suspendida del cielorraso amenaza con caer sobre los espectadores. La obra de la artista estadounidense Nina
Berman, Marine Wedding, muestra otra cara de la guerra; la de un infante de marina desfigurado y herido de por vida por terroristas suicidas iraquíes. El contemplarla transforma al espectador en un voyeur.
La declaración del curador, “El arte, como el humor, es un acto de significativa rebelión mental”, puede verse en varias de las intervenciones artísticas, como por ejemplo en la de la notable artista irlandesa, Ciara Scanlan. Su Hungry Again es una instalación de karaoke de Lo que el viento se llevó, enfocada en la escena al final del film, cuando Scarlett O’Hara exclama:”A Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre”. La obra apunta a los efectos de la recesión global y a la voluntad de prosperar enfrentando la adversidad, lo que Dublin Contemporary ciertamente prueba. Ha posicionado a Irlanda como una sofisticada capital internacional de cultura, a la vez que capta el oscuro resplandor de un país que se encuentra en este momento particular en la encrucijada de la historia. Uno tiene la esperanza de que Earlsfort Terrace se convierta en la Kunsthalle de Dublín.