_Recordar / Disponer / Resistir. Eugenio espinoza + Andrés Michelena_ en el CCE, Miami

Recordar / Disponer / Resistir constituye un proyecto dual ( tandem project) de Eugenio Espinoza (Venezuela, 1950) y Andrés Michelena (Venezuela, 1963) que se presenta en el Centro Cultural Español de Miami (CCEM) hasta el 17 de mayo de 2013.

_Recordar / Disponer / Resistir. Eugenio espinoza + Andrés Michelena_ en el CCE, Miami

El proyecto cuenta con la supervisión del semiólogo canario Roc Laseca, doctor en Teoría del Arte y curador, así como con la colaboración de CIFO - The Cisneros Fontanals Art Foundation, que cede desinteresadamente parte de su colección para la celebración de la muestra.

A propósito de este proyecto de investigación, que incluye los trabajos in situ de Eugenio Espinoza (‘The Exhibitionist’, 2013) y de Andrés Michelena (‘Countervision’, 2013) se desarrolló igualmente un documental audiovisual –producido en colaboración con Arévalo Gallery.

El CCEM presentará el 8 de mayo a las 7 pm el encuentro “La forma y el deseo”, un “laboratorio” o seminario público y gratuito en torno a la reflexión sobre la modernidad revenida de Venezuela con los especialistas Jesús Fuenmayor (director de CIFO), Jorge L. Gutiérrez (gestor de artes visuales), José Antonio Navarrete (curador independiente), junto a los artistas Eugenio Espinoza y Andrés Michelena, bajo la coordinación de Roc Laseca.

Recordar / Disponer / Resistir es un ejercicio de correspondencia entre estos dos autores venezolanos en torno al comportamiento viral, crítico y político de la experimentación sobre la herencia de la abstracción pictórica y de dibujo. Articulado alrededor de un interés estrictamente lingüístico -que se expresa por medio del estudio pormenorizado en torno a regímenes visuales que tanto caracterizan las producciones de ambos artistas- el proyecto busca reconectar los modos por los que la experimentación del dibujo y la pintura abstractos constituyen una subversión del canon modernista a través de su radical mise-en-scène.

Historiográficamente, las prácticas artísticas de periferia parecen haberse asignado la contextualización y “anecdotización” sobre los avances en teoría del arte que se proponían desde ‘los centros hegemónicos de visualidad’ (Nelly Richard, N. García-Canclini, dixit). Con todo, existe una reivindicación de sus implicaciones socio-políticas, propias de una economía humana que no se desentiende del tejido productivo, de las prácticas relacionales, de los contextos específicos y determinantes sobre los cuales opera.

Lejos queda esa visión romántica y emancipadora que plantea una modernidad autista, donde las esferas de conocimiento apenas sí vinculan sus consecuencias socio-políticas.

Aquí, la modernidad, o más exactamente, su estudio, surge como un ámbito lúdico, orgánico y contingente que permite entender el espacio como una carrera de obstáculos con los que tropezar, enrollarse o colgarse y definir la práctica moderna como un entorno abiertamente gimnástico que devuelve al arte a su condición de artefacto.

¿No será acaso que el ejercicio de la modernidad se redujo a su voluntad por alienar los discursos de los hombres, la lengua de la tierra; y construir eficaces velos emancipadores que parecían distinguir, separar y ordenar las esferas del mundo cuando, de facto, la trama humana aparece rizomáticamente conectada, inextricable, común? ¿Acabará siendo la crisis de la modernidad tan solo un fracaso de sus regímenes de la mirada, escópicos, de los modos por los que no solo construía mitos revolucionarios sino, fundamentalmente, zonas de emancipación donde pudieran darse tales mitos? Pensar sobre ello -experimentarlo- parece implicar recordar, disponer, resistir.