Alexander Apóstol
Distrito 4, Madrid
Cuando a finales de noviembre de 1952 el Consejo Supremo Electoral venezolano suspendió los escrutinios de las elecciones de aquel año, se abrió en Venezuela un periodo autoritario que duraría seis años y que estaría encabezado por el general Marcos Pérez Jiménez. Con muchos de los ideales inspirados en las premisas nacionalistas de Simón Bolívar, el sexenio perez- jimenista vio el nacimiento del Nuevo Ideal Nacional, un índi- ce de bases doctrinarias que reflejaban el camino que debía seguir desde entonces el país y que contemplaban acciones sociales y económicas, pero también estéticas.
Es en la revisión de este último punto donde nace el último proyecto expuesto de Alexander Apóstol (Barquisimeto, Venezuela, 1968), Ensayando la postura nacional, una produc- ción en la que critica el artificialismo de la estética oficialista y recrea un pasado que parece estar presente. Previamente, para analizar a los ideales estéticos del Nuevo Ideal Nacional, hay que recurrir a varios de los aspectos que formaban la imagen que se iba a tener de la identidad nacional, entre ellos aquel que invitaba a la inmigración europea principalmente italiana, española y portuguesa a llegar al país y mezclarse con los nativos, con lo que Pérez Jiménez creía que se mejoraba así la calidad étnica del venezolano medio y mejoraba su actitud hacia el trabajo y hacia sus obligaciones ciudadanas. Como parte de las políticas estéticas y uniformes, se invitó a artistas venezolanos para perpetuar las figuras de indígenas, criollos, negros, mestizos y europeos como elementos vigorosos de la demografía venezolana. Entre esos pintores se encontraba Pedro Centeno Vallenilla, formado en la Italia de Mussolini, que plasmó en recargadas escenas con un fuerte trasfondo nacionalista el ideal estético que promovía Pérez Jiménez, convirtiéndose en el artista oficial de este periodo. Estos cuadros son los que sirven a Apóstol como punto de partida para un video y una serie de fotografías de diversos tamaños en las que modelos de diversas razas y clases populares ensayan lo que se ha denominado como “postura nacional”, en clara alusión a la pose que mejor plasmaba el Nuevo Ideal Nacional. Enmarcadas en unas localizaciones distorsionadas en sus funciones con el tiempo nos encontramos, por ejemplo, dentro de un palacio perezjimenista convertido por el gobierno actual en oficinas los personajes fracasan una y otra vez en las posturas, forzadas en lo pictórico y quizá imposibles en la realidad, que hacen que el espectador se pueda llegar a plantear frente a estas obras si cada utopía es un intento siempre inacabado de instaurar una nueva realidad.