Alfredo Jaar
Kamel Mennour, Paris
Desde hace ya muchos años, desde antes de que el arte político fuera una moda, Alfredo Jaar (1956, Santiago,Chile) investiga la naturaleza de las imágenes y el sitio que ocupa el continente africano en el mundo; la relación entre el espectador y la imagen como la posibilidad de realizar una obra de arte a partir de eventos que son ocultados o deformados por los medios de información. Viaja y elabora trabajos en los que a través de las intervenciones públicas, las instalaciones, las fotografías y videos denuncia la situación de diversos grupos humanos en situación límite por cuestiones políticas, sociales o económicas. Artista, arquitecto y realizador, Alfredo Jaar crea una obra compleja que no ha dejado de considerarse polémica. Una polémica que ha estribado no tanto en los problemas que denuncia, sino en la resolución formal de esa denuncia. Sin embargo, a pesar de ello, nos ofrece imágenes memorables, políticamente intensas.
En el impecable espacio de la galería Kamel Mennour, el artista chileno, que no expone en París desde hace veinte años, presenta un número de obras voluntariamente reducido con un recorrido no cronológico. Ofrece una multitud de interconexio- nes que incluyen una mirada al desarrollo formal y temático que ha depurado desde 1979 hasta el presente y que conforman un espacio melancólico y reflexivo. La muestra presenta dos nuevas obras: Three women, una instalación, formada por seis focos y trípodes que dirigen una iluminación sobre los rostros de tres mujeres notables, Graça Marchel (Mozambique), Ela Bhatt (India) y Aung San Suu Kyi (Birmania), con quien abriga un proyecto momentáneamente obstaculizado por la denegación de un visado birmano; y Du voyage, des gens, el único video de la exposición, que hace referencia al hostigamiento de la policía y a la expulsión de los gitanos de Francia. Muestra a una violinista gitana tocando un instrumento antiguo en la plaza del Centro Pompidou. Esta imagen, simple y sin palabras, de esta música ambulante en pleno París, se destaca a través de ese halo de luz, a semejanza de los rostros de las militantes iluminados por de los focos.
Esta exposición es también la ocasión de rever algunas de las primordiales obras de Jaar quien, obsesionado por la manera como miramos y pensamos las imágenes, adapta la forma (esculturas, instalaciones, videos, fotografías...) a un pensamiento político y filosófico que lo lleva a realizar obras ampliamente conocidas, como sus trabajos sobre los mineros brasileros, el genocidio de Ruanda, la catástrofe de Bhopal. Especialista en instalaciones eminentemente políticas, Jaar se consagra especialmente al continente africano, al que lo une una pasión personal derivada sin duda de sus múltiples viajes. Analizando la portada de los periódicos y revistas america- nos, nos demuestra que solamente hay tres temas que cautivan a los periodistas: los animales, el sida y la miseria. A través de los medios, es fácil malinterpretar a este continente como una sola entidad con innumerables problemas. Esta representación reduccionista del continente y la falta de intervención en sus problemas se encuentra en el centro de las obras de Jaar que, de manera prudente, examinan las delicadas líneas entre el valor del impacto y el valor humano, entre lo visible y lo implícito.
La perspicaz selección que habita las cuatro paredes de una de las salas presenta obras que tratan temas africanos y revelan el constante interés de este artista en abordar la representación de África en los medios y las dificultades que presenta el reporterismo gráfico. Entre ellas, la obra monumental de 1996 Searching for Africa in Life, ordenada en cinco paneles vertica- les, muestra las 2158 portadas de la revista Life desde el primer número hasta el número correspondiente a la fecha de realización de la obra. Constituida por nueve portadas de Time magazine agrupadas en un solo panel, From Time to Time (1996) muestra animales salvajes de África (leones, leopardos...).
Jaar presenta, al mismo tiempo, en el patio vidriado de la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París, su instalación The Sound of Silence (2006). A pesar de que la obra fue escrita en 1995, el artista sólo pudo crear la instalación diez años más tarde. Utilizando un lenguaje nominal, Alfredo Jaar narra brevemente la vida del fotógrafo Kevin Carter, su ingreso al reporterismo gráfico y su intempestivo suicidio tres meses después de que su fotografía le valiera el premio Pulitzer. Sound of Silence ha sido presentada en el mundo entero desde 2006. La aproximación de Jaar, con una visión verdaderamente política, está dada a partir de la conservación de un patrón general de la tragedia clásica, en donde la imagen por sí sola logra denunciar la violencia, a pesar de la ausencia de lenguajes. Su obra se ha caracterizado por develar ciertas situaciones que de otra manera permanecerían ocultas. Procediendo por acumulación de textos y de imágenes, el artista busca interpelar al espectador, pero siempre dejándole la responsabilidad de la interpretación. Un encuentro, resultado de una manifestación colectiva y silenciosa, de una especie de cima sembrada literalmente de cruces.