Amilcar de Castro

Marilia Razuk, Sao Paulo

Por Teodoro Ferrer | junio 13, 2012

Las esculturas de Amilcar de Castro son el producto del mismo procedimiento básico de cortar y plegar. Domina la técnica de transformar metales duros en lo que parecerían ser meras hojas de papel, superficies que aparentan ser plegables y que terminan siéndolo luego de esfuerzos agotadores. La fuerza de su obra reside justamente en esto, en la ilusión de blandura y facilidad de manejo que crea a partir del áspero acero.

Amilcar de Castro

La muestra individual que exhibe actualmente en la galería Marilia Razuk presenta su repertorio visual completo bajo la forma de 140 pequeñas esculturas dispuestas a lo largo de las paredes y en el centro del espacio expositivo. De Castro produjo tres ediciones de esta copiosa serie, pero las dos primeras se vendieron y se dispersaron entre numerosos coleccionistas. Este último conjunto, presentado en su totalidad, da lugar a una llamativa exposición de sus investigaciones visuales.

Muchas de las piezas en pequeña escala que se exhiben en la galería se han convertido en esculturas públicas de mayores dimensiones o servido como punto de partida para obras de gran formato que el artista crearía más tarde en el transcurso de su carrera. Al igual que el “Livro do Tempo” de Lygia Pape, la serie de obras cortadas y plegadas de De Castro muestra la coherencia que subyace al corpus de su obra, una casi obsesión con las estrategias constructivistas que cobran resonancia en sus dibujos, grabados y pinturas.

Mientras que Pape, Lygia Clark y Hélio Oiticica fueron sus contemporáneos en el movimiento del arte neoconcreto, De Castro parece haberse enfocado menos en la estética relacional y más en las composiciones cerebrales, retorciendo y transformando el vocabulario geométrico que servía de base a la producción artística brasileña de la época.

Y mientras que sus esculturas angulosas tienden a exhortar la naturaleza expresiva del metal, sus dibujos y pinturas, exhibidos también en la galería Marilia Razuk, constituyen poderosos ejemplos de su técnica, que colocaba la simplicidad de la línea en el centro de todo.