Ana María Nava
Galería 700, Maracaibo
Ana María Nava (Venezuela, Edo. Zulia, 1962) se nos presenta como una propuesta fresca en el uso del vidrio como arte. Utiliza el vidrio como basamento, pero pretende llevarlo a otras soluciones no convencionales. No se trata de recipientes utilitarios, ni figuración. Los colores se funden en un paralelepípedo transparente, con líneas y puntos coloridos formando parte de un dibujo inédito. Utilizando luz natural o artificial, las piezas generan una nueva espacialidad y se convierten en protagonistas. Las denomina monolitos -para exaltar su valores volumétricos, pero también para dejar de lado las referencias narrativas del pasado. El monolito se sostiene por sí mismo como solución plástica y atrae la mirada indiferente del espectador.
Puede también unir varias trozos irregulares –con patrones y diseño preestablecidos-, para producir un todo, que es maleable y conforma una malla dúctil y traslúcida. Esto no la hace frágil, sino suavemente alabeada y autoportante. Se comporta ahí como una tejedora artesanal para formar sus propios sopor- tes. Su formación como arquitecto la ayuda a pensar en otras bases fundacionales que le permitan hacer reflexiones más contemporá- neas, olvidando el plano bidimensional tradicional y solo usando el vidrio como sustento.