Barrio Workshop Artspace

After Neo-expressionism - Miami

Por Eduard Reboll | enero 17, 2012

Cinco artistas cubanos de la tradición neo- expresionista de Miami – Yovani Bauta, Frank Chinea Inguanzo, Carlos A. Díaz Barrios, Vicente Dopico-Lerner, Ramón Lago- se reúnen en una galería deliberadamente marginal y acogedoramente humana: Barrio Workshop Artspace.

Barrio Workshop Artspace

La exhibición fue curada por Willy Castellanos, con el apoyo de Aluna Art Foundation, organización creada con Adriana Herrera, que precisamente se lanzó con este proyecto, abriendo espacio para las voces creativas que no pueden alzarse y tienen cosas que decir sobre la ciudad. El lugar está situado fuera de los circuitos clásicos de Wynwood, Design District o Coral Gables y se identifica con la lírica en grafiti de su fachada.
La serie Los olvidados de Yovani Bauta es un homenaje directo y justificado al título de la película de Buñuel, pero en vez de la infancia es la vejez la que crece bajo un rojo intenso en las telas. La tensión de la composición surge del contraste entre los fondos casi planos de las figuras, y la tensión entre los cuerpos desnudos que evocan la pintura de Lucien Freud según Castellanos, curador de la muestra, y los rostros del Bacon más descarnado. Frank Chinea, en cambio, cuartea sus obras en sueños interiores que se mueven como sus fantasmas más próximos o sus pérdidas más significativas. Son piezas donde la luz apenas se deja entrever y, si lo hace, es como si apenas empezara a extinguirse. Lo personal y lo subjetivo se unen para crear un mundo a mi entender más munchiano cuando los personajes y el paisaje se agrupan, o chagalliano, según el curador, cuando la oscuridad se hace eco de narrativas laberínticas.
La poética no está ausente en esta muestra y la personifica Carlos A. Díaz Barrios siguiendo los dictados del mito o la inocencia del hacedor. Sus herramientas son sus dedos, hachas y espátulas que rasgan en la superficie personajes perplejos que pueden llevarnos de la carcajada cerrada al desasosiego, o a la mirada atenta. Y es que Díaz Barrios, antes que artista plástico fue poeta, y sus telas contienen su pasado como bardo. Con un trazo más lineal y volátil, y con una preocupación más enfocada en la luz que en el propio color, Vicente Dopico-Lerner nos ofrece una serie de perfiles llenos de una tristeza dulce, de pavor en ocasiones y de descanso en otras, que armonizan dentro del panorama global de la exposición. Por último, hay que situar el género de la escultura en pequeño formato de la mano de Ramón Lago, sobre todo, en su serie Las Cuatro Estaciones, que con su estilo hedonista y burlesco es capaz de transmitir, a partir de individuos de vientre prominente y sonrisa plena, toda la felicidad que ofrecen los dioses del Olimpo a los humanos.
Personalmente me sumo a la tesis curatorial del catálogo escrito por Castellanos y Herrera, quienes declaran que “en tiempos donde la narrativa en el arte parece que tiene su final, estos artistas reivindican lo subjetivo como forma vital de afirmación…e inclusive se acercan a un cierto romanticismo y a una poética de la ternura”. Palabras que en cierto modo se oponen a la renuencia de la mayoría de las galerías de la metrópoli a afrontar la elaboración de un discurso sobre los efectos de la crisis mundial. Plegadas al predominio de un arte neo-conceptual, dejan de lado las prácticas que no reciben el favor del mercado. After Neo-Expressionism apunta a una pregunta más que a un título. Y ofrece, desde allí, una visión de lo que sucede en el panorama de la creación en el sur de la Florida.