Carlos Castro

LA Galería, Bogotá

Por Camilo Chico Triana | septiembre 21, 2011

Una constante en la obra de Carlos Castro es el cuestionamiento de los referentes culturales a través del humor, usando los símbolos e íconos reconocibles de una sociedad, transformándolos y contextualizándolos en otros lugares del imaginario colectivo. Esta exhibición es una reflexión irónica del imaginario de la ciudad de Bogotá, donde vive y trabaja.

Carlos Castro

La Bogotá que nos enseña, puede interpretarse como una ciudad violenta, sumamente pobre y con un desarraigo propio de una tierra de nadie. Es así como en una clara reflexión alrededor de la violencia urbana, Castro realiza dos artefactos musicales con cuchillos incautados en las calles de la ciudad, que se encuentran atados a un eje central y están organizados de tal manera que al girar golpean unas teclas que entonan melodías del siglo I del imperio romano; interesante paralelo si se considera que estos cuchillos son las armas del anónimo batallón que domina las calles de la ciudad.

Otra de las piezas presentes es su irónica representación de la famosa escultura de Rómulo y Remo alimentados por la loba, del Musei Capitolini en Roma, en la cual en lugar de la loba pone una perra criolla disecada, este animal presente en todos las calles de la ciudad es el producto de los cruces entre todas las razas de su especie, algo muy propio de nuestra sociedad latinoamericana, producto de brutales conquistas y permanente mestizaje, símbolo de nuestra realidad cultural.

Finalizan la muestra dos instalaciones, la primera compuesta por dos cajas del acueducto de la ciudad, sin tapa, que en lugar de contener un contador de medición de consumo, contiene dos truchas, que parecieran estar siendo cultivadas allí; y la segunda un conjunto de acuarelas con representaciones de los oficios callejeros que se ven actualmente en la ciudad: una mujer estatua o un hombre que golpea las llantas con una madera, forman parte de este grupo, y están ilustrados e iluminados a la manera de Ramón Torres Méndez, uno de los primeros pintores costumbristas colombianos del siglo XIX.