Chema Madoz
Odalys Galería de Arte/Fundación Dop, Caracas
La primera impresión que se tiene al ver las imágenes de Chema Madoz (España, 1958) es de sorpresa y perplejidad. Luego la identificaremos con el dejo surrealista de la obra. Posteriormente nos detendremos a ver la calidez del grano y la pureza compositiva de los matices que van desde el blanco al negro.
Evocador del pasado y relator del absurdo. Sus impresiones no dejan indiferente al espectador, que por lo menos, sonríe. Metáforas del absurdo y de asuntos contradictorios que reflejan la aguda imaginación del fotógrafo. Sueños en los que el artista satiriza la realidad. Muchos de nosotros entendemos la fotografía como relatora de vivencias. Madoz cambia esa visión relacionando los objetos con sus usos y recrea la imaginación del niño que todos llevamos dentro.
Madoz deja atrás la fotografía testimonial para dar paso a una imagen que se permite – sin complejos − que el espectador se aproxime al fotógrafo y que nos identifiquemos –con un guiño − con la soñadora propuesta. Piezas impecablemente resueltas desde el punto de vista técnico, también embelesa la factura de las mismas. El artista viene de obtener premios en España, entre ellos el Premio Nacional de Fotografía de España y el Higasikawa, en Japón.