Cildo Meireles
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid
Es de sobra sabido que no se puede entender el arte conceptual sin recurrir a la vertebración que del mismo ejercieron los nombres más relevantes de la revisión de la modernidad llevada a cabo en el Brasil de los sesenta. Si el Reina Sofía decidió ahondar en esta línea con la retrospectiva que se llevó va a hacer dos años sobre Lygia Pape, ahora le ha tocado el turno a Cildo Meireles (Río de Janeiro, Brasil, 1948) quien, tras la retrospectiva que de sus obras del período 1967-2008 le dedicó el MACBA barcelonés en co-producción con Tate Modern, vuelve a lo grande a un museo español.
La sede para esta ocasión fue el Palacio de Velázquez, un espacio acostumbrado a ser intervenido, perfecto para la exhibición de las últimas obras del artista y la exposición, por primera vez al público, de varias de sus producciones. Durante toda su trayectoria artística, Cildo Meireles se ha encargado de plantear nuevos lenguajes para el conceptualismo con la participación activa del espectador. En el recorrido que propone el museo madrileño uno puede atisbar esa interacción en los más de un centenar de trabajos que se muestran aquí, profundizando en la sempiterna relación entre el espacio y el tiempo y la percepción sensorial.
El montaje incluye la reproducción de algunas de sus últimas propuestas más destacadas, como Abajur, presentada en la Bienal de São Paulo de 2010 y que por primera vez se exhibe en Europa, o Amerikkka, y algunas piezas hasta ahora inéditas como Pares Impares o Esfera Invisible . A través de las más evidentes experiencias sensoriales -más allá de la visual- con el empleo de piezas sonoras o aquellas que, ineludiblemente, llaman al tacto como receptor, la propuesta de Meireles se sirve de la geopolítica, el concepto de la ideología y la influencia económica como vectores críticos y de base para toda reinterpretación, enfrentándose a la idea de la Historia como hilo discursivo del colonialismo. En la fecha de publicación de esta reseña, la muestra se podrá contemplar en el Museu de Serralves, en Oporto, Portugal, que ha contribuido como coproductor.