Clemencia Labin
Diana Lowenstein, Miami
La obra de la artista venezolana Clemencia Labin (Maracaibo, 1946), radicada en Alemania desde hace más de 20 años, mantiene a pesar de la distancia y el tiempo, fuertes vínculos y referentes con su ciudad natal, tanto en lo temático como en lo formal.
Labin presentó recientemente en la Galería Diana Lowenstein la exhibición “La mantuana ” , en la que mostró una decena de piezas, entre collages, instalaciones, ensamblajes y un video documental que registra el performance que realizó para la Bienal de Venecia en la pasada edición. La artista trabaja con facilidad una míriada de materiales y medios: pinturas, ensamblajes, collages y murales e instalaciones. Además, podemos observar en los últimos años un paso formal en el que sin alejarse de la abstracción, incorpora figuras y temáticas localistas en sus piezas.
“La mantuana ” de Labin -nombre que viene derivado de las mantillas que usaban las mujeres españolas-, reúne instalaciones de maniquíes y telas que evocan un pasado colonial venezolano. Expuso algunas de sus “Pulpas” individuales, volúmenes hechos en lycras de colores intensos, usadas para la fabricación de bikinis, como si fueran pinturas carnales, opulentas y voluptuosas. Son piezas que viene desarrollando hace unos años ya, y que se conectan sobre todo con un tema más formal que histórico, vinculado al pop, tal como ha expresado la artista. En la pieza que da nombre a la muestra, un torso de maniquí cubierto con un turbante construido al modo de sus “pulpas” -armadas con telas rellenas-, se centra entre dos mantillas de tela de charol troquelado y una banquilla que funge de calzador.
Labin, que otrora se había identificado con la paleta y las emociones de su tierra natal, ahora indaga más en la historia de su ciudad, e incorpora no sólo sus preocupaciones formales anteriores, sino temáticas íntimamente vinculadas con la historia y tradición de Maracaibo y Venezuela. Mantuanos se denominaba a aquellos que, siendo hijos de españoles de la colonia, ya habían nacido en el nuevo mundo, y su identidad está imbricada con los aristócratas locales que gozaban de muchos privilegios tanto sociales como políticos, siendo justamente los que iniciaron el proceso de independencia de Venezuela de la madre patria.
Uno de los aspectos más relevantes del trabajo de Labin, es el proyecto de arte colectivo que desde hace 11 años organiza y dirige: la Velada de Santa Lucía, que consiste en una semana de intervenciones a hogares en el casco histórico del centro por un grupo de artistas y curadores − convocatoria abierta − con tal de que realicen su obra/intervención en dicho lugar. Este proyecto está circunscrito a la actividad y a la vida social de esa comunidad, en la que los vecinos abren las puertas de sus casa para recibir a centenares de artistas provenientes de todas partes del mundo, y funciona como una plataforma experimental, en donde tienen la oportunidad de producir un trabajo site-specific en colectivo con una comunidad y que plantea la necesidad del artista como ser social.