Darío Escobar

Play Offs

Por Rosina Cazali | mayo 21, 2010

La Galería Josée Bienvenu inauguró el pasado mes de mayo la exposición ́Play Offs ́, del artista Darío Escobar. Como primera muestra personal en esta galería de Nueva York, el artista presentó una serie de obras que revisan las operaciones escultóricas que han sido emblemáticas en su trayectoria a lo largo de los últimos diez años. Entre el linde del ready-made industrial y la redefinición del objeto escultórico desde su sentido monumental, es ésta una exposición donde emerge el vocabulario necesario para abordar su obra.

Turbulence II. 2008. Wood and automotive paint. 85.8 x 31.2 in. Turbulencia II. 2008. Madera y pintura automotriz. 220 x 80 cm Courtesy/cortesía: Josée Bienvenu Gallery, New York

́Play Off ́ es la primera palabra que aporta las coordenadas de la exhibición. En un sentido literal, “play off” se refiere a los encuentros deportivos que se realizan fuera de las temporadas oficiales y que, por el entusiasmo de los fanáticos, se han transformado en un verdadero fenómeno mediático y económico. Aplicado a lo que nos interesa, el título aporta un sentido irónico sobre los valores tradicionales de la escultura. Juega –nunca mejor dicho- con todos aquellos valores que le fueron fundamentales: su intento por trascender en el tiempo, su sentido de celebración heroica, su inserción en el paisaje, su singularidad ideológica y su interacción con el espectáculo. En su legado histórico, el monumento necesita del espacio escenificado para celebrar su propia existencia. Como contrapunto, la inmonumentalidad de la obra de Escobar radica en llevar a escena objetos insignificantes. Sus piezas son esculturas breves en las cuales ese sentido de gran escala sólo es un recuerdo o, por omisión, es el punto de partida para diagnosticar una época que se identifica, de mejor manera, con los valores de la inmediatez y el desecho.

Como señalaba Massimiliano Gioni, en referencia a la exposición Unmonumental, nos encontramos en una época definida por la destrucción de la idea de la escultura más que por su creación. La caída del muro de Berlín o la desaparición de otras grandes construcciones que fueron el epíteto de las ideologías de la modernidad, han marcado nuestra historia reciente y retan la vieja noción de lo indestructible fincado en el uso y manejo de materiales duros como el mármol, la piedra o el bronce. Los objetos industriales, comunes y de producción masiva son los que hoy día nos definen de mejor manera: son cultura o nos culturizan. Estos son cruciales para las sociedades de consumo, tengan alguna utilidad o no. Por ello, la obra de Darío Escobar nos acerca a toda una gama de objetos que se construyen en ese estado de valores débiles.

Los primeros objetos y esculturas breves del artista, realizados a principios de los noventa, acudían a la parafernalia de las esculturas religiosas de la época colonial, a la tradición de técnicas antiguas utilizadas en el estilo barroco, los estofados con hojas de oro y repujados de metales preciosos que aplicaba a objetos desechables y cotidianos muy presentes en la cultura urbana contemporánea. Para entonces, sus piezas eran inconfundibles, lograban apuntar como a pie de página críticas a las convenciones sociales, a las estructuras dominantes de poder así como a la vigencia de estructuras que se mantienen desde la época de la colonia en Guatemala, su país de origen. Sin embargo, las técnicas y las habilidades artesanales dejaron de cobrar protagonismo y los objetos pervivieron a través del tiempo y en una condición más minimalista. Las obras del autor se acercaban a la certeza de Lyotard, para quien la idea de «periodización histórica» había fenecido con la entrada de la posmodernidad.

Ciertamente, en las obras de Darío Escobar se registra ese cambio de relaciones, con ciertos discursos que ya no son creíbles ni bastan para asegurar, como pretendían, un compromiso político, social y cultural. La falta de valor de muchas actividades ha sido sustituida rápidamente por la habilidad de mimetizarse o transformarse en algo distinto y de acuerdo a las circunstancias. Ya Stendhal había advertido a comienzos del siglo pasado que la fuerza física había dejado de ser el ideal del hombre, y qué ésta había sido sustituida por la flexibilidad, la velocidad, o la capacidad metamórfica de las cosas. Por ello, no es de extrañar que una patineta o una raqueta de ping pong se vean divididas en varios fragmentos. Unidos entre sí con bisagras, se transforman en un acordeón para recrear las capacidades de movimiento del objeto y su disposición a lo lúdico. Por decirlo de alguna manera, recrean la noción del copy-paste, uno de los ejercicios más comunes en la escritura de textos, en la réplica de originales, en la masificación de productos análogos que dan la bienvenida a la simulación y a todas las formas de trompe-l’œil. En ese paisaje de transmutaciones, hay que subrayar que ́Play Offs ́ incluye imágenes más que objetos finales. Una serie de trompos unidos entre sí con varillas de metal, describen la trayectoria del juguete más que su condición de objeto palpable y rígido. Una serie de bates de baseball, adosados sobre una pared, niegan su utilidad original al mismo tiempo que hacen un registro imaginario de la llama de un auto de carreras. Ambas son piezas que trabajan en el inconsciente y en sus sombras. Al observar sus piezas, el espectador complementa lo que haga falta entre objeto y espacio, entre imagen y forma. De ahí también se refuerza la importancia que ha tenido para este autor la memoria de los materiales. Es decir, las capacidades propias de los recursos que utiliza para hacer sus obras, las cuales llegan a determinar su ubicación en el espacio, la manera como lo habita y, principalmente, su propia forma de exigir un retorno a su estado original. En ese sentido, es necesario apuntar una de las obras más importantes del autor, aquélla que elabora con llantas de bicicletas. Su origen se encuentra en su proyecto monumental titulado “Serpentario”. Mostrada por primera vez en el Centro Cultural de España en Guatemala y actualmente integrada a la Colección Jumex en México, esta pieza juega con las características de maleabilidad del caucho. Las llantas están cortadas y unidas entre sí. Cuelgan de un techo y su peso es equilibrado con una serie de pesos de bronce. Pero la forma original de las llantas domina la estructura y, de manera imperceptible, le obliga a volver a su estado primigenio. Hablamos de una escultura con vida propia, con medidas y formas variables.

En general, la obra de Darío Escobar inscribe maneras peculiares de relacionarnos con los objetos comunes. La alteración de lo familiar exige al espectador revisar lo que tiene a su alrededor para aplicarle nuevos usos y sentidos. Una de las piezas más importantes de la exposición es la titulada Obelisco II. Como su nombre lo indica, éste es un obelisco pero formado con tacos de billar. Si un obelisco es un monumento pétreo, con cuatro caras trapezoidales iguales, esta pieza lo replica pero con objetos lúdicos que denotan la banalización de esos antiguos valores sobre los cuales se fundaron las grandes civilizaciones. El proyecto cobra aún más fuerza e ironías al saber que fue realizado durante una residencia del artista en Queens, NY, donde se han asentado muchos emigrantes centroamericanos.

Coincidiendo en un año lleno de gestas deportivas, las Olimpiadas en Beijing y otros parámetros del espectáculo, ́Play Offs ́ podría explicarse como un homenaje a los objetos relacionados con los deportes. Pero, como actividad en la que se siguen un conjunto de reglas aunque llevada a cabo con afán competitivo, de entretenimiento y retos constantes, la exposición de Darío Escobar es más bien una serie de objetos que se rebelan contra su uso tradicional. Su tiempo narrativo es, más bien, el de las paradojas.

Perfil:

Nace en Guatemala, en 1971. Divide su tiempo entre Guatemala y Nueva York, donde vive y trabaja. Ha realizado varias exposiciones colectivas e individuales; entre éstas últimas se cuentan Playoffs, Josée Bienvenu Gallery, Nueva York (2008); La Línea Interrumpida, Galería KBK, Ciudad de México/ Centro Cultural Metropolitano (CCM), Guatemala Ciudad, Guatemala (2007); Darío Escobar/ Project room, Rotunda Gallery, Brooklyn, Nueva York (2006); Objetos en Tránsito, Sala Gasco, Santiago de Chile, Chile (2006);Espaciosprovisionales, MuseodeArteyDiseño Contemporáneo (MADC),San José, Costa Rica (2003);
Visual Entertainments, Museo de Arte Moderno, Mérida, México (2003). Su obras forman parte de importantes colecciones, entre ellas la colección DAROS/Latinamerica, Zurich; La Colección Jumex, Mexico DF; Colección Cisneros Fontanals Art Foundation (CIFO), Miami; y las colecciones de The Museum of Contemporary Art (MoCA), Los Angeles; The Blanton Museum, Texas; el Miami Art Central (MAC-MAM), Miami; Nasher Museum of Art en la Universidad Duke, Carolina del Norte; y el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), Costa Rica, además de la Galería Gang, Holanda.