Doris Salcedo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Cada nueva intervención que realiza Doris Salcedo (Bogotá, Colombia, 1958) reafirma el compromiso con la narrativa basada en la investigación de carácter histórico, habitualmente revestida de cierto revisionismo, que la artista ejerce desde hace años, sobre todo aquella enfocada en todo lo que rodea a la violencia política y lo que ella genera. Este es también el caso de Palimpsesto, la propuesta de carácter monumental que ha desarrollado en el Palacio de Cristal de Madrid y con el que rinde homenaje a las víctimas de una de las caras más dramáticas de la inmigración, la de aquellos que dejaron su vida arriesgándola a ciegas en el mar Mediterráneo.
Como casi todaactuación de la colombiana, la concepción de esta acción se inicia con una laboriosa investigación. Para la ocasión, Doris Salcedo realizó una serie de entrevistas a madres cuyos hijos y familiares perecieron en esas vulnerables travesías. Esto sirve de punto de partida para recopilar esas experiencias ajenas que le servirán para comenzar el proceso creativo con el que reconstruir la memoria y homenajear a aquellos que están fuera de la historia, de los que no tienen nombres porque han sido apartados por la agresión institucional e instituida.
Así, Palimpsesto se concibe como un memorialejecutado desde la reinterpretación de lo escultórico y sobre la horizontalidad del edificio. Gracias a una labor técnica tremendamente compleja, los nombres de esos individuos, hasta entonces anónimos, van emanando del suelo con sus grafías completas formadas por agua, como lágrimas de la tierra, completando una sucesión de frágiles lápidas que culmina con un resultado sutil, orientado a mostrar esa violencia sin violencia de la que Doris Salcedo habla. Solo entonces parece reconocerse la muerte anónima de aquellos cuya existencia ha pasado desapercibida, otorgando y restaurando esa honra, decencia y dignidad que los poderes a través del control social y la hostilidadles ha negado.