Eduardo Stupía

Entre la imagen y la palabra

Por Victoria Verlichak | mayo 11, 2012

Eduardo Stupía está en la escena pública desde su primera individual en 1972, realizada en la legendaria galería Lirolay. El escritor Ricardo Piglia (Argentina, 1941) -cuya última novela Blanco nocturno (Anagrama, 2010) obtuvo los premios Dashiell Hammett, Premio Nacional de la Crítica (española), el Rómulo Gallegos y Casa de las Américas- lleva un diario privado desde hace más de 50 años. Juntos exhibieron muestra y libro, Ricardo Piglia-Eduardo Stupía. Fragmentos de un diario, en Galería Jorge Mara, editor del bello volumen con colaboración de Rabobank y Círculo de Bellas Artes de Madrid, a donde se presentará en breve.

Eduardo Stupía

En la intersección de las pasiones artísticas de los autores, volumen y muestra comparten la vitalidad de la poesía y la enriquecedora incomodidad del pensamiento crítico. Las imágenes de Stupía no ilustran el contenido del diario ni tampoco ofrecen linealidad alguna, sino que enlazan el vínculo entre dos espíritus afines. Son símbolos gráficos y manchas, silencios pero también sonidos trabajados con las dos vertientes de su obra: dibujo y collage. “No soy ilustrador. Los signos pictóricos y dibujísticos y la palabra escrita son como campos magnéticos que se atraen y se repelen con la misma intensidad, que en todo caso conviven aunque siempre en tensión y en pugna, y siempre se vuelven sobre sí mismos, astringentes y reconcentrados”, dice el artista.
Como restos de sueños
Mientras, junto a Jorge Mara, alista las obras que presenta en la feria de ArteBA en Buenos Aires, Stupía está terminando de seleccionar las que irán a la 30° Bienal Internacional de Arte de San Pablo (septiembre-diciembre, 2012), adonde fue invitado por el curador general Luis Pérez-Oramas, quien lo incluyó en la colectiva New Perspectives in Latin American Art, 1930-2006: Selections from a Decade of Acquisitions (2007), en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, MoMA. Desde su propuesta conceptual, La inminencia de las poéticas, la Bienal paulista se propone trabajar con el concepto de proximidad, con la idea de constelaciones de obras y artistas.
Lejos de lo grandilocuente, el proceso creativo de Stupía se desarrolla a partir de la escritura y reescritura de dibujos, con tinta negra sobre papeles blancos -“el blanco y negro es un elemento poético básico de este medio expresivo”- y, desde hace unos años técnicas mixtas sobre telas, sumando pinturas blancas y negras y algún toque de color. Notable dibujante, Stupía también utilizó textos en sus comienzos cuando trazaba comics de carácter pesadillesco, quizá entonces reflejando la turbulencia del contexto o una rebelión cuasi adolescente. Luego, comprimió hasta la miniatura paisajes y protagonistas, poblando sus papeles con microrelatos que, con el tiempo, se volvieron caóticos e imprecisos. En las obras de esa etapa, de cerca es posible discernir las figuras y escenas representadas, pero de lejos las imágenes aparecen como paisajes alucinados. De pronto, el misterio se adueñó de sus espesas caligrafías (con rasgos orientales), extrañas grafías y líneas, borrones y acumulaciones de manchas y veladuras, con vacíos inesperados, fragmentos y quiebres por doquier. Cada vez más, estas imágenes aparecen como restos de sueños, huellas sin destino final pero de innegable vivacidad. El contraste entre las luminosidades y las sombras crean equilibrios antes que tristeza y pesadumbre.
Es en la intimidad de ese mismo taller, desbordado de papeles - desde hace mucho acumula libros, manuales y enciclopedias; diarios, revistas y cuadernos; fotonovelas, folletos de cine y papeles de música- donde Stupía dio a luz a los potentes collages que comenzó a mostrar en 2011, sorprendiendo a muchos. El artista recolector derivó en artista ensamblador y director musical de una orquesta (de hecho, en su juventud el artista formó bandas y tocó música en público) integrada por papeles de distinto calibre y origen, a modo de instrumentos. Así, ahora Stupía compone collages con disímiles pedazos y texturas, formas y colores, que corta y pega, que buscan su ubicación en los ritmos de la improvisación y la armonía cruzando viejos papeles y nuevos trazos de tinta y pintura.
Otro collage
El texto del pequeño catálogo de la primera muestra que hizo a los 20 años fue un poema surrealista de una compañera de Bellas Artes, escuela a la que entró porque llegó tarde a inscribirse en la carrera de Letras. “Recuerdo que la directora de la galería se enojó y me dijo que Ana −de la que estaba totalmente enamorado − era una tonta y yo un irresponsable y que la gente no iba a entender nada”, dijo el artista en conversación con Arte al Día, subrayando el eterno conflicto que subsiste entre imagen y palabra.
Su amor por las letras y la letra impresa viene de lejos. Fue librero y es diseñador de portadas de libros. Y, tomando la posta del artista Juan Pablo Renzi (Argentina, 1940-1992), diseña la revista literaria Diario de Poesía, concebida por, entre otros, el poeta Daniel Samoilovich que publicó sus textos en La balada de Timoteo, junto a collages y dibujos del artista. “Últimamente hicimos con Guillermo Saavedra un libro de poesías titulado kñlnkj [en porteño, se dice que alguien está “del tomate” al señalar algún grado de locura], una serie de haikus excéntricos sobre el tomate escritos por él y acompañados por viñetas mías”.
Con una trayectoria de cuarenta años, Stupía es actualmente un artista que participa de manera creciente en la escena del arte local e internacional, aún más a partir de la relación “completamente decisiva con Jorge Mara, gracias a sus singulares características como galerista, por su sensibilidad y talento no sólo para detectar en la obra el mejor perfil, y a partir de ahí cobijarla, (…) sino para conducirme incluso en la misma intimidad del taller”.
Stupía se multiplica, es requerido incluso como conferencista, como curador (que no es ni quiere serlo) por jóvenes que confían en su mirada. Es evidente la presencia del artista en muestras y como autor de textos, como jurado de salones y concursos, como uno de los organizadores del ciclo de muestras La línea piensa, junto a Luis F. Noé (Yuyo, para los amigos) quien vio sus primeros trabajos en la trastienda de galería Ruth Benzacar en los años setenta y a quien reconoce por su enorme generosidad y como padre artístico, “en lo conceptual y hasta diría filosófico. La idea de Yuyo de que la línea piensa − rescate del dibujo como lenguaje autónomo más allá de sus usos representativos − es no sólo el origen del ciclo con ese título, que llevamos adelante con él desde el 2006, sino un concepto que en mi caso generó un giro radical en mi manera de entender no sólo el dibujo sino el modo en que se manifiesta, construye y se transforma el lenguaje”.
Pablo Ortiz, importante compositor argentino de música contemporánea que hace tiempo vive, enseña y compone en los Estados Unidos, lo invitó a formar parte del equipo que presentará Gallos y huesos. Es una suerte de oratorio para coreutas, arpista y percusión, basado en un texto del escritor Sergio Chejfec que se presentará en agosto en el Centro de Experimentación del Teatro Colón. Stupía hará la puesta visual, no la escenografía. “Serán pantallas con proyecciones de imágenes fijas y en movimiento, sin sonido y con una secuencialidad de algún modo en sintonía con la música. Otro collage, si se quiere”, concluye.
Biografía
Eduardo Stupía nació en 1951, Argentina; donde vive y trabaja. Estudió en Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano de Buenos Aires; expone local e internacionalmente desde 1972 y desde 1984 ejerce la docencia. Entre otras individuales, exhibió Recortes de inventario (2011), Obras 1976-2006 (2006) y Tinta sobre papel (1999), Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires; Obra reciente (2010), Instituto Valenciano de Arte Moderno, IVAM, Valencia; Collages (2010), Centro Cultural Parque España, Rosario; Reflejos (2010), Obra reciente (2008) y Stupía (2004), Galería Jorge Mara-La Ruche, Buenos Aires; Stupía. Obra reciente (2009), Dan Galeria, San Pablo. Entre las colectivas, ¡Me arruinaste el dibujo1 Dibujo a cuatro manos (2011), con Luis F. Noé, Centro Cultural Borges, Buenos Aires; Contemporary Argentine Masterworks (2010), International Gallery, Smithsonian Institution, Washington D.C.; Realität und Utopie. Argentina's Künstlerische Laufbahnvon der Gegenwart (2010), Akademie der Kunste, Berlín; Traversées du paysage (2004), Galería de Arte Contemporáneo del Hotel de Ville, Besançon; Arte argentino contemporáneo (2004) Instituto Ítalo-Argentino de Cultura, Roma; Escenas de los 80 (2003), Fundación Proa, Buenos Aires. Integra las colecciones de los principales museos de la Argentina, de IVAM, MoMA. Entre otras distinciones recibió el Gran Premio Salón Nacional de Artes Plásticas (2007, Argentina) en Dibujo.