Emilia Azcárate

Distrito 4, Madrid

Por Álvaro de Benito Fernández | enero 17, 2012

La producción más reciente de Emilia Azcárate (Caracas, Venezuela, 1964) nos ofrece una nueva visión del paso de la bidimensionalidad del lienzo al objeto tridimensional, más allá de los estudios de profundidad que se puedan realizar sobre el plano y otorgando a éste una nueva forma de vida.

Emilia Azcárate

Explorando y analizando las posibilidades de los espacios topológicos, la artista traza cortes con un bisturí sobre el lienzo – en contadas ocasiones, plástico − dando lugar a la ruptura entre la forma y el fondo, anulando los dos conceptos para crear de ellos un elemento tridimensional, escultórico, que bebe de ambos y que se muestra al espectador con sinuosas formas que dejan entrever el esqueleto de madera del soporte, así como el anverso y el reverso de la tela.
La actitud ante el espacio de trabajo varía en cuanto al instrumento con el que se transmite la impresión: el pincel ahora tiene filo, es punzante, siluetea el contorno hasta convertirlo en un haz de jirones. Verticales u horizontales, desplegados de su propio germen, las incisiones rompen un plano para crear una forma. Trazadas sobre las páginas de libros, desde dentro hacia fuera, el volumen se convierte en un elemento singular, así como el trascender de lo pictórico presente en las esculturas de distintos formatos que parecen poseer algo orgánico que les ha conferido un nuevo rol.