Ernesto Oroza
Viscaya Museum and Garden, Miami
Como parte del programa Contemporary Art Project (CAP), el Museo de Vizcaya, presenta “Archetype Vizcaya”, del artista cubano-americano Ernesto Oroza.
La propuesta de Ernesto Oroza es conocida por sus incisivos comentarios acerca de la cultura urbana contemporánea. Con una profunda raigambre conceptual y una sólida formación en diseño, Oroza se apropia de un espacio o un aspecto del entor- no urbano para a través de un proceso deconstructivo, devolvernos el objeto de intervención enteramente transfigurado. En el caso específico de “Archetype Vizcaya”, el artista explora el corrimiento de significados a partir de la de-contextualización y redirección de la mirada. A tal efecto, Oroza creó un “espacio provisional” delimitado por láminas de plexiglás que actúan como estructura “paralela” a la arquitectura del museo. La selección del plexiglás como elemento central responde a dos motivos esenciales. El primero, asociado a una razón de carácter histórico: cuando la villa devino museo en 1953, las láminas de plexiglás funcionaban como frontera limítrofe que delimitaba el espacio y los objetos exhibidos de los visitantes.
El segundo motivo, asociado al carácter sintético del material, impone un contrapunto esencial con el resto de la edificación que destaca por su vocación escapista. Construida a principios del siglo XX -en el mismo momento en que se elevaban los rascacielos de Nueva York y Chicago, la portentosa villa sobresale por el afán evasivo que la caracteriza al apropiarse de la arquitectura renacentista italiana del siglo XVI, en una época en que la arquitectura y el diseño se inclinan hacia el avance tecnológico y la incorporación de materiales ultramodernos.
Al empleo del plexiglás, Oroza contrapone el empleo del mármol, en tanto elemento invasivo y contaminante. Como bien advierte el artista, el mármol es “el resultado de un proceso de contaminación de una roca caliza por un fluido de magma”. A partir de
este concepto, Oroza se dedica a una compilación de todos los procesos invasivos de que ha sido objeto la villa durante sus cien años de existencia. Destacando, dentro de este proceso, el inventario de las plantas “invasivas” que pueblan la villa y que, provenientes de los más remotos confines, acentúan la noción de fuga que distingue al recinto. De esta pormenorizada clasificación, Oroza utiliza el elemento formal. Las hojas, reducidas a siluetas, inundan las cristalinas superficies de plexiglás, actuando a un tiempo como elemento decorativo e interferencia en el proceso perceptivo. “Archtype Vizcaya” se hace acompañar de un mapa en el que Oroza devela detalles históricos de interés, articulando la doble función del edificio. Pues si bien el complejo es concebido por encargo como mansión veraniega de James Deering, Paul Chalfin, su diseñador, utilizó el mismo inteligentemente como promoción propia, convirtiendo la mansión en su portafolio personal.
Para sustantivar este uso “parásito” de la edificación, Oroza llama la atención sobre el extendido uso del lugar como mero decorado y quimera para la celebración de las populares fiestas de quinceañeras, reduciendo el complejo -lo mismo que Chalfina pleno decorado con fines personales. Para enfatizar tal efecto, el mapa-catálogo creado por Oroza, cumple doble función. De un lado, la función primordial de guiar al visitante en este inusual recorrido del Museo Vizcaya; de otro, el mero carácter decorativo. Los símbolos utilizados en el reverso indicativos del lenguaje empleado- se convierten en mero patrón ornamental, de modo que el catálogo desplegado sobre la pared, puede ser utilizado como mero empapelado decorativo.