Gustavo Díaz
The Mission Chicago
En su primera exposición individual en Estados Unidos, “Justificación a priori”, presentada en The Mission Projects en Chicago, el artista argentino Gustavo Díaz (n. 1969) logró un exitoso entrecruzamiento entre su visión esotérica sobre la ciencia, la filosofía y la historia del arte y sus esculturas de acrílico transparente, sus relieves modulares futuristas y sus vibrantes dibujos ópticos, deslumbrantes a la vista.
En un primer momento, la muestra daba la impresión de ser impenetrable debido a las superficies asépticas y relucientes del material plástico. Pero un examen más detallado revelaba la existencia de una compleja belleza atrapada dentro del cristal acrílico ordinario. Consecuencia de que Díaz crea magníficas ilusiones ópticas utilizando superficies cortadas a láser con precisión y un trabajo manual con una gran minuciosidad en el detalle.
Tomemos, por ejemplo, Mientras Malevich concibe su cuadrado blanco sobre fondo blanco, es atravesado por la flecha del tiempo y en el fondo se escuchan sonidos 4´ 33”, que consistía en una gran caja vertical sobresaliendo de la pared y conteniendo un gran número de placas grabadas. A los diseños geométricos en esas placas se superponían innumerables capas de cuadrados, líneas y rectángulos en aglomeraciones de variadas densidades, dando al espectador una falsa sensación de expansión y energía cinética.
Pero lo asombroso en términos visuales también puede ser perjudicial. Aunque la intención del artista era rendir homenaje a la obra sonora fundamental de John Cage (1912–1992) sobre el silencio ( 4 ´ 33”), y a las composiciones abstractas del suprematista ruso Kazimir Malevich (1879-1935), el elaborado espectáculo visual presente en su bravata artesanal ahuyentó mi curiosidad por efectuar cualquier tipo de conexión intelectual entre los extensos títulos y las obras. Títulos larguísimos como Estrato de estabilidad vulnerado por un bucle extraño con cuadraditos Gödel o La suma teológica de las partes no es igual al todo (orden + desorden >< =1), no contribuyen mucho a la experiencia estética, puesto que es imposible verificar la verdad científica que sustenta hipótesis tan descabelladas. Lo que probablemente explica por qué mi obra favorita en la muestra llevaba un título breve: Recta modificada por condiciones climáticas. Consistía en pequeños grupos de espejos redondos y acrílico grabado que formaban un gran relieve mural orgánico y estructurado en capas, semejante a una vista microscópica de un enlace de hidrógeno intermolecular, responsable en parte del elevado punto de ebullición del agua. Tranquilizadora aunque poderosa, la obra sirve para mostrar cómo las reacciones en cadena transformadoras que ocurren en la naturaleza, generalmente invisibles a simple vista, pueden ser dominadas por las manos del artista.