Héctor Maldonado

Museo de las Américas, Puerto Rico

Por Jesús Rosado | noviembre 24, 2011

La trayectoria en ascenso de Héctor Maldonado (Puerto Rico, 1972) ha logrado su primer gran espaldarazo institucional con la actual exhibición en el Museo de las Américas de un compendio abarcador de su cosecha bajo el título sugerente de Welcome Home. Puede afirmarse que con el proyecto, el joven prospecto disfruta de un temprano intento retrospectivo y los que hemos estado cercanos a su trabajo sabemos que hay no pocos motivos para ello. Se hacía importante divulgar en Puerto Rico una obra gestada en Miami que ha ido cobrando solidez y ubica a Maldonado como unos de los principales artistas puertorriqueños de su generación. Sobre todo porque la estancia en suelo norteamericano y específicamente en una plaza marcada por la multiculturalidad, nutre la ya reconocida pluralidad de recursos de un artista fiel a su procedencia, pero que no elude las negociaciones de identidad tan inherentes a los desplazamientos contemporáneos.

Héctor Maldonado

En Welcome Home, se agrupa la diversidad formal ensayada por Maldonado desde sus proyectos Blood and Toys I y II hasta sus trabajos de última hora. El plan curatorial ha incluido exponentes de las series más significativas de distintas etapas: se exhibe la saga de My Family, quizás la que más identifica al artista ante la crítica por el singular tratamiento de la memorabilia fotográfica que mediante la manipulación psicológica del retrato conjuga evocación y sociología del medio familiar. También se muestra desde una selección de piezas de la serie Listen, dedicada a los recuerdos de la infancia, hasta esa atractiva juguetería duchampiana capaz de fusionar edades idílicamente que el autor ha bautizado como Void Toys.

Al proyecto se le incorporó lo más novedoso salido de su taller este año. Piezas, por ejemplo, como Carmen, Turning the inner corner y Tensioned under the torn, tres lienzos de considerable dimensión donde se mezclan el retrato de gran formato, el cristal quebrado, el musgo natural y fragmentos encontrados de muebles de madera. Otra nueva obra es To mother, un tríptico que continúa la línea simbiótica entre la figuración narrativa y el close-up pop tan frecuentado por el artista. Y una nueva familia de inspiraciones, entre las que cito Leave it open until all of it dries (2011), revelan un camino inédito en el cual el retrato ha desaparecido y la atención viaja a la línea arquitectónica interior para recrear los ángulos espaciales de la nostalgia hogareña, a través del uso de tenues demarcaciones geométricas en alto relieve que cubre después con una paleta austera. El resultado semeja un enorme negativo fotográfico en el cual registra con precisión proustiana las evocaciones espaciales del ámbito familiar. Una exploración con la que Maldonado parece apuntar hacia el futuro.

Las amplias galerías del Museo de las Américas se han prestado perfectamente para sus trabajos a gran escala. Al espectador se le facilita apreciar con justeza los recorridos a la pertenencia afectiva del artista e identificarse con estos. Un público no ajeno a esa “mítica familiar” que, como bien dice Nereida García Ferraz en el texto del catálogo, es un patrimonio compartido en la cultura puertorriqueña. Razón suficiente para que la poética de Maldonado se sienta en casa y el concurrente la aproveche para unirse a los itinerarios de la memoria.