Henrique Oliveira
Millan Sao Paulo
Henrique Oliveira es conocido por sus instalaciones que transforman el espacio que las rodea. Son formaciones de madera que parecen inspirar y espirar, bultos orgánicos que desafían la naturaleza linear de la arquitectura y reinventan construcciones. Paredes, pisos y techos sucumben a esta nueva lógica, una presencia material imposible de ignorar.
Habiendo creado un homenaje a la obra de Gustave Courbet, L’Origine du Monde, con la gigantesca pieza que presentó en la Bienal de Sao Paulo dos años atrás, una formación cavernosa que semejaba la vagina tan gráficamente representada por el realista francés, la pieza más reciente de Oliveira subvierte el espacio de la galería Millan,en Sao Paulo.
Por primera vez, deja de utilizar paneles deshechados y descartes de madera para construir la clase de obra que se convierte en un parásito de la arquitectura. Aquí Oliveira utiliza las propias paredes blancas y el propio piso de cemento de la galería para crear la impresión de una realidad líquida, como si el edificio se derritiera ante los ojos del espectador.
Al ingresar, surge una protuberancia de bajo los pies del visitante, las paredes se le vienen encima, sinuosas y pesadas, manteniendo sin embargo la apariencia y la sensación plástica de la galería. No hay nada dentro del espacio excepto el espacio mismo transformado, recreado, remodelado y retorcido hasta convertirlo en una masa de formas que retienen su aparente significado mientras que al mismo tiempo parecen responder a un nuevo ritmo.
Oliveira se propone hacer justamente eso: ser, en este caso, un parásito del mercado. No ofrece objetos a ser adquiridos, ni obras visibles que se puedan contemplar, excepto el espacio rehecho. Con esto parece cuestionar la naturaleza misma del negocio que se desarrolla en estos ambientes. La suya es una ingeniosa y muy literal vuelta de tuerca referida a la galería de arte y su prístino cubo blanco, convertido aquí en nada, arrasado por una fluidez absoluta.